La reforma de Sánchez coge a los bancos con 16.000 millones aparcados en viviendas
Las entidades y Sareb estudiarán acelerar la venta de sus adjudicados en caso de que la nueva ley les impacte. Varios bancos mantienen también alianzas con fondos oportunistas
Los bancos españoles temen tanto como los fondos internacionales la reforma inmobiliaria que está preparando el Gobierno socialista. Al igual que los inversores oportunistas, las entidades tienen apostados miles de millones en el sector residencial, que podría verse impactado en gran medida cuando entren en vigor los cambios que prepara el Ejecutivo, a los que ha accedido a cambio del visto bueno de Unidas Podemos a los Presupuestos.
Los banqueros prefieren esperar a que se conozca la letra pequeña de la reforma para valorar su impacto. Aun así, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, hizo este miércoles una primera aproximación al asunto señalando que "mantener esa seguridad jurídica, la confianza del inversor en los mercados, es fundamental, crítica para el largo plazo, porque les vamos a necesitar, aunque solo sea por egoísmo".
La entidad catalana es la más expuesta al negocio residencial en España, con 4.641 millones en viviendas en su balance, entre pisos procedentes de promociones, en construcción y procedentes de hipotecas morosas. Gortázar afirmó que "es pronto para valorar" la reforma y reconoció que tendrá un impacto en CaixaBank, en la medida en que cuenta con 24.000 viviendas, de las que 16.000 tienen "un alquiler muy bajo".
Esto es solo la punta del iceberg en el sector financiero, cuya exposición actual a la vivienda —sin contar suelos— es de al menos 16.200 millones. Estas cifras incluyen la exposición a viviendas ya construidas o cerca de estarlo de las principales entidades a junio de 2021, de 10.520 millones (ver gráfico), y la de Sareb, que solo en pisos adjudicados alcanza los 5.700 millones.
A la espera del texto de la nueva ley, las entidades y los grandes fondos se exponen a un impacto por partida doble. Por un lado, con el control del alquiler, pudiendo ser obligados a rebajar las rentas durante tres años en zonas tensionadas. Y por el otro, con el recargo del 150% en el IBI (impuesto de bienes inmuebles).
Fuentes del sector señalan que "la manera de dinamizar el mercado y bajar los precios es ampliarlo, no intervenirlo", y añaden que "es muy importante crear un marco jurídico estable que incentive la inversión y la toma de decisiones".
Efectos indirectos
Más allá de la exposición actual, los bancos también podrían verse afectados a través de sus créditos inmobiliarios e hipotecas, susceptibles de convertirse en adjudicados, y los suelos que tienen en balance por valor de unos 5.300 millones —incluido Sareb—. Así, cualquier signo de desconfianza por parte de los inversores podría ralentizar el ritmo de promoción.
Otro de los efectos indirectos podría llegar al sector a través de las alianzas que tienen con los grandes fondos internacionales a los que parece dirigirse la reforma, como Blackstone, Cerberus y Lone Star. El mayor conglomerado es el que lidera Blackstone a través de Aliseda, sociedad en la que Santander tiene un 49%. En el caso de CaixaBank, a su ladrillo en balance le suma un 20% en Coral Homes y Servihabitat, que vendió a Lone Star. Más suerte tienen BBVA y Sabadell, que en los próximos meses ejecutarán opciones de venta para sus participaciones en sus alianzas con Cerberus, como adelantó este medio.
Los bancos españoles temen tanto como los fondos internacionales la reforma inmobiliaria que está preparando el Gobierno socialista. Al igual que los inversores oportunistas, las entidades tienen apostados miles de millones en el sector residencial, que podría verse impactado en gran medida cuando entren en vigor los cambios que prepara el Ejecutivo, a los que ha accedido a cambio del visto bueno de Unidas Podemos a los Presupuestos.