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El 'becario' de Tesla que volvió a España por desamor y se va a hacer de oro con Wallbox
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UN PROYECTO DE 1.500 MILLONES de dólares

El 'becario' de Tesla que volvió a España por desamor y se va a hacer de oro con Wallbox

El fabricante de cargadores eléctricos para coches se convierte en el gran unicornio español con el apoyo de empresarios locales y grandes fondos de capital riesgo internacionales

Foto: Eduard Castañeda y Enric Asunción, cofundadores de Wallbox.
Eduard Castañeda y Enric Asunción, cofundadores de Wallbox.

De la nada a Wall Street. De estar en una empresa de ITV, donde los coches pasan las revisiones para evitar ser multados por la Guardia Civil, a convertir un proyecto que nadie veía en el gran unicornio de la España moderna en apenas seis años. Se trata de Wallbox, que este miércoles confirmó el acuerdo para cotizar en el mercado tecnológico Nasdaq mediante una 'special purpose acquisition' (SPAC), los nuevos vehículos de inversión creados en Estados Unidos y que este año han movilizado más de 100.000 millones de dólares.

La información, adelantada en exclusiva por El Confidencial el pasado 29 de marzo pese al desmentido oficial de la compañía, supone el mayor éxito empresarial de una 'startup' española, creada en 2015 por Enric Asunción, que empezó trabajando para Applus y después hizo un 'training' de dos años en Tesla, y por Eduard Castañeda, ahora jefe de producto ('chief product officer', o CPO).

Tras un breve aprendizaje en la multinacional estadounidense de Elon Musk, Asunción, de 36 años, se volvió a su casa. La razón principal fue una ruptura sentimental, un paso involuntario que acabaría dándole el tiempo suficiente para desarrollar una idea brillante y milmillonaria.

Foto: Wallbox España. (Wallbox)

El ingeniero, ahora consejero delegado de Wallbox, visualizó con apenas 30 años la revolución de la industria del automóvil, que pasaría de vehículos movidos por combustibles fósiles a coches propulsados por la electricidad. Un cambio de modelo, en el que se han embarcado ahora los gigantes del sector, que necesitaba, como elemento básico, un cargador, un aparato que enchufase el utilitario a la luz. El escándalo del ‘dieselgate’ de Volkswagen, que trucó los motores para que 11 millones de sus coches aparentaran que contaminaban menos, contribuyó, y mucho, a respaldar la idea.

Sin dinero, Asunción consiguió que algunos empresarios catalanes le pusieran los primeros 300.000 euros para echar a andar. Fueron Juan Campmany, un conocido publicista, y Josep Maria Tarragó, un empresario hecho en Ficosa, que había apostado su futuro por Carbures. Otro proyecto brillante para fabricar coches y aviones más ligeros que, sin embargo, no terminó de cocerse. Al contrario, Tarragó perdió mucho dinero en la empresa gaditana, que llegó a valer en bolsa 1.000 millones de euros de forma puntual, y que ha acabado con cruces de demandas en los tribunales.

Después, en 2016, Asunción convenció a la familia Soler, dueña de la mayor red de concesionarios de España (Quadis), con más de 70 años de historia, para apostar por Wallbox Charges. Entre todos, desembolsaron otros 750.000 euros, que un año más tarde se reforzaron con 1,7 millones adicionales aportados por Arangu, el 'family office' de la familia Santacana, dueña de Eurofred (refrigeradores industriales), y Frances Mora, de MoraBanc, uno de los importantes bancos andorranos.

Un negocio que va a pasar de facturar apenas 30 millones el pasado año a más de 1.000 millones en 2025 y más de 2.000 en 2027

La decisión posterior de Volkswagen, cuya marca se vio deteriorada por el escándalo de sus motores diésel, de apostar por el vehículo eléctrico, estrategia seguida por General Electric, Toyota o Stellantis (Fiat y PSA), certificó que el proyecto de Asunción estaba en el camino correcto. Y, en ese momento, el diseño de los primeros cargadores despertó el interés de fondos de capital riesgo de primer nivel, como Seaya Venture, y de empresas líderes en energías limpias, como Iberdrola.

Seaya, dirigida por Beatriz González, hija de Francisco González, expresidente de BBVA, y la energética presidida por Ignacio Sánchez Galán destinaron 15 millones en 2019 a apoyar la idea de Asunción y un grupo de directivos reclutados de la propia Tesla, Microsoft, Ficosa, Carbures y Google, entre otras empresas. En 2020, Wallbox recaudó otros 23 millones de la propia Seaya, también inversora destacada de Glovo y Cabify, de Iberdrola y de Endeavor Catalyst. Y ya en febrero captó otros 33 millones de Cathay Innovation, Wind Ventures y la familia Riberas, dueña de Gestamp, el principal fabricante de piezas para coches de España.

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Esos 73,75 millones de euros dispuestos se van a transformar ahora, tras el acuerdo anunciado ayer con Kensington Capital Adquisitions, en 1.500 millones de dólares, unos 1.200 millones de euros, en los que ha sido valorada esta 'startup' española, convertida en un gran unicornio. Un negocio que va a pasar de facturar apenas 30 millones el pasado año a más de 1.000 millones en 2025 y más de 2.000 en 2027, según la documentación remitida a la Securities Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos, la CNMV americana.

El crecimiento estimado de Wallbox Charges es pasar de vender unos 150.000 cargadores este año a más de 4,5 millones en seis años. En ese momento, la compañía lograría un beneficio bruto de explotación o ebitda de 415 millones. Pero, quizá, su mayor éxito es que en la presentación del plan de negocio, elaborado con la ayuda de UBS y Barclays, su crecimiento será mayor que el de Tesla (96% contra 23% en ingresos y 45% contra 21% en el margen bruto), lugar donde Asunción aprendió el negocio y sufrió un bendito desengaño amoroso.

De la nada a Wall Street. De estar en una empresa de ITV, donde los coches pasan las revisiones para evitar ser multados por la Guardia Civil, a convertir un proyecto que nadie veía en el gran unicornio de la España moderna en apenas seis años. Se trata de Wallbox, que este miércoles confirmó el acuerdo para cotizar en el mercado tecnológico Nasdaq mediante una 'special purpose acquisition' (SPAC), los nuevos vehículos de inversión creados en Estados Unidos y que este año han movilizado más de 100.000 millones de dólares.

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