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El pulso por los fondos europeos, la excusa del fracaso del pacto por la Generalitat
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El pulso por los fondos europeos, la excusa del fracaso del pacto por la Generalitat

ERC esperaba que Economía siguiera en manos de los republicanos mientras que Elsa Artadi sería vicepresidenta de Exteriores. Luego cedió Economía pero no el control de los fondos

Foto: Pere Aragonès, cadidato de ERC. (EFE)
Pere Aragonès, cadidato de ERC. (EFE)
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La política simbólica a la que se ha aferrado el independentismo casa mal con los problemas prácticos de la economía. La única cosa concreta por la que Pere Aragonès no logró ser presidente de Cataluña ayer es el pulso por la gestión de los fondos europeos. ERC espera ocuparse de ello en la nueva Generalitat. Algo que también reclama para JxCAT Jordi Sànchez, el secretario general de la formación. Sánchez, sin embargo, incurre en una profunda contradicción que puede deberse a que ignora el funcionamiento de los fondos. Y es que JxCAT aspira a controlar estas ayudas europeas al mismo tiempo que defiende una oposición frontal a llegar a pactos en el Congreso con las fuerzas políticas del Gobierno español. Sorber y soplar al mismo tiempo.

Sobre los planes de JxCAT para los fondos solo se sabe lo que Jordi Sànchez desveló en su conferencia política esta semana: “JxCAT está comprometida a que desde el futuro Govern lideremos la gestión de los fondos europeos Next Generation que permitan la digitalización y la transición energética para sentar las bases de un modelo productivo que aporte valor, trabajo y oportunidades. Será la aportación directa de capital a las empresas más importante vivida nunca en nuestro país. Y en este sentido nos dejaremos la piel para que la pequeña y mediana empresa del territorio sean partícipes de estos fondos”. Atención al “nos dejaremos la piel”.

En las negociaciones para crear Govern los de Pere Aragonès han hecho dos ofertas: una, que Economía siguiera en manos de los republicanos mientras que Elsa Artadi sería vicepresidenta de Exteriores. Cuando JxCAT exigió que Artadi fuese vicepresidenta de Economía aceptaron, pero no cedieron el control de los fondos europeos, que quedarían bajo la tutela de un comisionado de nueva creación que nombraría el propio Aragonès.

ERC quiere encargar la gestión de los fondos al economista Miquel Puig, el que antes era un convergente de toda la vida que al constatar que la vida es muy larga ahora es un convergente que se ha pasado a los republicanos al considerarlos un partido más de orden que la nueva formación de Carles Puigdemont. ERC pretende que Miquel Puig sea el comisionado de la Generalitat para los fondos Next Generation y que tutele su aplicación en Cataluña desde la Generalitat.

placeholder Miquel Puig (i), con Pere Aragonès. (EFE)
Miquel Puig (i), con Pere Aragonès. (EFE)

El elegido para tan alta tarea es, curiosamente, un economista de Tarragona que parece un señor de Barcelona. Miquel Puig se fogueó como secretario de Industria de la Generalitat en la época de Antoni Subirà, el 'conseller' del ramo en la época de Pujol que solo estuvo en el cargo trece años. Cosas del pujolismo. Allí, por ejemplo, Puig lidió con la gran crisis de Seat de 1993, que fue de mucha mayor tensión social que la de Nissan ahora.

Frente a los planteamientos más vagos de JxCAT, Miquel Puig ya encabeza el grupo de economistas que creó el propio Pere Aragonès para asesorar a la Generalitat sobre la cuestión del uso de los fondos europeos. Eso ha dejado fuera de juego al 'conseller' de Empresa, Ramón Tremosa, de JxCAT, que llegó cuestionando la gestión de Aragonès pero que se ha quedado al margen del gran tema de futuro para la economía catalana.

La dura realidad

Puede que en JxCAT se piense que los 3.000 o 4.000 millones que como mucho les pueden llegar entre 2021 y 2023 les permitan montar una repartidora que, salvando las distancias, lograse los réditos electorales que obtenía Antoni Comas, el mítico 'conseller' de Jordi Pujol al frente de Benestar Social. Pero eso es no saber cómo se estructuran los fondos europeos.

Primero están los PERTE, grandes proyectos como el de Seat, Iberdrola y VW, que serán aprobados por el Consejo de Ministros. Luego están los que asignarán los ministerios, que en parte serán transferidos a las CCAA a través de convenios condicionados. Y por último quedan otros 36.000 millones que serán gestionados por CCAA y ayuntamientos, pero también serán transferencias para proyectos concretos que luego tendrán que justificarse.

La Generalitat podrá gestionar más de 3.000 millones pero sin discrecionalidad

¿En qué lugar quedan los 27 proyectos que ha presentado la Generalitat? Por ejemplo, el plan de 26 millones con el que el 'conseller' de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, quiere convertir el fallido aeropuerto de Alguaire (Lleida) en un centro espacial para pruebas de propulsión de cohetes lanzadera para satélites suborbitales. Pues mal, según explican fuentes empresariales consultadas. Primero, porque otras CCAA han elevado más y mejores proyectos, como Andalucía o Asturias. Y, después, porque para colar esos proyectos la clave no se encuentra en la Generalitat ni en ninguna comunidad autónoma, que apenas ejercerán un papel secundario entre 'controller' y guardia de tráfico.

Dónde está la llave

En Esukadi lo han entendido. A principios de este mes nombraron a Jordi Campàs Velasco como viceconsejero de Economía y Fondos Europeos. El objetivo de Campàs es trabajar de la mano del PNV en el Congreso para colar los proyectos vascos en la rueda de los fondos. En otras palabras, si Jordi Puigneró quiere su centro espacial leridano debería enfocar a todos los diputados de JxCAT en esta dirección. Pero JxCAT exige a ERC “unidad de acción en Madrid” o, lo que es lo mismo, que se opongan a lo que proponen los partidos del Gobierno como castigo a las decisiones judiciales, el 155 o la falta de acuerdos en la Mesa de Diálogo.

El último ejemplo se vio esta semana en el Congreso. El pasado jueves ERC votó a favor de los 11.000 millones de los fondos de solvencia. Su diputado, Joan Capdevila, valoró de manera muy crítica, pero al final los republicanos votaron que sí. ¿Qué hizo JxCAT? No respaldó la iniciativa, aunque las empresas catalanas esperan estas ayudas directas como agua de mayo.

Por tanto, si JxCAT no está dispuesto a remar en la misma dirección que el Gobierno en el Congreso carece de sentido que se estén despellejando con ERC por la etiqueta del control de los fondos europeos. Y menos en la Generalitat, donde al final no controlarán nada. A lo mejor Jordi Sànchez no lo sabe, pero la economista Elsa Artadi seguro que sí. Tal vez el pulso que ha dejado a Aragonès sin su investidura sea por cuotas de poder interno, por las sillas, los cargos. El poder, en suma. Y lo de los fondos europeos solo una excusa sofisticada para unos votantes que hace semanas que ya no entienden nada mientras Cataluña sigue sumida en el desgobierno.

La política simbólica a la que se ha aferrado el independentismo casa mal con los problemas prácticos de la economía. La única cosa concreta por la que Pere Aragonès no logró ser presidente de Cataluña ayer es el pulso por la gestión de los fondos europeos. ERC espera ocuparse de ello en la nueva Generalitat. Algo que también reclama para JxCAT Jordi Sànchez, el secretario general de la formación. Sánchez, sin embargo, incurre en una profunda contradicción que puede deberse a que ignora el funcionamiento de los fondos. Y es que JxCAT aspira a controlar estas ayudas europeas al mismo tiempo que defiende una oposición frontal a llegar a pactos en el Congreso con las fuerzas políticas del Gobierno español. Sorber y soplar al mismo tiempo.

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