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Esta española se inventó un cuero vegano y ahora es la reina de una industria millonaria
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FETICHE DE LAS GRANDES MARCAS

Esta española se inventó un cuero vegano y ahora es la reina de una industria millonaria

Carmen Hijosa creó Piñatex, el primer sustituto del cuero 100% vegetal. Hoy, Hugo Boss, Chanel o H&M usan este material precursor de un lucrativo sector, el de la piel alternativa

Foto: Hijosa, con las fibras con que fabrica Piñatex. (EPO)
Hijosa, con las fibras con que fabrica Piñatex. (EPO)

De los comerciantes de cuero se dice que ejercen el segundo oficio más antiguo del mundo. Desde mucho antes de las guerras de Cartago hasta la actualidad, los productos de piel curtida de vaca y otros animales han recubierto al ser humano. Por tanto, hay que reconocerle al cuero un cierto mérito, especialmente ahora que —como tantos otros productos de origen animal— carga con la etiqueta de insostenible y tanta gente le busca una alternativa.

Desde Italia a Bangladesh, la demanda de cuero se está contrayendo desde hace varios años a escala mundial. Las razones son múltiples, pero lo caro que resulta producir este material en términos de agua y electricidad nunca ayuda. Desde hace muchos siglos, España ha sido enclave estratégico para la industria del cuero. Ahora, paradójicamente, podría serlo también para el pos-cuero.

Foto: Paris Jackson. (Instagram)

Carmen Hijosa (Salas, Asturias, 1952) es una diseñadora injustamente poco conocida en nuestro país, ya que salió rumbo a Irlanda con 19 años para hacerse un nombre como creadora compulsiva de empresas al norte del Canal de la Mancha. A medio camino entre 'social entrepreneur' y 'serial entrepreneur'. Hace una década, Hijosa, que trabajó durante muchos años en el negocio del cuero, comenzó a pensar cómo reemplazarlo y encontró la respuesta en aquellas hojas de piña que se desechaban en cultivos de Asia o Centroamérica.

Aquel enigmático tejido, que bautizó como Piñatex en 2013, hizo fortuna con algunas grandes marcas y es hoy la punta de lanza de una nueva industria —la del cuero vegano— a la que le han salido de repente multitud de competidores. Algunas consultoras estiman que, de aquí a cuatro años, este segmento, conectado muy de cerca con los sectores del lujo o los automóviles, moverá cantidades superiores a los 72.000 millones de euros, con crecimientos de casi el 50% anual. Por su afortunado hallazgo, la inventora asturiana está nominada a los premios al Inventor Europeo del Año.

PREGUNTA. Para usted, como pionera de este cuero vegano, el problema no es tanto el cuero en sí, sino que se haya convertido en algo de usar y tirar.

RESPUESTA. Tengo un gran respeto por el cuero, no tengo ningún problema y de hecho tuve una empresa de artículos de cuero durante 15 años. He vivido con el cuero. Lo que hay que pensar es que es un desecho de otra industria, la alimentaria, pero en estos momentos, cuando hay menos demanda, estas pieles están siendo enterradas o quemadas. Figúrese lo insostenible que es quemar estas pieles, es algo tremendo para el medio ambiente. Si usamos pieles, tendríamos que usarlas durante toda la vida. El cuero puede durar 100 años si se trata bien. Y Piñatex no dura 100 años, eso se lo aseguro ya, porque es 'plant-based', no 'animal-based'.

"El polipiel y todo eso no es bueno, es peor que el cuero para el medio ambiente"

Lo que a mí me hizo cambiar de postura fue ir a curtidores de cuero en los años noventa, en sitios donde probablemente hoy en día las cosas siguen igual de mal. No tiene por qué ser igual en todas partes, hay muchísimas leyes para asegurar que esto no pasa. No hay que ser dramáticos ni tampoco fanáticos: el cuero tiene su sitio en el mundo y siempre lo tendrá. Hasta que Piñatex salió, que fue el primero de estos nuevos materiales, solamente había plástico: PVC, poliuretano... El polipiel y todo eso no es bueno, es peor que el cuero. Luego tienes las microfibras, que acaban en el mar y no se desintegran en 400 años... eso es desastroso. Hay que poner todo en perspectiva: si comemos carne, aunque yo no la como, hay que usar también las pieles.

Foto: Alexander McQueen.

P. Dejando de lado el tema ambiental, en cuanto a las características físicas o mecánicas de este material, ¿es comparable al cuero auténtico?

R. No es tan parecido. El cuero es una piel, si no la tratas con productos químicos se pudre: es una cosa viva. Sus fibras son muy densas, por lo que es mejor protección para el frío, pero yo he usado chaquetas de Piñatex en mitad del invierno y no pasa el aire por ahí, aísla muy bien y es más ligero, por ejemplo para un bolso no resulta tan pesado. En realidad, las características técnicas han pasado por todas las pruebas técnicas necesarias para que se puedan hacer zapatos, y cuando empiezas a trabajar con empresas de moda, estas te inundan con requisitos, si es para un zapato que pase por 10.000 flexiones: todas esas pruebas las hemos pasado.

Ahora estamos trabajando con la industria de los automóviles, tardaremos un poco más, no estamos aún ahí, pero podemos llegar. No se trata de compararlo con cuero, es segmentar las características técnicas necesarias en un producto para un mercado específico.

P. Pero el 'look and feel', como lo llaman, es parecido, ¿no?

R. El 'look' sí, el 'feel' no tanto, porque está marcado por la materia prima. El cuero, antes de tratarlo con aceites y resinas, es igual que el cartón, y después puedes hacer de todo con él. Piñatex no está tratado de esa manera, pero no dejan de ser fibras basadas al 95% en celulosa. Tiene un aspecto un poco más de papel, pero no es papel. Mire, siempre estamos comparando estéticas, pero la realidad es que no es cuero y... ¿por qué tendría que ser como el cuero, me entiende? Esto yo lo tengo muy claro.

placeholder Cazadora elaborada con Piñatex. (EPO)
Cazadora elaborada con Piñatex. (EPO)

P. ¿Cuál fue la primera empresa que se interesó por su material?

R. Hugo Boss ha sido el primero con quien hemos trabajado constantemente y produciendo una cantidad razonable para nosotros. En la industria de zapatos y accesorios me han parecido siempre una empresa supertransparente, conscientes de su responsabilidad social y ecológica desde sus plantas de producción en Italia. Ha habido otras como Chanel, con la que hicimos algún pedido, pero aquello terminó tras la muerte de Karl Lagerfeld. También con H&M hemos hecho una colección antes de la pandemia, en lo que ellos llaman una 'colección concienciada' y ahora seguimos con ellos. Y hay otra gran empresa, pero no puedo dar aún el nombre porque están lanzándolo ahora, se sabrá en unas semanas.

P. Siempre son marcas del sector del lujo las que optan por este tipo de soluciones, más innovadoras, pero veo que el cuero vegano ya está llegando también a compañías de ropa más asequibles. Ya no son solo chaquetas como la que lanzó Altiir que cuesta casi 900 euros las que usan Piñatex.

R. Esta es también mi visión y la de la empresa. Al principio es como un lujo, porque tenemos que escalar la producción. Y tenemos que pensar que esta producción no existía antes de Piñatex, hemos tenido que montar toda la cadena de suministro y se tarda mucho tiempo. Trabajar con la gente en agricultura, en cooperativas de piña de Filipinas no es fácil. Tuvimos que desarrollar máquinas para extraer las fibras, educar suena un poco fuerte, pero en realidad es colaborar, trabajar con ellos... cosas tan simples como tener varias trazas de calidad 1, calidad 2, calidad 3... en las fibras.

"El precio bajará un poco por economía de escala, pero no mucho: quiero dejar claro que su precio es su precio, encapsula todo lo que lleva"

Ahora estamos subiendo el volumen de producción e implantándonos en distintos sitios del mundo, estamos empezando en España y también en Costa Rica. Cuando subamos la escala, el precio bajará pero también quiero decir algo: bajará un poco por economía de escala, pero no mucho: el precio es el precio, y el nuestro es transparente y encapsula todo lo que lleva, la parte social, ecológica y de innovación: en las plantaciones todos están pagados y asegurados, nuestros desarrollos no paran... ahora estamos por ejemplo trabajando con Stahl, la empresa de productos químicos, en el desarrollo de unas resinas propias que sean 95% plantas y con una trazabilidad muy transparente.

P. ¿Quiénes son sus rivales en esta industria del cuero vegano?

R. Yo fui la pionera, después de lanzar el producto en 2016 han pasado muchas cosas en cuanto a innovación. Hay gente que ha usado otro tipo de desechos de agricultura, por ejemplo, Apple Leather o Wine Leather, que han usado los de manzanos o viñas. Después hay varios que están hechas con micelio, que son las fibras de los hongos, aunque tiene la diferencia de que esto sí que se cultiva con este fin, y más tarde pasa por un proceso similar al que se emplea para crear el cuero.

Puedo decir con gran convicción que, de todo lo que hay hoy en el mercado como alternativa al cuero, el nuestro es el producto más sostenible y con más potencial de industrialización, además de tener valores más transparentes.

Foto: Stella McCartney. (Reuters)
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P. ¿Cuál es su 'background' y por qué empezó en Reino Unido?

R. La empresa, lo que es el 'holding', está en Londres. Yo soy diseñadora, inventora de Piñatex y la parte creativa. Desde los 20 años siempre tuve empresas, empecé con el cuero aquí en Irlanda, me considero una 'social entrepreneur'. Tengo ideas cada día, mi calidad más fuerte es que soy creativa, pero son creaciones muy reales y donde siempre tengo en cuenta el impacto: 'people and planet'. Mi fortaleza son las 'startups', esta es mi quinta empresa, pero ya es demasiado compleja y tengo a gente que la gestiona, porque sé que esa no es mi especialidad y entiendo bien cuáles son mis fortalezas y cuáles no. La mía es la creatividad, la visión y el propósito de la empresa, puedo delegar la gestión, pero nunca la visión. Estoy pensando en qué pasará en cinco años, no en qué pasa hoy porque eso ya pasó hace cinco años.

placeholder Hijosa, con indígenas T'boli de Filipinas. (EPO)
Hijosa, con indígenas T'boli de Filipinas. (EPO)

P. ¿Cómo es la cadena de producción?

R. Yo estoy en Irlanda por razones personales, no quiero estar en Londres por los problemas, pero estoy en mi casa, llevo aquí un año más o menos. Todo empieza en Filipinas, ahí trabajamos con cooperativas y poco a poco estamos colaborando con empresas más grandes. Después las fibras van a nuestra planta, porque aún contienen cosas como la lignina que hace que sean más rígidas. Tenemos procesos mecánicos y químicos, donde usamos enzimas, y luego se envía al proceso industrial-textil donde se produce una especie de fieltro. Desde allí exportamos estos grandes rollos. Como verá estamos dejando suficiente valor añadido en el país y un día, eventualmente, tendremos un acabado total del producto allí para el mercado asiático, pero de momento faltan los conocimientos técnicos, ese 'know how' y se necesita mucho dinero para crear esa cadena de suministro.

P. ¿Ahí es donde entra en juego España?

R. Sí, en España tenemos nuestra segunda empresa, Ananas Anam España, y colaboradores industriales donde terminamos las piezas. Aquí controlamos calidad, hacemos pruebas técnicas, y luego distribuimos a todo el mundo desde aquí.

"Es verdad que es supercomplicado crear empresas en España, en los países anglosajones no hay ni la cuarta parte de burocracia"

P. ¿Su relación comercial con España entonces va a más?

R. Sí, sí, vamos a ir a España porque, aunque me encanta Irlanda necesito fábricas. A mí me encantan las fábricas. Las ideas pueden venir en aislamiento, dentro de nuestra cabeza. Cuando pensé en Piñatex fue un '¿y si hago una alternativa al cuero con estas fibras?' pero todo lo que tiene que ver con el diseño es distinto. Tiene que ocurrir en las fábricas, en producción, no quieres hacer una cadena de suministro que no existe. Esto está pasando en España, aquí es donde vamos a hacer toda la parte física y práctica, importamos y exportamos desde España.

P. Lo pregunto porque aquí siempre se dice que es muy difícil crear empresas, que es más fácil crearlas en otro sitio...

R. Es supercomplicado, es verdad. En los países anglosajones, donde yo estoy, las leyes son mucho más flexibles, mucho más rápidas, no hay ni la cuarta parte de burocracia. ¡Pero en España la gente es maravillosa! Nosotros trabajamos con empresas que cuentan con una gran generosidad. Por ejemplo, cuando empezamos, necesitábamos fábricas que nos hicieran prototipos. Fábricas textiles enormes, nada de empresas pequeñas de artesanía. Ir a una fábrica y decir 'por favor, ¿podríamos probar esto?' y que la empresa te diga 'mira, creo que hay un potencial y te voy a ayudar'. Esto es increíble y me ha pasado precisamente en España. Creo que hay una generosidad aquí que hay que aceptar, de la que hay que estar orgullosos y que obviamente hay que explotar.

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De los comerciantes de cuero se dice que ejercen el segundo oficio más antiguo del mundo. Desde mucho antes de las guerras de Cartago hasta la actualidad, los productos de piel curtida de vaca y otros animales han recubierto al ser humano. Por tanto, hay que reconocerle al cuero un cierto mérito, especialmente ahora que —como tantos otros productos de origen animal— carga con la etiqueta de insostenible y tanta gente le busca una alternativa.

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