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La crisis de El Prat: AENA acabará volviendo pero Cataluña pagará el coste de oportunidad
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La crisis de El Prat: AENA acabará volviendo pero Cataluña pagará el coste de oportunidad

El año o los dos años perdidos, en comparación con los aeropuertos de Barajas, Viena o Roma… eso no se lo quitará nadie a la economía catalana, que asume un nuevo varapalo

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)
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Resulta divertido cómo se percibe la figura de Maurici Lucena entre el independentismo. Para ERC, Lucena es un 'bluf'. Los republicanos están convencidos de que Lucena ha fracasado como parlamentario del PSC y que ahora ha querido resarcirse intentando hacer política como presidente de AENA. Los viejos convergentes, muchos de ellos ahora en JxCAT, lo ven de manera diferente. Según ellos, Maurici Lucena es un genio del mal, el Florentino Pérez del transporte aéreo. Este personaje maligno habría tendido una trampa con la ampliación de El Prat al independentismo y la Generalitat habría caído de bruces. Que ni unos ni otros se preocupen: AENA volverá a plantear su inversión en Barcelona. Otra cosa es el coste de oportunidad, ese ya lo han perdido para siempre los catalanes mientras que Barajas aprueba su plan de 1.700 millones. Madrid va haciendo sus deberes y Barcelona se repliega en sí misma para no asumir el precio de las cosas.

Lucena lo ha dejado muy claro: volver a plantear la inversión deberá esperar el nuevo plan quinquenal de AENA. Eso quiere decir dentro de cinco años. Pero solo hay que mirar las cuentas de AENA para ver que ahí va de farol: El Prat es el segundo activo más valioso de AENA, una compañía con una deuda financiera neta de 7.000 millones y pérdidas de 346 millones en el primer semestre y 364 millones de números rojos al cierre del 2021 por culpa del covid. Desde que empezó la crisis de El Prat, las acciones de AENA, ya muy castigadas, han caído un 3,4%.

Ahora, su Ayuntamiento cobra más de 30 M al año del IBI de la instalación aeroportuaria

Ruth Ugalde lo explicaba muy bien en El Confidencial: AENA tiene que movilizar sus activos inmobiliarios vinculados a Barajas y El Prat para reducir su deuda y recuperar valor en bolsa. Se calcula que hay posibilidades de captar más de 4.000 millones. Por tanto, en un año, dos años como mucho, es previsible que la ampliación se vuelva a poner sobre la mesa. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ya explicó que la inversión podría volver a la palestra con un plan especial. Eso siempre que sigan al frente los dos catalanes socialdemócratas que están ahora comandando este entramado. Y no, no se trata de una conspiración, ni de tender otra trampa al independentismo. Se trata de preservar el valor para el accionista. Y al final Maurici Lucena en un directivo del Ibex-35, algo que sus contrapartes en Cataluña no han entendido todavía. La otra que tampoco asumen es que hace mucho que el independentismo no necesita que nadie les tienda emboscadas, se las ponen ellos solos.

La clave es que AENA no puede irse. Si no, que se lo pregunten al alcalde de El Prat, Lluís Mijoler (Comunes). Como sus predecesores, todos del PSUC o sus herederos políticos, ha hecho su carrera política criticando al aeropuerto. Fue el primero en poner al frente de la oposición política a la ampliación. Ahora, su Ayuntamiento cobra más de 30 millones de euros al año del IBI de la instalación aeroportuaria. Con una mano se lleva el dinero para desplegar políticas sociales y con la otra se manifiesta contra la ampliación. Es como si el alcalde de Ascó estuviese todo el día criticando a las nucleares. La diferencia solo es una: una nuclear siempre se puede marchar. En cambio, El Prat es una infraestructura cautiva.

Cuestión de tiempo

Por eso AENA volverá. Por eso llevaba planeando esta operación desde 2019. Porque no le queda otra. Ahora, el año o los dos años perdidos, en comparación con los aeropuertos de Barajas, Viena o Roma… eso no se lo quita nadie a Cataluña. Es lo que los economistas llaman coste de oportunidad. En este caso de oportunidad perdida. Ahora, a la 'consellera' de Agricultura i Acció Climàtica Teresa Jordà y a las bases de ERC que la apoyan, y que juntas han conseguido doblegar a Pere Aragonès en solo cinco días, no les importa lo que es el coste de oportunidad. Jordà triunfó como 'consellera' de Agricultura bloqueando durante tres años todos los proyectos de renovables en Cataluña. La ampliación del aeropuerto solo es otra muesca en la culata de su ecológico revólver.

En su planteamiento, los ecologistas mantienen su manifestación para el 19 de septiembre contra una ampliación que ya se ha paralizado. Ganan, pero eso es igual, lo importante es manifestarse y paralizar cosas. Ahí está Ada Colau, que ya lleva dos mandatos parando cosas como los hoteles, la promoción inmobiliaria o el 22@. El aeropuerto no ha sido cosa de ella, pero la edil de los Comunes no tardó ni un día en atribuirse la victoria. Faltaría más. A ella le van a escamotear un nuevo parón económico en Cataluña.

Foto: Aeropuerto de El Prat

Teresa Jordà y sus bases republicanas han demostrado que mandan más que el presidente de la Generalitat, quien primero subcontrató en su vicepresidente Jordi Puigneró una misión que le incomodaba y luego optó por bajarse del caballo cuando estaba a medio camino de cruzar el río. Pero Aragonès debería tomar nota de lo que pasó en el aeropuerto de Heathrow (Londres). En 2020 ecologistas y laboristas paralizaron la ampliación del mayor aeropuerto del Reino Unido. ¿Pero quién gobierna en el número 10 de Downing Street? Sí, un conservador, Boris Johnson. La victoria en el aeropuerto no se pudo trasladar al Parlamento británico.

El problema es que el regreso de AENA y su inversión a Cataluña dependen de una conjunción de factores que se da ahora, pero que no puede asegurarse en el futuro. Dentro de uno o dos años será más difícil financiar una inversión de 1.700 millones. Dentro de dos años, podría estar gobernando el PP en España. Y eso lo cambiaría todo. La sensibilidad procatalana que se da ahora en el mundo de las infraestructuras no se encuentra asegurada de manera indefinida. Aragonès lo sabe. Lucena puede ser tonto, como piensan en ERC, pero lo que seguro que no será es eterno como presidente de AENA. De nuevo, el coste de oportunidad, incalculable para Cataluña. Aquí, el Círculo de Economía, Fomento del Trabajo y Pimec tienen mucha razón. Cuando estos empresarios veían la luz al final del túnel, ahora descubren que Pere Aragonès era el hombre equivocado. Que su propuesta de gobernar él mientras tanto, solo quería decir "esperar, mientras tanto".

Vuelta más cara

Y el regreso saldrá más caro a todos sus protagonistas. No solo por un posible repunte de los tipos a medio plazo. También porque las exigencias a los políticos serán mayores y los opositores, como la alcaldesa de Barcelona Ada Colau y los Comunes, gesticularán más. Es lo que tienen las dilaciones, que luego hay que pasar por caja. AENA lo está pagando en bolsa estos días. A Aragonès le podría pasar factura en las urnas. En todo caso, se le resuelve un problema. Cuando Gobierno y Generalitat se queden sin tema en la Mesa de Diálogo acabarán tratando sobre el futuro del aeropuerto. Y puede que esta vez Aragonès no pueda delegar en su vicepresidente ni tampoco cerrarlo con un apretón de manos. Esta vez, visto lo visto, habrá que firmar algún papel.

Resulta divertido cómo se percibe la figura de Maurici Lucena entre el independentismo. Para ERC, Lucena es un 'bluf'. Los republicanos están convencidos de que Lucena ha fracasado como parlamentario del PSC y que ahora ha querido resarcirse intentando hacer política como presidente de AENA. Los viejos convergentes, muchos de ellos ahora en JxCAT, lo ven de manera diferente. Según ellos, Maurici Lucena es un genio del mal, el Florentino Pérez del transporte aéreo. Este personaje maligno habría tendido una trampa con la ampliación de El Prat al independentismo y la Generalitat habría caído de bruces. Que ni unos ni otros se preocupen: AENA volverá a plantear su inversión en Barcelona. Otra cosa es el coste de oportunidad, ese ya lo han perdido para siempre los catalanes mientras que Barajas aprueba su plan de 1.700 millones. Madrid va haciendo sus deberes y Barcelona se repliega en sí misma para no asumir el precio de las cosas.

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