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Una moda catalana sin Mariano Puig y sin poder ser la salvadora en esta nueva crisis
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Una moda catalana sin Mariano Puig y sin poder ser la salvadora en esta nueva crisis

En 2010 se vio que en Cataluña, como en España, la moda era un sector que resistió a la crisis financiera. Estaba poco endeudado y generaba caja. Ahora con el covid no será así

Foto: El directivo catalán Mariano Puig. (EFE)
El directivo catalán Mariano Puig. (EFE)

El dicho italiano “Un bel morir tutta la vita onora” no se hizo para Mariano Puig, que falleció el pasado 13 de abril a la edad de 93 años. El que fuera presidente de la multinacional de moda y perfumería Puig, convirtió la firma de su padre en un gran jugador internacional. Mariano Puig, hombre de carácter fuerte y principios de hierro, no necesitaba “un bel morir” porque su vida había sido un reguero de aciertos. Su fallecimiento llega en un momento crítico para el sector de la moda catalana, su empresa incluida, que ha entrado en barrena en esta crisis. En 2010 la moda, como la automoción, no cayeron junto con la banca y el inmobiliario. Al contrario, la moda fue de los sectores que sirvió para volver a la senda de la recuperación. Ahora no va a ser así.

El sentido de la oportunidad que ha acompañado a Mariano Puig en su muerte también lo hizo en vida. Acertó cuando compró Myrurgia, su principal competidor en España. Cuando creció fuera de España y se hizo con marcas internacionales como Paco Rabanne, Nina Ricci o Carolina Herrera, creando un modelo de negocio que se nutría de la moda y la alta costura, pero que alimentaba la cuenta de resultados de perfume. Otro acierto fue lograr que la familia designase a uno de sus cinco hijos, Marc Puig, como presidente del grupo. En un año de pandemia, como 2020, Puig es un gigante que factura 1.500 millones y que está presente en 150 países.

Los tentáculos de Puig y el 'holding' familiar Exea son múltiples y diversos. Tienen desde el 25% de Textil Lonia –que explota las tiendas CH Carolina Herrera– hasta el 50% de Isdin. También cuentan con participaciones minoritarias, como el 14,8% de Adolfo Domínguez.

placeholder Mariano Puig recibe un homenaje del rey Felipe VI, hace un años en Barcelona. (IESE)
Mariano Puig recibe un homenaje del rey Felipe VI, hace un años en Barcelona. (IESE)

Puig mantuvo su sede en Cataluña en la crisis política de 2017. Al contrario que otros, entendieron desde el principio que el cambio de sede era una pistola de una sola bala. Una vez que la disparas dejas de poder presionar sobre el poder político. Mariano Puig nunca se sintió menos catalán que español ni al revés. Pero no puedes discutir la catalanidad de una familia en cuya sede corporativa te recibe una gigantesca estatua de Joan Miró. Jugando la baza de esa catalanidad que nadie podía negarles, la familia Puig fue especialmente beligerante en el fatídico octubre de 2017, junto con el presidente del Cercle d’Economia, Juan José Brugera, en intentar que Carles Puigdemont no declarase la independencia. Esta posición, la de mantener las sedes, para poder salvar un mínimo de influencia la siguió todo el mundo de la moda en Cataluña, empezando por el Mango de Isak Andic.

Puig entrará en pérdidas este año 2020. El golpe al comercio ha supuesto una caída de ingresos del 26%. Es la primera vez en la historia de la compañía y el signo de que si los emperadores de la moda catalana tienen problemas, el resto se encuentran en situación similar. El comercio ha cerrado más de cien días el pasado año. Y la internacionalización que protegió en otras crisis no lo hace en esta, provocada por una pandemia de carácter global.

Pérdidas generalizadas

La moda catalana nunca ha sido especialmente valorada. Por un lado ha quedado eclipsada por el fenómeno Inditex. Por otro, por la aversión de muchos de sus protagonistas a mantener un mínimo de presencia mediática. Pero además, hubo una confluencia de factores que ha llevado a que la moda sea desdeñada desde el punto de vista económico en Cataluña. Primero, en los ochenta, el discurso económico dominante decretó que el textil estaba muerto. Luego, la industria catalana, que sí era valorada, eran hierros, activos fijos y mucho 'lobby' en favor del metal, muchas veces con un peso sindical determinante, como ha sido desde hace décadas la influencia de UGT en Seat.

Para la recuperación que ha de venir no se podrá contar con la muleta que en el pasado supuso el mundo de la moda

La moda no tenía nada de todo eso. En muchas de estas empresas todavía no hay un comité de empresa. El empleo femenino, dominante en muchos de estos grupos, no acaba de encajar con la cultura sindical de antaño. Y las administraciones optaron por ningunearla excepto para hacerse la foto de rigor en los desfiles del 080.

Pero en 2010 se vio que era un sector que resistió a la crisis financiera. Estaba poco endeudado y generaba caja. Desde la superrentable Pronovias hasta Mango, que convirtió a Isak Andic en el hombre más rico de Cataluña.

Nueva crisis, nueva reglas

Pero la crisis actual es nueva. Es global, con lo que internacionalizarse sirve para poco. Afecta a las ventas, la línea de flotación de estas compañías, por los confinamientos y los cierres de los comercios. Y cambia el modelo de negocio que se ve obligado de pasar de la preeminencia de la tienda física al entorno virtual, lo que supone una rentabilidad por unidad menor.

Así, la cuenta de resultados de todos los protagonistas se ha teñido de rojo, el color que se ha convertido en tendencia en el sector. El problema no está en Puig, el problema es generalizado. Mango ha perdido 110 millones en 2020 tras ver como sus ventas se desplomaban un 22%. Desigual ha cerrado el año con 83 millones de pérdidas, a causa de una caída de su volumen de negocio del 39%. Según fuentes financieras, Pronovias también pierde dinero, si bien sus problemas ya venían de antes. Lo mismo que los joyeros Tous, empresa que no ha ofrecido datos de su falta de ganancias, pero que reconoce una caída de la facturación del 35% durante el pasado año.

La internacionalización que protegió en otras crisis no lo hace en esta, provocada por una pandemia de carácter global

Mango y Tous están apostando por las ventas por internet para recuperar margen de negocio. En el caso de Mango el primer trimestre está siendo mucho mejor que el del año anterior porque la pandemia en España está evolucionando mucho mejor que en países como Francia o Alemania. Tous, por su parte, va a intentar centrarse en 45 países estratégicos y racionalizar así su expansión internacional.

En todo caso, la salida de esta nueva crisis no podrá contar con el tirón de las empresas de moda, al contrario de lo que pasó con la de Lehman Brothers. Lo que pasa es que el pasado demuestra que este sector no llora y las administraciones no cuentan con él. Para la recuperación que ha de venir no se podrá contar con la muleta que en el pasado supuso el mundo de la moda.

El dicho italiano “Un bel morir tutta la vita onora” no se hizo para Mariano Puig, que falleció el pasado 13 de abril a la edad de 93 años. El que fuera presidente de la multinacional de moda y perfumería Puig, convirtió la firma de su padre en un gran jugador internacional. Mariano Puig, hombre de carácter fuerte y principios de hierro, no necesitaba “un bel morir” porque su vida había sido un reguero de aciertos. Su fallecimiento llega en un momento crítico para el sector de la moda catalana, su empresa incluida, que ha entrado en barrena en esta crisis. En 2010 la moda, como la automoción, no cayeron junto con la banca y el inmobiliario. Al contrario, la moda fue de los sectores que sirvió para volver a la senda de la recuperación. Ahora no va a ser así.

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