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El vidrio fotovoltaico de Ávila que ha conquistado a medio mundo

Isabel Rodríguez

Onyx Solar ha desarrollado una tecnología fotovoltaica que se integra en los edificios, es personalizable y genera electricidad suficiente para cubrir sus necesidades

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ay edificios por medio mundo que tienen algo en común y no es precisamente su arquitecto. Hablamos del edificio más alto de Singapur, el Dubai Frame en Emiratos Árabes, varios hospitales en Noruega, aeropuertos en EEUU, la sede de Hewlett Packard en Barcelona, la tienda de Apple en San Francisco, el estadio de los Miami Heats o el restaurante más sostenible de Mcdonald 's en Florida. Todos han apostado por incorporar a su edificación un material de construcción que les permite ser más sostenibles y eficientes aprovechando la energía solar.

Se trata del vidrio fotovoltaico para edificios que, desde hace más de una década, se fabrica en Ávila y llega “a cualquier rincón del mundo en el que haya un cliente que esté interesado en instalarlo”, explica Álvaro Beltrán, CEO de Onyx Solar. Su historia encarna a la perfección el paradigma de las grandes empresas que dieron sus primeros pasos en un garaje.

La curiosidad por hacer que la energía fotovoltaica resultara viable financiera y medioambientalmente llevó a Beltrán a la conclusión de que la mejor fórmula para conseguirlo sería que se integrase perfectamente en la edificación como cualquier otro material de construcción y que esto permitiese que los edificios pudieran generar la energía que necesitan. A partir de ahí, años de investigación y un encuentro providencial en Abu Dabi con Teodosio del Caño, “un físico brillante con un conocimiento en energía solar fotovoltaica realmente extraordinario”, hicieron el resto. Del Caño es actualmente el director técnico de la pyme abulense.

Ni la tempestad ocasionada por la caída del Lehman Brothers el mismo año de la fundación de Onyx Solar, ni la posterior crisis del sector fotovoltaico hicieron mella en los ánimos de esta pyme que capeó el temporal a fuerza de inversión en I+D+I, internacionalización e intrepidez, las tres ‘ies’ convertidas en señas de identidad de la firma. “Lo que hemos conseguido es desarrollar tecnología fotovoltaica que sea totalmente personalizable a nivel estético pero también personalizable en otra serie de asuntos que son absolutamente estratégicos y súper importantes para cualquier edificio, como por ejemplo el aislamiento” apunta Beltrán.

“Ser capaz de conseguir el retorno de inversión en los primeros cinco años te permite que los otros 30 años tengas energía totalmente gratuita”

Tamaños, colores, formas, aislamiento, transparencia… El vidrio fotovoltaico ‘made in Ávila’ se adapta a todo tipo de exigencias de los arquitectos y es, precisamente, en esa personalización donde reside el principal valor añadido que Onyx ofrece. Y aún hay más. Como material de construcción es un recurso ideal para la envolvente de cualquier construcción más allá de la fachada: da vida a lucernarios y hasta suelos capaces de generar energía gracias al sol. Todo ello con un retorno de la inversión que se sitúa entre los dos y los cuatro años (nunca más de ocho y para sitios con muy poca radiación como puede ser Noruega). Según explica el máximo responsable de Onyx, “en un producto que está durante 35 años generando energía, ser capaz de conseguir el retorno de inversión en los primeros cinco años te permite que los otros 30 años tengas energía totalmente gratuita para tu edificio y limpia para el planeta”.

Todo ello les ha llevado a estar presentes en más de 50 países de los cinco continentes. No en vano, su facturación fuera de España representa más del 95% del total de la empresa. “Cuando pensamos en montar la empresa pensamos en montar una empresa absolutamente global aunque estemos situados en Ávila, fabriquemos en Ávila y nos sintamos muy españoles”, confiesa Beltrán con una sonrisa.

“Cuando pensamos en montar la empresa pensamos en algo global aunque estemos situados en Ávila y fabriquemos en Ávila”

El esfuerzo ha dado sus frutos y hoy pueden presumir de haber trabajado con arquitectos de primer nivel —Norman Foster entre ellos— o de vestir con su vidrio fotovoltaico edificios emblemáticos. Es el caso del Bell Works, en New Jersey. El que fuera testigo de los primeros inventos del mismísimo Graham Bell o del paso por sus instalaciones de, ni más ni menos, que ocho premios nobeles también acogió a los responsables del desarrollo de la primera célula solar fotovoltaica. “Me encanta pensar que ese edificio que fue testigo del nacimiento de la fotovoltaica en el siglo XX ahora es testigo del nacimiento de la fotovoltaica del siglo XXI, que es la nuestra: la fotovoltaica integrada en la edificación, transparente, que permite que un edificio pueda generar la energía que necesita”.

Su talento ha sido reconocido en más de 80 ocasiones por otros tantos premios internacionales. El más reciente, sin embargo, se lo ha otorgado Banco Santander en colaboración con la Cámara de Comercio, el de Premio Pyme del Año 2020 en Ávila quedando, además, entre las cinco finalistas a nivel nacional. Para Beltrán, “el hecho de que seamos profetas en nuestra tierra nos encanta. Sentir el reconocimiento y el apoyo nos anima a seguir luchando”.

Con un equipo de más de 60 personas y sedes en EEUU y China, además de la matriz en Ávila, Onyx Solar mira hacia el futuro con optimismo. No en vano, el compromiso de los gobiernos con la lucha contra el cambio climático puede impulsar sus planes de crecimiento. “En un documento aprobado por el Consejo de Ministros recientemente se habla del despliegue a las renovables pero no en huertas solares o grandes parques eólicos, sino de un despliegue a las renovables integradas en la edificación. Es justo lo que nosotros hacemos”, explica Beltrán, que añade: “Somos líderes a nivel mundial, tenemos un ‘know how’, una tecnología y unas patentes que ya nos han posicionado muy bien en este nicho de mercado. Creo que el futuro es muy prometedor”.

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