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Mediapro, entre Roures, Samaranch Jr., los chinos y el reencuentro catalano-español
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RESCATE PÚBLICO O PRIVADO

Mediapro, entre Roures, Samaranch Jr., los chinos y el reencuentro catalano-español

El futuro de la productora audiovisual del empresario vinculado al soberanismo tiene un punto de inflexión esta semana, fecha en la que expira el primer pago

Foto: Jaume Roures, presidente de Mediapro. (Reuters)
Jaume Roures, presidente de Mediapro. (Reuters)
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Una vez reorientada Prisa, con la imposición de los amigos de Pedro Sánchez, la operación mediática que ocupa en Moncloa y en Cataluña es el futuro de Mediapro, la productora audiovisual de Jaume Roures y Tatxo Benet. La compañía, con mayoría de capital chino y más de 7.000 empleados, está en situación crítica, impactada por el covid y algunas decisiones erróneas sobre la explotación de los derechos televisivos del fútbol por parte de sus gestores, sacerdotes del nacionalismo catalán. Un grupo empresarial muy útil para el movimiento soberanista y vital para este reencuentro Madrid-Barcelona en el que se necesitan más que nunca altavoces mediáticos. Una operación de rescate en la que tiene un papel esencial un catalán muy español, Juan Antonio Samaranch Jr.

Como es sabido, el apellido Samaranch estará unido siempre al deporte y a China. Tanto Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) entre 1980 y 2001, como su hijo Juan Antonio Samaranch Salisachs, vicepresidente del mismo organismo en representación de España, han contribuido mucho a la expansión del deporte como nexo de unión entre las naciones. Especialmente con la del régimen comunista, a quien el padre, fallecido en 2010, le otorgó los Juegos Olímpicos de 2008 celebrados en Pekín.

Desde aquel momento, China ha sido la casa de los Samaranch, que incluso inauguraron una fundación con su apellido en el capital del país asiático. Los respectivos gobernantes del Partido Comunista les han rendido pleitesía de forma recurrente, lo que utilizó el hijo para tender puentes, además de deportivos, empresariales. Así, Samaranch Jr., como se le conoce, trajo a España a inversores chinos que compraron compañías como GM Food, antigua Miquel Alimentació, y, sobre todo, Mediapro, en la que apostaron 1.019 millones de euros, a través de Orient Hontai. Unas operaciones, realizadas en plena expansión de la potencia comunista por el mundo, que le supusieron suculentas comisiones a su banco de inversión, GBS Finanzas.

Foto: Jaume Roures, presidente de Mediapro. (EFE)

Aquel momento de euforia se ha convertido en tormentoso por algunos escándalos, como el de NH Hoteles y varios clubes de fútbol, por lo que Pekín ordenó la retirada a los cuarteles de invierno y la repatriación de los capitales. Una marcha atrás que coincide con la crisis de Mediapro, que para algunos de sus accionistas ya vale cero euros y de la que los chinos son dueños del 54%. El problema es que los consejeros de Orient Hontai están desaparecidos en combate. Sus miembros no acuden a los consejos de administración de la española, donde en enero nombraron a un inglés, Lawrence Mellman, que hasta diciembre representaba a WPP, el segundo mayor accionista, con el 22,5%, del que era director general.

Unas fuentes indican que su ausencia se debe a que no pueden viajar a España por el covid-19, pero lo cierto es que muchas reuniones del órgano de gobierno de Mediapro han sido telemáticas, precisamente por la pandemia, y los asiáticos no se han conectado. Sí han contactado algunos como Samaranch Jr., que está tratando de intermediar en la operación, del lado chino, para salvar una transacción que lleva su sello personal. Salvarla significa convencer a Orient Hontai de poner dinero encima de la mesa para recapitalizar Mediapro, como ya hicieron todos los accionistas el pasado verano. Inyectaron 50 millones, mientras el ICO le daba 60 millones para ir tirando. Insuficiente en cualquier caso.

Sin embargo, según fuentes próximas a la compañía, Roures y Benet, cuyo único credo es el pragmatismo, tienen otro concepto de salvación. Para los fundadores de Mediapro, cansados y desengañados de los chinos, y por extensión de Samaranch, la única solución es que los acreedores canjeen parte de la deuda —unos 1.000 millones en total— por capital. Con ello, se produciría una dilución tan brutal por la que Orient Hontai pasaría de tener un 54% a cerca de un 10%. En otras palabras, que están encantados con que Searchlight e Invesco hayan entrado por la puerta de atrás para aprovecharse de una situación muy delicada, de la que también se beneficiarían los dos empresarios.

Los dos veteranos empresarios prefieren eludir el dinero público de Moncloa, donde Yolanda Díaz presiona por la causa

Roures y Benet dicen no saber nada de las pretensiones de Searchlight e Invesco, que tomarían el control de Mediapro. No pueden decir otra cosa porque, de lo contrario, el resto de accionistas podrían acusarles de actuación concertada. Pero, según reconocen fuentes próximas a la operación, sería impensable que estos fondos se hubieran gastado 180 millones de euros y estén dispuestos a poner otros 150 millones más —330 millones en total— si no están alineados con el equipo directivo.

Un acuerdo que, además, evitaría recibir el rescate de 230 millones de euros pedido a la SEPI, que tendría derecho a tener al menos dos miembros en el consejo de administración, con las injerencias que ello supone, sobre todo si en otra legislatura mandara el Partido Popular. Esta próxima semana las partes tendrán que empezar a tomar decisiones porque la compañía se arriesga a un 'default' de liquidez.

Foto: Jaume Roures, presidente de Mediapro. (Reuters)

Los dos veteranos empresarios prefieren eludir el dinero público de Moncloa, donde la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, presiona por la causa. Pero, en cualquier caso, la operación tendría que ser autorizada por Pedro Sánchez, con lo que eso supone, al ser la toma de control de una empresa estratégica por fondos no europeos.

La clave es qué van a hacer los chinos. Si esta transacción de los fondos oportunistas sale victoriosa, para lo cual se necesita su anuencia, van a perder como poco 800 millones de 'equity'. Un palme por el que en Pekín se manda a más de uno a trabajos forzados dado el peculiar sistema de gobierno corporativo comunista. Samaranch está tratando de ayudar a salvar los muebles de los asiáticos y salvarse a sí mismo, porque en China el crédito es frugal

Una vez reorientada Prisa, con la imposición de los amigos de Pedro Sánchez, la operación mediática que ocupa en Moncloa y en Cataluña es el futuro de Mediapro, la productora audiovisual de Jaume Roures y Tatxo Benet. La compañía, con mayoría de capital chino y más de 7.000 empleados, está en situación crítica, impactada por el covid y algunas decisiones erróneas sobre la explotación de los derechos televisivos del fútbol por parte de sus gestores, sacerdotes del nacionalismo catalán. Un grupo empresarial muy útil para el movimiento soberanista y vital para este reencuentro Madrid-Barcelona en el que se necesitan más que nunca altavoces mediáticos. Una operación de rescate en la que tiene un papel esencial un catalán muy español, Juan Antonio Samaranch Jr.

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