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Bancaja o Banco de Valencia: CaixaBank tiene dos sedes y solo puede quedar una
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TENDRÁ QUE ELEGIR

Bancaja o Banco de Valencia: CaixaBank tiene dos sedes y solo puede quedar una

El edificio del antiguo banco absorbido por la entidad catalana tiene fachada de hotel de lujo, pero el sector inmobiliario ve más valor al bloque de oficinas que era sede de Bankia

Foto: Los edificios de Bankia y CaixaBank en Valencia. (EC)
Los edificios de Bankia y CaixaBank en Valencia. (EC)
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La fusión que CaixaBank y Bankia aprobaron el pasado mes de diciembre llegó precedida de muchos y sesudos análisis sobre la duplicidad de sus redes comerciales, recursos humanos y materiales. El nuevo banco, integrado bajo la estrella de Miró de la entidad catalana como imagen de referencia, tiene que encarar en los próximos meses un proceso de ajuste de personal y de selección de sucursales con el fin de afinar su estructura y obtener las sinergias pretendidas por la operación.

Una de las decisiones, quizás no inmediata pero que fuentes de ambas entidades dan casi por descontada, será tener que elegir entre los dos edificios que han servido de base social a los dos bancos en Valencia. CaixaBank mantiene en la ciudad su domicilio a efectos administrativos. Lo hace en el inmueble que hace esquina entre las calles Juan de Austria y Pintor Sorolla, concretamente en los números dos y cuatro de esta travesía. Se trata del icónico edificio diseñado en la década de los años treinta del siglo pasado por el arquitecto Javier Goerlich, que servía de cuartel general al Banco de Valencia y fue absorbido por CaixaBank tras la crisis de las subprime de 2008. Fue el emplazamiento elegido en octubre de 2017, en plena crisis soberanista, para buscar formalmente un nuevo hogar fuera de Cataluña.

Para cuando CaixaBank llegó a Valencia, Bankia ya estaba allí. Concretamente a unos pocos metros, en el número 8 de la misma calle Pintor Sorolla. Allí se ubica el edificio de oficinas que era sede de Bancaja, la caja de ahorros que se fusionó en julio de 2011 con Caja Madrid y otras cinco entidades. La capital de la Comunidad Valenciana conservó la sede social, mientras que la base operativa se instaló en la capital de España, en la llamada Torre Kio. La nueva CaixaBank conservará este emplazamiento como base corporativa en Madrid.

Foto: Obras de construcción del edificio del Banco de Valencia, sede social de CaixaBank. (Fundación Goerlich)

En el sector del ladrillo se da por descontado que una parte importante del tesoro inmobiliario acumulado por la fusión acabará por salir al mercado. Y casi nadie duda que las dos sedes de Valencia no serán estrictamente necesarias una vez ejecutada la integración real. Sobre todo cuando comiencen a ejecutarse los ajustes de empleo. La cuestión es cuál de las dos encaja más en las necesidades de CaixaBank; pero, además, cuál de ellas puede tener más valor para hacer caja en caso de enajenación del activo. Algunas fuentes cercanas a la antigua Bankia ven en el edificio del Banco de Valencia el porte inmobiliario que encaja para un hotel de lujo en pleno centro de la ciudad. Su fachada protegida e historicista, sin duda, es mucho más atractiva que el frío hormigón y el cristal oscuro de la vieja sede de Bancaja.

Hotel de lujo u oficinas

Pero la cuestión es si esa es la opción más beneficiosa para CaixaBank. Primero porque sería renunciar a una sede emblemática, vinculada al imaginario financiero valenciano desde hace casi un siglo y con una fuerza simbólica mucho mayor que la central de Bankia. Además, en ámbitos del sector inmobiliario consultados por El Confidencial existe la percepción de que la entidad bancaria podría obtener un mejor precio por el edificio de Bancaja que por el del Banco de Valencia. El primero se ajusta a un inmueble clásico de oficinas, con buenos materiales. El segundo, que originalmente albergaba viviendas en sus plantas superiores, necesitaría una importante inversión para transformarlo en hotel por lo que, según los expertos consultados, quizás no generaría tantos ingresos a su actual propietario.

Algo que parece evidente es que la venta de uno de los dos activos, de producirse, no será inmediata. Tanto el sector de oficinas como el hotelero están sufriendo mucho los efectos de la pandemia del coronavirus, por lo que las valoraciones están por los suelos ahora mismo. La ciudad viene experimentando, además, una congelación en los precios de locales comerciales y de oficinas. No será hasta después de verano, si se cumplen los pronósticos en las campañas de vacunación, cuando se recupere la normalidad. Quizás entonces, el banco de José Ignacio Goirigolzarri y Gonzalo Gortázar tome una decisión sobre sus dos sedes valencianas.

La fusión que CaixaBank y Bankia aprobaron el pasado mes de diciembre llegó precedida de muchos y sesudos análisis sobre la duplicidad de sus redes comerciales, recursos humanos y materiales. El nuevo banco, integrado bajo la estrella de Miró de la entidad catalana como imagen de referencia, tiene que encarar en los próximos meses un proceso de ajuste de personal y de selección de sucursales con el fin de afinar su estructura y obtener las sinergias pretendidas por la operación.

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