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El crédito al consumo pincha en pleno repunte de la morosidad
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El crédito al consumo pincha en pleno repunte de la morosidad

El volumen de préstamos al consumo concedidos en 2021 sigue casi un 20% por debajo de los niveles precovid y ni siquiera alcanza el ritmo de los primeros meses de 2020

Foto: Campaña de rebajas en Sevilla. (EFE)
Campaña de rebajas en Sevilla. (EFE)
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Los brotes verdes siguen sin llegar al crédito al consumo. La financiación que los bancos ponen a disposición de las familias para la adquisición de bienes sigue un 17% por debajo de los niveles precovid, y ni siquiera alcanza el ritmo que hubo en 2020, confinamiento incluido. Los expertos creen que se trata de una tendencia que se explica principalmente por la reducción de la oferta, ante el miedo de las entidades de abrir excesivamente el grifo del crédito en un momento de incertidumbre.

"La banca es procíclica. Sus políticas de riesgo se ajustan inmediatamente a las condiciones del entorno y se hacen más conservadoras en entornos de desaceleración", explica Esteban Sánchez, socio director del área de Banca de Analistas Financieros Internacionales (AFI).

Así, en lo que va de año, las entidades financieras han concedido préstamos al consumo por valor de 26.509 millones de euros, según los últimos datos —de julio— del Banco de España, incluyendo tanto préstamos al consumo como preconcedidos —otros fines—. En el mismo periodo de 2020, esta cifra ascendía a 27.584 millones, a pesar de los meses de confinamiento, y en 2019 se situó en 31.663 millones.

La clave está en la evolución de la morosidad y sus perspectivas a corto y medio plazo, que hacen que las entidades se muestren mucho más cautas a la hora de financiar el consumo. Lo que les llevaría a rechazar solicitudes o reducir el importe prestado a sus clientes. "El que primero ve las orejas al lobo es el que presta, también nos pasó en la crisis anterior. A esto se suma que los que más solicitan estos créditos son los segmentos de población más afectados por la crisis", añade el socio de AFI.

Foto: Una tienda de discos abierta en Madrid durante el confinamiento. (EFE)

El Banco de España ya avisó sobre ello al comienzo de la crisis del covid e incluso antes de ella, cuando la desaceleración económica era la principal amenaza. "El crédito para consumo ha venido creciendo a tasas elevadas y, de acuerdo con la experiencia histórica, esta es una de las primeras obligaciones financieras que los hogares impagan cuando se produce un deterioro de sus rentas", señalaba el supervisor español en mayo del año pasado.

El repunte de la morosidad en consumo todavía no ha sido tan acusado como se esperaba en un primer momento, gracias a las moratorias y los ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo). Así, la tasa de mora ha pasado del 4,3% de 2020 al 5,5% en que se ha estabilizado en los últimos trimestres. Este es el indicador clave que marcará si la banca cierra o abre el grifo del crédito al consumo en el futuro.

El factor demanda

Junto a ello, también es determinante el factor demanda, que también se ha visto penalizado por las restricciones al turismo —internacional— y el frenazo del sector automovilístico, dos de los principales negocios de la financiación al consumo. "Es normal que los consumidores se retraigan de comprar coches en un entorno de mayor desempleo y menor actividad", apunta Sánchez, de AFI.

Frente a la ralentización del consumo, el negocio hipotecario sigue en máximos de la última década gracias al efecto ahorro de la pandemia y los bajos tipos de interés. En lo que va de año, las entidades ya han prestado 36.000 millones para la compra de vivienda, la mayor cifra desde 2010.

Los brotes verdes siguen sin llegar al crédito al consumo. La financiación que los bancos ponen a disposición de las familias para la adquisición de bienes sigue un 17% por debajo de los niveles precovid, y ni siquiera alcanza el ritmo que hubo en 2020, confinamiento incluido. Los expertos creen que se trata de una tendencia que se explica principalmente por la reducción de la oferta, ante el miedo de las entidades de abrir excesivamente el grifo del crédito en un momento de incertidumbre.

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