El Confidencial

Ofrecido por Santander

Hombre en el campo con tablet

Estas iniciativas impulsan la inclusión financiera para frenar la España vacía

Por EC Brands

La digitalización avanza y el reto es no dejar a nadie atrás proponiendo soluciones para todos los sectores de la población, vivan donde vivan

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ada vez queda menos del mundo que conocíamos antes del covid-19: videollamadas con el médico, gimnasio ‘online’, clases virtuales o reuniones... Ahora todo y todos somos más digitales. También las entidades bancarias, que han impulsado, aún más, la digitalización de sus servicios; las transferencias ya están a golpe de click, pero también pedir un crédito o solicitar información de nuestra hipoteca.

Esta tendencia venía avisando desde hace años y la pandemia del coronavirus no ha hecho más que acelerarla. Con el mundo digital en nuestras manos, el número de personas que acuden a su oficina más cercana para realizar operaciones cotidianas ha descendido. Las operaciones en las oficinas caen a un ritmo de entre el 7 y el 8% anual. Una de las consecuencias es la reducción del número de sucursales. En 2020 se han cerrado 1.200 oficinas pertenecientes a los bancos del Ibex-35.

El reto de la digitalización implica seguir ofreciendo los mismos servicios con menos sucursales, también a la población rural. Según un estudio de la Fundación Ramón Areces y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), las oficinas se concentran en las localidades de más de 5.000 habitantes, dando servicio a los pueblos de alrededor. De media, la más cercana está a unos ocho kilómetros (según este mismo estudio) y se debe invertir unos 11 minutos en coche.

El reto de la digitalización implica seguir ofreciendo los mismos servicios con menos sucursales, también a la población rural

¿Qué están haciendo los bancos para solventar este problema? Según el Banco de España, las entidades ya han adoptado una serie de medidas compensatorias para dar servicio a esta población como las oficinas móviles, llamadas ‘ofibuses’, sucursales itinerantes que acuden a los pueblos durante unas horas para dar servicio a sus habitantes. También existen los agentes financieros que atienden periódicamente a los clientes de estas zonas; de hecho, es una opción de empleo. Banco Santander, por ejemplo, ha abierto recientemente un proceso de selección para captar más profesionales comerciales para los municipios rurales.

Señor con su perro en el campo

Pero no es el único desafío. ¿Qué pasa con el dinero en efectivo? Según un estudio de Minsait, un 70% ha reducido su uso o ya no utiliza esta forma de pago. Y los datos del Banco de España están ahí: durante el segundo y tercer trimestre de 2020 se extrajo casi un 52% y 26% menos de dinero de los cajeros, respectivamente. Sin embargo, el efectivo sigue siendo el medio más utilizado en las zonas rurales, donde la mayoría de personas pertenecen al colectivo de la tercera edad.

¿Qué recursos está asentando la banca para ellas? La colaboración con los carteros se ha revelado como una solución efectiva, ya que son ellos los que acuden a diario a la poblaciones rurales para prestar un servicio tan imprescindible en estos tiempos como la entrega de pedidos y paquetes. En este sentido, la entidad presidida por Ana Botín ha firmado un acuerdo con Correos que permite a sus clientes retirar dinero efectivo de su cuenta y realizar ingresos en las más de 4.600 oficinas postales de toda la geografía española. De esta manera, el banco puede continuar ofreciendo sus servicios financieros más básicos en más de 1.500 municipios que no cuentan con oficina física ni agente financiero colaborador. Correos Cash, que así se llama, también ofrece la opción de que un cartero realice la entrega del dinero en el propio domicilio de aquellos que lo soliciten.

Por otro lado, para los pequeños negocios de estas áreas de la España rural, Santander ha firmado un acuerdo con Prosegur, para que, a través de Cash Today, cuenten con una caja fuerte inteligente donde sectores como el de la distribución alimentaria, la logística, la restauración o las farmacias guarden su dinero en efectivo.

Para los ciudadanos financieramente más vulnerables hay otro reto a solventar: la educación financiera

La brecha digital
Es una realidad que la población de la España rural está envejecida y eso influye en el acceso a las operaciones bancarias por internet. Según datos de Eurostat, casi la mitad de las personas de entre 65 y 74 años que utilizan internet cuentan con habilidades digitales bajas. La brecha digital por edades sigue presente y así lo corroboran también datos del Instituto Nacional de Estadística (INE): al aumentar la edad desciende el uso de internet, siendo el porcentaje más bajo el que corresponde a este grupo de edad.

Por eso, además de los diferentes programas y cursos para ayudar a este sector de la población a desenvolverse en las redes, algunas entidades han querido facilitarles la vida a través de algo mucho más manejable como el teléfono. Así, Banco Santander cuenta con un servicio en remoto utilizado especialmente por las personas mayores de 70 años, a las que se atiende de manera prioritaria para evitar que tengan que esperar. Aunque no hay que subestimarles: de las más de 300.000 altas digitales que se registraron durante el primer estado de alarma a través de la ‘app’ y web del banco, un 20% correspondían a clientes mayores de 70 años.

Los esfuerzos también se enfocan en reducir la brecha digital entre los más jóvenes, que también existe, con programas como las 1.520 Becas Santander Tecnología-Conecta para universitarios españoles, con las que se facilitan ordenadores portátiles y soluciones de conectividad. O 1.500 becas Evolution para ayudar a este colectivo a preparar su entrada en el mercado laboral. Estas becas forman parte de las más de 30.000 que Santander concederá en España en 2021 para la empleabilidad de los jóvenes, el emprendimiento universitario y facilitar el acceso a estudios en condiciones de igualdad. De esta forma, la entidad habrá concedido hasta finales de este año más de 325.000 becas desde 2019, 125.000 más del objetivo fijado para este periodo.

Chica con un ordenador portátil en su casa

Para los ciudadanos financieramente más vulnerables, de poblaciones rurales o no, hay otro reto a solventar: la educación financiera. Según el test PISA de la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), un 25% de los jóvenes no son capaces de tomar decisiones básicas relacionadas con el gasto de dinero, problemas que también afectan a personas mayores, escolares o colectivos en riesgo de exclusión.

El Banco de España ya tiene en marcha diversas iniciativas para incentivar este tipo de educación a través de la marca ‘Finanzas para todos’, impulsada en conjunto con la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). También Banco Santander, que cuenta con sus propios programas, como ‘Finanzas para mortales’, y colabora activamente en otros como ‘Tus finanzas, tu futuro’.

El primero de ellos, con nueve años de historia y reconocido como uno de los principales programas de educación financiera del país por el Banco de España y la CNMV, se lleva a cabo a través de empleados voluntarios del banco, que imparten sesiones de educación financiera a estos grupos. En 2020 proporcionó formación en la materia a 65.129 personas. En el segundo, promovido por la Asociación Española de Banca (AEB) y puesto en marcha hace siete años, han participado 500 profesionales del banco y ha llegado hasta 5.400 estudiantes de educación secundaria.