Hacia un futuro mejor Powered by

La pyme valenciana que ayuda a reducir los contagios entre los sanitarios

Rocío Romero

eKuore ha desarrollado un fonendoscopio inalámbrico que permite la auscultación a distancia entre médico y paciente

D

esde marzo de 2020 en España se han contagiado con covid-19 más de 115.000 sanitarios, según el Ministerio de Sanidad. Para paliar esta situación e intentar reducir la incidencia se ha puesto el foco en asegurar que los profesionales de la salud tengan acceso a equipos de protección —los famosos EPI— y a test de detección. Sin embargo, la exposición directa a los enfermos sigue siendo un factor de riesgo.

Precisamente reducir ese nivel de contacto con los infectados es una de las soluciones que proponen desde eKuore, una pyme valenciana dedicada a desarrollar dispositivos médicos que se conectan al teléfono móvil. Su principal ámbito de actuación son los fonendoscopios: el sonido de la auscultación queda grabado en los dispositivos para un mejor seguimiento del paciente a distancia.

Durante la pandemia, esta empresa tecnológica ha triplicado las ventas de su dispositivo eKuore Pro, “un fonendoscopio inalámbrico que permite la auscultación a distancia entre médico y paciente —explica Rubén López, CEO de la compañía—, reduciendo el riesgo de contagio”. ¿Cómo? Permitiendo que solo los enfermeros —el personal que habitualmente lleva el traje EPI— entren a las habitaciones de los pacientes para auscultarlos, enviando después el sonido al médico y reduciendo el número de personas que necesitan estar en contacto con los pacientes.

La idea de eKuore surgió en 2012 en el seno de la universidad. “En este tiempo apenas había dispositivos que se conectaran de forma inalámbrica a un móvil, lo máximo que podías conectar eran unos auriculares”, recuerda López. Entonces, tras haber llevado a cabo varios proyectos de colaboración en el terreno de la electrónica, Rubén y sus tres socios pusieron el foco en el ámbito de la salud y cayeron en la cuenta de que los fonendoscopios aún tenían mucho camino por recorrer: “Pudimos ver que no habían evolucionado prácticamente nada en 30 o 40 años. Seguían siendo un dispositivo analógico con un tubo que llevaba el sonido, sin nada digital, y ahí había mucho margen de mejora”.

Su idea era crear un dispositivo electrónico y convertir la información en inalámbrica. Pero poner en marcha esta iniciativa no fue sencillo. Los cuatro socios comenzaron su andadura sin apenas contar con recursos: “Trabajábamos desde casa hasta que conseguimos que la universidad nos diera 3.000 euros y una oficina”, explica López.

eKuore Pro reduce el número de personas que necesitan estar en contacto con los pacientes infectados

Con ese dinero y con “herramientas muy caseras” construyeron un prototipo capaz de recoger el audio con buena calidad y de enviar el sonido a través de ‘bluetooth’: “Ese prototipo nos abrió muchas puertas y nos permitió entrar en Lanzadera —aceleradora e incubadora de empresas— en Valencia, que nos financió”.

Este impulso permitía a eKuore pasar de un prototipo a industrializar el producto, pero su CEO asegura que el sector de la salud está “muy regulado” y, para cruzar ciertos puentes, tuvieron algunas complicaciones: “Son productos que influyen en la salud de las personas, y esto hace que el desarrollo de la tecnología sea mucho más lento que en otros sectores”. Ante la dificultad que encontraron a la hora de regular el dispositivo, optaron por dar el salto al sector veterinario. Esta apuesta funcionó y sirvió a los cuatro socios para justificar su primera ronda de financiación, con la que pudieron empezar a trabajar en el ámbito humano.

Así, tras algo más de tres años de beneficios, decidieron lanzar en 2020 una nueva ronda de financiación para seguir desarrollando sus productos. Y si alguien le hubiera dicho a López que acabaría siendo todo un éxito, probablemente le hubiera costado creerlo: “Teníamos previsto hacer una ampliación de capital antes de la llegada del coronavirus, y la lanzamos al público la semana que se decretó el estado de alarma”.

En ese momento, el miedo y la inseguridad comenzaron a apoderarse de Rubén. Acababan de abrir una ronda de financiación en un momento en el que las bolsas se estaban desplomando y la cosa no pintaba del todo bien. Querían conseguir 1,5 millones de euros: un millón con el que ya contaban a través del Fondo Smart de Banco Santander y 500.000 euros que intentarían conseguir con inversión privada. La intención era seguir desarrollando el sistema; a día de hoy lo sigue siendo. Hasta ahora el grupo ha fabricado dispositivos ‘hardware’ que recogen datos del paciente, pero no procesan o evalúan esa información: “Nuestro objetivo es ser capaces de analizar esos datos mediante un algoritmo de inteligencia artificial capaz de dar un prediagnóstico”.

“Queremos seguir invirtiendo en consolidar nuestro crecimiento hacia el área de los datos y de la inteligencia artificial”

Tras lanzar la ampliación de capital, las buenas noticias no tardaron en llegar. En apenas dos semanas la empresa ya había alcanzado e incluso superado el objetivo: “En esos momentos uno de los pocos ámbitos que les resultaba atractivo a los inversores era el sector sanitario”. Además, el proyecto que presentó eKuore con la ronda de financiación tenía que ver con la neumología y, con el covid-19 en pleno despegue afectando gravemente a los pulmones, la empresa se hacía más necesaria y atraía aún más al inversor.

Y su futuro es prometedor. “Queremos seguir invirtiendo en consolidar nuestro crecimiento hacia el área de los datos y de la inteligencia artificial. También pretendemos crecer en Estados Unidos”. De momento, acaban de recibir la aprobación de la FDA americana —administración de medicamentos y alimentos—. “Nuestros productos están listos y estoy seguro que serán un gran éxito”, concluye López.

Artículos relacionados