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España, ante el reto de construir de forma más eficiente
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MESA REDONDA EL CONFIDENCIAL-ÁVIT-A

España, ante el reto de construir de forma más eficiente

En la construcción industrializada las piezas se construyen en una fábrica y se ensamblan en la obra. Pese a sus ventajas, solo representa el 1% de la construcción en España, a diferencia de otros países europeos donde alcanza el 50%

La contaminación se posiciona cada vez más como un enemigo a batir. La Unión Europea y los países miembros ya tienen entre manos planes ambiciosos para conseguir la neutralidad de carbono en 2050. Y los edificios juegan un papel relevante en este camino, ya que son responsables del 40% del consumo de energía y del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta, según Greenward Partners. Los pasos son firmes. Durante 2020, el sello Breeam —estándar internacional de construcción sostenible— certificó la sostenibilidad de 270 edificios en España, un 20% más que en 2019. Pero hay otro factor que también contribuye a estas emisiones y que en muchas ocasiones ha quedado relegado a un segundo plano: la construcción del propio edificio.

Todos conocemos la foto del método tradicional de construir edificios: andamios, grúas y obreros con chalecos amarillos colocando ladrillos. ¿Qué impacto genera? Desde la contaminación acústica o la emisión de partículas (procedentes, por ejemplo, de las excavaciones) hasta gases contaminantes (vehículos, uso de disolventes…), consumo de energía, agua o generación de residuos que provocan la contaminación de suelos y acuíferos, así como el deterioro paisajístico. Según datos de Eurostat, de los 2.500 millones de toneladas de residuos que se produjeron en la Unión Europea en 2016, algo más del 36% fue fruto del sector de la construcción.

En este contexto, la construcción industrializada se presenta como una alternativa. ¿En qué consiste y en qué punto está en España? Para responder a estas y otras cuestiones, El Confidencial organizó una mesa redonda de la mano de ÁVIT-A, sistema integral de construcción industrializada del Grupo Avintia, bajo el título ‘Fabricación en serie y digitalización: claves de la transformación del sector constructor’, donde participaron Jesús Martínez, director de Cuentas Corporativas y Prescripción de Daikin; Cipriano Mendo, director general de Orona Madrid; Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain; Juan Manuel Lecue, director general de Europa de Soler & Palau; Jose Ignacio Esteban, director general de Avintia Industrial, y Juan González, director general de Planificación y Organización Corporativa de Grupo Avintia; todas ellas, empresas 'partner' de ÁVIT-A.

placeholder Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain, y Jesús Martínez, director de Cuentas Corporativas y Prescripción de Daikin.
Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain, y Jesús Martínez, director de Cuentas Corporativas y Prescripción de Daikin.

Para Jose Ignacio Esteban, el problema reside en seguir utilizando un modelo de construcción de edificios sujeto a normas y procesos del siglo XIX o del XX. Ahora, los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas nos marcan una nueva hoja de ruta con la economía circular y la eficiencia energética como dos de sus palancas: “Vivimos en el siglo de la transformación digital, la industrialización y la sostenibilidad, y aun así, todavía no hemos incorporado nuevas tecnologías que nos permitan construir de forma más eficiente, nos preocupamos mucho de la eficiencia del edificio pero no de los procesos que conllevan a él”, lamentó el director general de Avintia Industrial.

La construcción industrializada tiene un objetivo claro: que tanto la fase de diseño como de producción sean automatizadas. Esto quiere decir que la mayor parte de los elementos de la construcción se construyen en un taller y se transportan a la obra para ser ensamblados allí. De esta manera, el proceso está más controlado y el impacto ambiental es mucho menor, ya que no se generan tantos residuos (el 54% de los residuos generados en la tradicional son cerámicos, como alicatados o ladrillos) y se reduce el consumo de agua, de electricidad y el impacto acústico. Así, "al estar todo prediseñado, la construcción industrializada permite reducir defectos que muchas veces se dan en la obra tradicional", dijo Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain.

El problema es que, en nuestro país, la construcción industrializada representa tan solo un 1%, según datos de la Plataforma para Industrialización de Viviendas (PIV), que considera imprescindible que España se aproxime a los niveles de nuestros vecinos europeos, como Alemania, donde este tipo de construcción supone el 9%; Reino Unido con cerca de un 7%; Holanda con un 50%, o Suecia, donde ya se alcanza casi la totalidad de la producción. “En España este modelo es muy novedoso, estamos arrancando, el sector inmobiliario siempre ha estado muy maximizado pero ahora veremos entrar fondos de inversión extranjeros que no invertirán en proyectos que no sean sostenibles”, explicó Jose Ignacio Esteban.

"La construcción industrializada y la colaboración en los proyectos tendrá especiales beneficios en el ‘build to rent’" (Martínez)

Automatizar la construcción también trae consigo una reducción de riesgos laborales –ya que la mayoría de los procesos se desarrollan en entornos controlados— y de tiempos de ejecución de la obra. “En la construcción tradicional se improvisa, esto no ocurre en la industrializada porque todo está previsto para saber exactamente cuándo ocurren las cosas en el proyecto”, aclaró Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain.

Los ponentes también insistieron en la ventaja de la reducción de costes: “Puede ser competitiva respecto a la tradicional porque reduce gastos al llevar a cabo la obra en menos tiempo y al dejar de utilizar elementos que no aportan valor al resultado final, como los andamios, por ejemplo”, añadió Cipriano Mendo, director general Orona Madrid. Pero esta reducción de costes, ¿afecta al precio final de la vivienda? Los expertos consultados aseguran que apenas varía, pero a la larga “se ahorra porque comprando una casa barata y de mala calidad, los costes de energía acaban siendo altos, al final no todo es el precio inicial”, reflexionó el director general de planificación y organización corporativa de Grupo Avintia, Juan González.

¿Estamos preparados tecnológicamente?

Para llevar a cabo todos estos procesos, la construcción industrializada tiene que ir de la mano con la digitalización. De hecho, Juan González asegura que la transformación digital es una condición clave: "Todos los procesos van conectados, desde el diseño hasta la ingeniería, la fabricación o el montaje final en obra. Este ecosistema nos dejará un modelo de datos en el edificio para que, en fase posterior de mantenimiento, podamos hacer modelos predictivos bajo tecnologías como el Internet de las cosas".

Pero, ¿en qué punto estamos? Según un estudio de Finalcad, el sector todavía no cuenta con la capacidad digital necesaria para hacer frente a la demanda de ciudades inteligentes o ‘smart city`. Esta es la percepción de casi la mitad (47%) de los 400 líderes de la construcción en Francia, España, Japón y Singapur.

placeholder Juan González, director general de planificación y organización corporativa de Grupo Avintia.
Juan González, director general de planificación y organización corporativa de Grupo Avintia.

Para Juan Manuel Lecue, director general Europa de Soler & Palau, es necesario que se empiece a avanzar hacia la construcción industrializada y que las promotoras inviertan en digitalización si queremos avanzar hacia las ‘smart city’. Puso un ejemplo en relación a los sistemas de ventilación: “Según la normativa española, deben poder funcionar durante dos horas a 400ºC de temperatura, son equipos muy sensibles que no pueden estar en una obra tradicional cogiendo polvo porque puede tener graves consecuencias para la salud de las personas”. Para Cipriano Mendo, una ciudad inteligente con edificios inteligentes “significa llegar al ascensor y que te reconozca sin necesidad de tocar ningún botón, incluso que tu propia casa te registre tu imagen para no utilizar llaves, y eso solo podemos conseguirlo con industrializada”.

La encuesta también arroja otros datos relacionados con los trabajadores: un 96% piensa que su personal todavía carece en cierto modo de las habilidades necesarias para hacer uso de herramientas digitales y aplicaciones. En este sentido, una de las preguntas que surgen tiene que ver con el futuro de los empleos en la construcción tradicional: “No hay más opciones que reciclarse, no vamos a perder mano de obra, solo que esta tiene que industrializarse, profesionalizarse y saber manejar las tecnologías”, aclaró el director general de Avintia Industrial.

placeholder Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain.
Jean-Luc Gardaz, CEO Región Mediterránea de Saint-Gobain.

Sin embargo, la intención es buena: un 95% afirmó que su empresa estaba “preparada hasta cierto punto” para recopilar ‘big data’ y adoptar tecnologías digitales. ¿Cuáles son los retos? Para un 68%, el objetivo está en recopilar datos en tiempo real, y para cerca del 30% es crear una huella digital, es decir, un registro de materiales, entregas, emisiones, etc. para agilizar el proceso. Porque según la misma fuente, más del 50% de las empresas de construcción emplean un 'mix' de canales de comunicación: en persona, por teléfono, correo electrónico o papel, algo que acaba retrasando los procesos.

En qué punto estamos

En diciembre de 2019 se puso sobre la mesa el Pacto Verde Europeo, un paquete de medidas con 47 acciones dirigidas a distintos sectores para seguir dando pasos hacia una economía sostenible y neutra de emisiones de carbono en 2050. Entre ellas, la llamada ‘Renovation Wave’ es la más orientada a la construcción: su objetivo es mejorar la eficiencia energética de los edificios duplicando las tasas de renovación, lo que se traduciría en 35 millones de edificios en Europa de cara a 2030.

En la ‘Renovation Wave’ también se recoge el objetivo de poner en marcha una plataforma abierta que reúna al sector, desde arquitectos e ingenieros hasta autoridades locales para, entre otras cosas, promover inversiones en eficiencia energética en los edificios y aunar esfuerzos de rehabilitación, según se recoge en el informe sobre la ‘Agenda de la Unión Europea para la edificación sostenible y su influencia en la regulación y políticas en España’, llevado a cabo por Green Buinding Council España (GBCe).

placeholder Cipriano Mendo, director general Orona Madrid; Juan Manuel Lecue, director general Europa de Soler & Palau; y Jose Ignacio Esteban, director general de Avintia Industrial.
Cipriano Mendo, director general Orona Madrid; Juan Manuel Lecue, director general Europa de Soler & Palau; y Jose Ignacio Esteban, director general de Avintia Industrial.

Precisamente, algunas compañías ya han dado pasos en este sentido y han unido fuerzas para impulsar la colaboración en la construcción industrializada. Jesús Martínez, director de cuentas corporativas y prescripción de Daikin, indicó que esta colaboración en la construcción de viviendas tendrá especiales beneficios en el ‘build to rent’ (construir para alquilar): “En el ‘build to rent’ tenemos el ‘feedback’ continuo del usuario, que te dirá si se le ha estropeado algo o si está conforme con el consumo de energía de la vivienda”. El problema de la construcción tradicional y sin colaboración es que, “aunque existe un equipo de postventa, ¿qué saben ellos de la salubridad, del consumo de esa vivienda pasados diez años o de los costes de mantenimiento que tendrá?”

Según el director general Europa de Soler & Palau, la colaboración en la construcción industrializada aporta el beneficio de cero sorpresas, ni para el promotor, ni para el constructor, ni para el arquitecto, ni para los fabricantes ni para el usuario final: “Todo tiene que encajar como un puzle, cada uno tiene una parte y el entorno colaborativo de trabajo permite encajar la pieza en el momento oportuno”. En este contexto, el director general de Avintia Industrial quiso reflejar la importancia de la formación: “Hay que impartir charlas en los colegios de aparejadores, por ejemplo, introducirles la idea de que todas las piezas de los que participan en el proyecto tienen que entenderse”, ultimó.

La contaminación se posiciona cada vez más como un enemigo a batir. La Unión Europea y los países miembros ya tienen entre manos planes ambiciosos para conseguir la neutralidad de carbono en 2050. Y los edificios juegan un papel relevante en este camino, ya que son responsables del 40% del consumo de energía y del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta, según Greenward Partners. Los pasos son firmes. Durante 2020, el sello Breeam —estándar internacional de construcción sostenible— certificó la sostenibilidad de 270 edificios en España, un 20% más que en 2019. Pero hay otro factor que también contribuye a estas emisiones y que en muchas ocasiones ha quedado relegado a un segundo plano: la construcción del propio edificio.

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