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Laporta, la Superliga y el ejército de bancos y abogados de Florentino Pérez
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Laporta, la Superliga y el ejército de bancos y abogados de Florentino Pérez

El FC Barcelona está negociando con JP Morgan y Goldman Sachs una nueva emisión de bonos que le permita pasar unos 400 millones de deuda del club catalán de corto a largo

Foto: Joan Laporta. (EFE)
Joan Laporta. (EFE)
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Joan Laporta, Jan para los amigos, asumió la presidencia del FC Barcelona con dos retos: salvar la economía del Barça y gestionar el futuro de Leo Messi. Le ha estallado un tercero: la crisis de la Superliga que impulsa el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, quien ha armado todo un ejército de asesores y banqueros para defender su proyecto. El silencio de Laporta es estratégico, según apuntan fuentes cercanas al FC Barcelona, en esencia porque está negociando con JP Morgan y Goldman Sachs una emisión de bonos que le permita pasar unos 400 millones de deuda del Barça de corto a largo, según desvelan fuentes financiaras conocedoras de la operación. Sí, JP Morgan, el mismo banco que es el principal socio de Florentino Pérez y que le iba a aportar 6.100 millones de euros a su proyecto de Superliga. El Barça está muy apurado y tampoco es cuestión de desairar a sus banqueros cuando más los necesita. Mejor todos quietos, todos callados.

Además, con el coronavirus la situación económica del Barça se ha debilitado: ha perdido 45 millones de euros que aportaban las vistas al Museu del Barça, otros 65 millones de las tiendas Nike –cerradas muchos días por el covid– y otros 100 millones por el Estadio clausurado por la pandemia. De manera que pasar la deuda de corto a largo solo es un parche, pero un parche imprescindible. Más allá de esto, Laporta necesita que la Superliga salga adelante para recibir la inyección de fondos adicionales de 350 millones que se ha prometido a sus integrantes.

En lo legal, Laporta está blindado. No ha firmado el contrato sino solo una declaración de intenciones supeditada a que la ratifiquen la junta de compromisarios del club, según explican fuentes jurídicas conocedoras del acuerdo. Además, el marco legal es legislación española, no británica. Por tanto, no, el Barça no tiene que temer indemnizaciones ni pleitos de Florentino y sus mercenarios legales.

Foto: Foto: EC.

Así que además de refinanciar un parte de la deuda hay que trabajar entre bastidores para que los compromisarios den el sí, porque nadie duda en el club 'blaugrana' de que Florentino Pérez en unos meses volverá al ataque para reactivar la Superliga.

Para empezar hay demasiados intereses en juego: el ya mencionado JP Morgan, algunos fondos con los que el banco ya había empezado a reestructurar la deuda a través del banquero John Hahn; el socio de la sociedad de inversiones The Key, Anas Laghari; y abogados como los bufetes Latham & Watkins y Clifford Chance o el socio de Roca Junyent Jean-Louis Dupont, que se convirtió en una celebridad en el mundo del deporte por haber llevado el 'caso Bosman', que cambió el futbol internacional. Justo lo mismo que quiere hacer la Superliga.

La estela de los patinadores

Por eso el silencio de Laporta. Mejor esperar, que Florentino Pérez ponga la maquinaria en marcha y conseguir los ingresos extraordinarios que necesitan los clubs de presupuestos de cerca mil millones. Es el problema que tiene el Real Madrid, el FC Barcelona, en mayor medida; o el Juventus de los Agnelli. Todos estos clubs participan en la Champions, pero consideran que la UEFA se queda demasiado porcentaje del pastel de lo que genera la competición. Para Florentino Pérez, el silencio del Barça vale oro. Mientras el Barça calla, pero se mantiene a su lado, su ejército de abogados trabaja a destajo para resucitar el proyecto.

La vía para reactivar la Superliga se encuentra en un desconocido pleito de patinadores contra la Unión Internacional de Patinaje (UIP) por haber participado en una competición privada en Dubái. En 2017 los patinadores ya ganaron en los tribunales que la UIP no tenía derecho sancionarles porque iba contra la norma de libre competencia de la UE.

Un grupo de patinadores denunció a la asociación internacional por las sanciones

Fuentes legales de la capital catalana explican que el camino es pedir a la FIFA que autorice a los jugadores a jugar en la Superliga. La FIFA dirá que no. La FIFA ya se alineó con la UEFA y fue uno de los factores clave para que descarrilase el proyecto de la Superliga por su capacidad para sancionar a los jugadores que participasen y dejarlos fuera de las convocatorias del Mundial. Apoyarse en la jurisprudencia que sentaron los patinadores para abrir un nuevo espacio para el fútbol puede ser la manera de desbrozar la intrincada situación.

La previsible negativa de la FIFA permitiría a la Superliga demandar a la FIFA en los tribunales por negarse a autorizar a los jugadores a participar en la nueva competición. El nuevo pleito tardará unos tres años –tres años fueron el tiempo que necesitaron los patinadores para obtener su victoria legal: fueron a Dubái en 2014 y lograron la primera sentencia en 2017– y a partir de aquí la UEFA poco podrá hacer. Además, el proyecto está sujeto a la ley española. Y eso quiere decir que la UEFA, por mucho que Florentino Pérez forzase unas cautelares, no demandará nunca en los tribunales españoles, precisamente porque solo reconocen su propia justicia, el Tribunal Arbitraje Deportivo (TAS).

Trabajo añadido

Más allá del frente legal, estos tres años darán tiempo suficiente para trabajar el frente político y social. Buscar una aproximación a clubs que se han quedado fuera, pero que tienen peso en Europa, como el Oporto, el Sevilla, el Nápoles o el Ajax; por ejemplo. Aquí, además, del talón de Aquiles de la comunicación, es donde se da la batalla clave para desatascar uno de los mayores proyectos empresariales en el mundo del deporte.

El socio 'blaugrana' puede estar en contra del proyecto. De hecho, Laporta ganó las elecciones oponiéndose a la Superliga, aunque no fue el hecho determinante en las elecciones del club. El problema es que como Cataluña, el FC Barcelona vive en una mentira. El Barça no es de los socios, que apenas aportan el 8% del presupuesto de la entidad deportiva. El Barça, como el Real Madrid, es en realidad propiedad de sus patrocinadores. Entre Rakuten, Nike y Telefónica y el resto aportan más del 50% de los ingresos. Y en el Barça, como en el resto del mundo, el que paga manda.

Joan Laporta, Jan para los amigos, asumió la presidencia del FC Barcelona con dos retos: salvar la economía del Barça y gestionar el futuro de Leo Messi. Le ha estallado un tercero: la crisis de la Superliga que impulsa el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, quien ha armado todo un ejército de asesores y banqueros para defender su proyecto. El silencio de Laporta es estratégico, según apuntan fuentes cercanas al FC Barcelona, en esencia porque está negociando con JP Morgan y Goldman Sachs una emisión de bonos que le permita pasar unos 400 millones de deuda del Barça de corto a largo, según desvelan fuentes financiaras conocedoras de la operación. Sí, JP Morgan, el mismo banco que es el principal socio de Florentino Pérez y que le iba a aportar 6.100 millones de euros a su proyecto de Superliga. El Barça está muy apurado y tampoco es cuestión de desairar a sus banqueros cuando más los necesita. Mejor todos quietos, todos callados.

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