Telefónica advierte del riesgo por el elevado nivel de deuda pública acumulada por España

Telefónica advierte al mercado de que "el deterioro del entorno económico o político puede afectar negativamente al negocio". En este sentido, la operadora presidida por José María Álvarez-Pallete incluye como novedad que en España "los elevados niveles de deuda pública acumulados son un riesgo adicional en caso de estrés financiero", según refleja la memoria del primer semestre de 2021.

La multinacional recoge esta advertencia después de que la deuda acumulada por el conjunto de las administraciones públicas se haya disparado hasta su máximo histórico: 1.402.142 millones de euros, lo que representa un 125% del PIB. Con esta advertencia, la empresa de telecomunicaciones se suma a otros organismos como el Banco de España o la AIReF, que hace pocos días señalaba que la elevada deuda expone España a una "gran vulnerabilidad".

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Telefónica describe un escenario en Europa que podría desembocar en una situación de estrés financiero, en la cual un elevado endeudamiento público en España supone, tal y como destaca, un riesgo financiero adicional. Según expone, "en Europa existen varios riesgos, tanto de naturaleza económica como sanitaria. Entre estos últimos, está la posibilidad de un nuevo rebrote de la pandemia porque surja alguna variante del covid resistente a las vacunas o porque las campañas de vacunación no sean capaces de alcanzar cotas que garanticen la inmunidad colectiva. Entre los riesgos económicos, destacaría el impacto negativo de esta nueva situación de emergencia sanitaria, pero también las consecuencias de un encarecimiento de las condiciones de financiación, tanto para el sector privado como para el público, excesivamente acelerado con un impacto negativo en la renta disponible, que incluso podría desencadenar episodios de estrés financiero".

En este sentido, se fija en una de las mayores amenazas actuales para la economía: "El catalizador de este escenario podrían ser factores globales derivados de un aumento no previsto de la inflación". La fuerte subida de las materias primas, unida al repunte récord de la energía, ha llevado el IPC de julio al 2,9%, la tasa más alta desde hace cuatro años y medio, según publicó el INE este jueves.

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C. R.

Telefónica es una de las compañías que más han sufrido en los últimos años por las consecuencias financieras de arrastrar una abultada deuda. La firma ha tenido que encajar diversas bajadas de su calidad crediticia por parte de las agencias de 'rating'. Sin embargo, la compañía ha logrado rebajar su endeudamiento desde los 52.000 millones de euros hasta los 26.000 millones en cinco años, tras varias desinversiones y operaciones corporativas de calado. Solo en el último año, esta deuda ha caído casi un 30%.

Al margen de la deuda y la inflación, Telefónica ya señalaba al cierre de 2020 otros focos de preocupación en el ámbito doméstico como, "por ejemplo, un empeoramiento de la sostenibilidad fiscal en algún país europeo (por ejemplo, España o Italia)". En este sentido, la cotizada del Ibex 35 asegura que un foco de incertidumbre es "la elevada fragmentación política existente y la falta de acuerdos en temas clave". El Gobierno ha anunciado esta misma semana un techo de gasto récord para los Presupuestos del Estado de 2022 y promete llevar el déficit del 8,4% que prevé para 2021 al 5% en 2022, aunque no se trata de una obligación, al estar las reglas de consolidación fiscal suspendidas por la pandemia.

Teme la era pos-Merkel

En otro orden de cosas, Telefónica teme la etapa política posterior a Angela Merkel en Alemania, uno de los países donde opera. En su última memoria semestral, ha incluido dicho país como un foco de riesgo. Según explica, "el principal factor de riesgo en el corto plazo está relacionado con la incertidumbre política que rodeará las elecciones federales del próximo mes de septiembre. Las numerosas opciones que existen sobre el tablero sugieren que las conversaciones sobre una potencial coalición podrían prolongarse en el tiempo. Esto podría retrasar la toma de decisiones de inversión (tanto pública como privada), con el consiguiente impacto negativo en las perspectivas de crecimiento".