Urkullu embarra la venta de ITP Aero tras la baja de su 'apadrinado' Sener
Tras más de dos meses en silencio, el lehendakari se pronunció ayer sobre la venta de la compañía mostrando su "desacuerdo y preocupación" ante la deriva de la operación
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Hace dos días, cuando el Gobierno vasco se dio cuenta de que la ingeniería Sener estaba fuera del consorcio finalista liderado por Bain Capital, comenzaron a aflorar comentarios críticos a la venta de ITP Aero, tanto por el control absoluto que atribuye al fondo estadounidense como por la supuesta debilidad de su bloque español, al margen de los 1.600 millones a pagar.
Tras más de dos meses en silencio, el Lehendakari Iñigo Urkullu se pronunció ayer en público sobre la venta de ITP Aero. Lo hizo a través de Twitter para mostrar su “desacuerdo, preocupación y nueva apelación ante la deriva de la operación de la venta de ITP”, junto a una foto antigua con directivos y empleados del fabricante de turbopropulsores en una planta en el País Vasco.
🔴 ✍️ 𝑫𝒆𝒔𝒂𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐, 𝒑𝒓𝒆𝒐𝒄𝒖𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏, 𝒅𝒊𝒔𝒑𝒐𝒔𝒊𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒂 𝒂𝒑𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒍𝒂 𝒅𝒆𝒓𝒊𝒗𝒂 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒐𝒑𝒆𝒓𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒅𝒆 𝑰𝑻𝑷.
— Iñigo Urkullu (@iurkullu) September 25, 2021
➡️ https://t.co/dRg0lsW1fu pic.twitter.com/S9LMPyAg8Z
Al final, la operación llega al 27 de septiembre tras dos meses de prórroga concedidos en exclusividad a Bain, básicamente para entenderse con Sener, dado que era el socio industrial sugerido por Ajuria Enea para formar parte de la nueva ITP Aero tras la venta de Rolls Royce. Sin embargo, a las puertas del día D, la familia Sendagorta ha trastocado el plan del presidente Urkullu.
Después de un agosto casi inoperativo, Bain repescó a la también vasca SAPA para reconfigurar su bloque español una vez que Sener renunciaba al ‘deal’, aunque en todo momento ha existido la duda sobre si sus exigencias (sobrerepresentación política, derecho de veto, preferencia para desinvertir) han sido en realidad una coartada para justificar su desvinculación de la operación.
Todo este ruido hizo que el pasado miércoles, el Ministerio de Industria llamara a capítulo a todas las partes, incluso al consorcio en la reserva (Cinven-Aciturri), para cerciorarse del estado de la venta y evitar sustos de última hora. Aun así, Urkullu ha querido llamar la atención con la palanca sensible (y populista) del empleo, enturbiando el desenlace de la operación.
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Este movimiento de última hora responde a la evolución del proceso, ya que no se recuerdan manifestaciones del Lehendakari cuando ITP Aero realizó diferentes ERE con motivo de la pandemia. Aun así, la decisión final pende solo del tejado de la cartera de Reyes Maroto, por más que Urkullu haya hecho público su malestar tras la salida de Sener de la operación.
En estas últimas 48 horas, a raíz de ese nuevo escenario y antes del tuit del Lehendakari, desde Vitoria se trasladó al consorcio de Bain el deseo de contar con un consejero con derecho a veto y participación directa en el capital. Y aunque esos no son unos requisitos del proceso, hasta el mismísimo lunes puede haber cambios de última hora para encajar todas las sensibilidades.
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De momento, los españoles que acompañan a Bain, tras la baja también de Sidenor, son el fondo JB Capital y el fabricante vasco de armas SAPA, con participaciones en torno al 5% cada uno, aunque con opción de aumentar en breve con otros inversores nacionales. Además, cabe la posibilidad de que Indra se incorpore a este bloque, que controlaría hasta un 30% del capital.
Sin embargo, está por ver si Industria considera la exclusividad relativa solo a Bain y Sener, de manera que el fondo Cinven y sus socios españoles Aciturri y Fundación Arraigo reaparezcan, dado que su oferta sigue vigente (y con flexibilidad para acomodar a Indra o equivalente) y fue la favorita de Rolls antes de que el gobierno vasco reclamara la participación de los Sendagorta.
Hace dos días, cuando el Gobierno vasco se dio cuenta de que la ingeniería Sener estaba fuera del consorcio finalista liderado por Bain Capital, comenzaron a aflorar comentarios críticos a la venta de ITP Aero, tanto por el control absoluto que atribuye al fondo estadounidense como por la supuesta debilidad de su bloque español, al margen de los 1.600 millones a pagar.