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La banca, en el escenario covid: hacia un futuro de fusiones transfronterizas
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CLAVES DE LA RECUPERACIÓN

La banca, en el escenario covid: hacia un futuro de fusiones transfronterizas

El sector bancario pone el énfasis en la digitalización, las nuevas interacciones con el cliente y las fusiones entre países, solventando barreras reguladoras y diferencias normativas

Cada paso en la lucha contra el covid-19 nos adentra en un mar de dudas. No hay precedentes. Las respuestas son inciertas, y lo que hace unos meses podía parecer posible, mañana puede dar un giro de 180 grados. Sin ir más lejos, la semana pasada, el Banco de España dio un paso atrás en sus expectativas sobre la economía española para el próximo año, y de prever un crecimiento del PIB del 9,1% el pasado mes de junio, ahora lo sitúa entre el 4,1% y, en el mejor de los casos, el 7,3%.

En medio de esta incertidumbre, las entidades financieras juegan un papel esencial. “Lo normal en una situación de recesión es no extender créditos a los clientes por el alto riesgo, pero si esta vez hubiéramos aplicado esta receta, nos habríamos llevado por delante la economía”, expuso José María Roldán, presidente de la AEB (Asociación Española de Banca), durante el segundo encuentro del ciclo 'Claves para la recuperación', organizado por El Confidencial de la mano de PwC, en el que también participó Justo Alcocer, socio responsable del sector financiero de PwC.

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Roldán aclaró que, en este proceso, las garantías públicas han sido imprescindibles. Al comienzo de la crisis, las insistencias de la banca dieron su fruto y el Gobierno aprobó avales por hasta 100.000 millones de euros en marzo (en un principio, planteaba entre 50 y 60.000 millones), cediendo a cubrir el 80% del riesgo asociado a los créditos a pymes y autónomos, frente al 50% que proponía al inicio de las conversaciones.

placeholder José María Roldán, presidente de la AEB (Asociación Española de Banca).
José María Roldán, presidente de la AEB (Asociación Española de Banca).

A nivel europeo, "la reacción de la industria fue casi inmediata. Los reguladores fueron rápidos en dar flexibilidad a las entidades financieras", explicó el socio responsable del sector financiero de PwC. Precisamente, para poder hacer frente a la moratoria en el pago de hipotecas, el Banco Central Europeo (BCE) aceptó ser más transigente con los préstamos dudosos por el impago de cuotas o ante el riesgo de que las empresas se vieran salpicadas por la crisis.

"Estas medidas ayudaron a parar el golpe, pero ahora hay que ver la duración de todo esto", explicó Alcocer, quien resaltó la necesidad de acompasar todas estas iniciativas a los tiempos. “Cuando se empiece a repuntar, habrá que retirarlas. Esto ha sido una asimetría en el sistema, y tampoco es bueno que se alargue”, expuso. Por su parte, Roldán opinó que, dada la situación de incertidumbre, es necesario “extender” estas medidas más allá de lo inicialmente previsto, porque “más vale pagar el precio de empresas zombis (tienen baja rentabilidad y sobreviven refinanciando su deuda) durante algún tiempo que llevarnos por delante empresas que serían viables con más flexibilidad y tiempo”, afirmó.

"Más vale pagar el precio de empresas zombis que llevarnos por delante empresas que serían viables con más flexibilidad y tiempo" (Roldán)

En esta línea y en relación con las iniciativas sociales del Gobierno, el socio de PwC matizó que una cosa es ayudar a empresas, autónomos y comercios a superar este bache y otra llegar a una economía totalmente subvencionada. “Por supuesto que tiene que haber una parte de subsidio social al particular, pero la ayuda del Estado no se tiene que destinar toda a eso. Es necesario que se vuelque en aquellas empresas que están en el camino de la recuperación". En todo caso, “a veces no sé si este equilibrio se hace del todo bien”, reflexionó Alcocer.

Fusiones en el sector financiero

El anuncio de la fusión entre CaixaBank y Bankia el pasado 3 de septiembre abrió la puerta al debate sobre si las fusiones son positivas o no. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificó esta fusión como positiva para la economía. Sin embargo, la ministra de Igualdad, Irene Montero, consideró que la concentración bancaria es “preocupante”.

Aunque son muy controvertidas y hay todo tipo de opiniones al respecto, Roldán y Alcocer lo tienen claro: en el sector bancario las fusiones son un elemento que genera valor, ya que permiten la posibilidad de mejorar la rentabilidad dando servicio a más clientes y manteniendo la misma estructura. “Si en España tenemos bancos tan potentes, es precisamente porque ha habido una historia de fusiones detrás”, dijo Roldán. En este escenario, el presidente de la AEB afirmó que, aunque todavía no haya fusiones transfronterizas, la dimensión del sistema bancario es la europea, y “si comparamos Europa con Estados Unidos, sobran entidades en Europa”, detalló.

¿Por qué estas dificultades para llevarlas a cabo? En primer lugar, “para que ocurran es muy importante que nos creamos de verdad la unión bancaria, monetaria y fiscal”, dijo Roldán. Pero el verdadero foco está en las barreras reguladoras y supervisoras de este tipo de integraciones y en las grandes diferencias normativas de cada país. "Estas diferencias llegan hasta tal punto que, hasta para pedir una hipoteca, las discrepancias son desorbitadas", explicó Alcocer. Con esta premisa, la posibilidad de que un banco español llegue a una fusión con un banco de otro país europeo en el medio plazo es remota. Podría darse el caso, “pero no sería una fusión como tal, sino que habría ciertas ventajas muy pequeñas y, además, los costes seguirían estando ahí”, matizó.

Pero parece que la crisis del covid-19 ha supuesto el impulso necesario para dar un paso más hacia la acción. El BCE dejó claro recientemente que este tipo de fusiones suponen una vía para acabar con el exceso de entidades en Europa y para aumentar la rentabilidad, y que, por lo tanto, no habrá impedimentos para que se lleven a cabo. “Está habiendo señales políticas importantes, y creo que una vez superemos esta crisis, con la incertidumbre que conlleva, veremos el pistoletazo de salida para futuras fusiones transfronterizas”, explicó Roldán. Pero una cosa son los supervisores europeos y otra los gobiernos. El socio de PwC no tiene tan claro que estos últimos vayan a favorecer estas acciones, pero “desde luego, por parte de las autoridades centrales financieras, habrá siempre un fomento, porque lo ven con una visión transnacional”, apuntilló.

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Justo Alcocer, socio responsable del sector financiero de PwC.

En relación con la fusión entre CaixaBank y Bankia, hay que recordar que, durante la anterior crisis financiera, el dinero que inyectó el Estado al grupo conformado por la unión de Bankia y Banco Mare Nostrum ascendió a 24.069 millones de euros, de los cuales 22.424 millones fueron para Bankia. Desde entonces se han recuperado casi 3.000 millones, de los cuales 961 millones pertenecen al cobro de dividendos, el resto, 2.122 millones, se recuperó por la venta de dos paquetes de acciones en 2014 y en 2017. ¿Qué pasará con ese dinero que el Estado inyectó a Bankia una vez llevada a cabo la fusión?

El socio de PwC y el presidente de AEB lo ven difícilmente recuperable. En este sentido, Alcocer apuntó que el Estado no inyectó ese dinero con un afán de inversión privada para recuperarlo: “No fue una inversión para sacar rentabilidad, sino para salvar a los depositantes y porque, además, era un elemento que podía generar mucha desconfianza en el sector”. Por su parte, Roldán quiso aclarar que no se trató de un rescate bancario como tal, sino de un rescate de cajas de ahorros: “No es verdad que se rescatara a ningún accionista, no había accionistas, fueron ayudas a las cajas que tenían problemas”. Explicó además que, en su opinión, “este rescate supuso un 5 o un 6% del PIB, que realmente evitó que el coste de la crisis fuera mucho mayor”.

Retos y oportunidades

En cualquier caso, el gran reto para el sector bancario sigue siendo la rentabilidad, y en un entorno de tipos bajos “es una gran frustración, porque en este contexto tan difícil habíamos conseguido ir aumentando poco a poco esa rentabilidad”, declaró Roldán. Ahora, el desafío es aún mayor. El presidente de la AEB pone el foco en el medio plazo: “El corto plazo es menos preocupante. El problema es que, a medio plazo, estos tipos de interés negativos permanecerán, al menos, una década”. Además, en la parte de comisiones, “tendremos competencia de otros nuevos operadores como las 'fintechs”, señaló. Respecto a los costes, Roldán ve una oportunidad en las fusiones, en la digitalización y en la sostenibilidad, "que son puntos clave para llevar a cabo la recuperación que se tiene que dar en los próximos años y que, además, pueden ayudar al crecimiento económico", expuso.

La pandemia ha supuesto un cambio de tendencias en el sector financiero y en otras muchas esferas de la sociedad: utilización de otros métodos de pago en lugar de dinero en efectivo, teletrabajo, digitalización, tendencia al ahorro… “También ha habido cambios en los hábitos más profundos. La gente se ha acostumbrado a hacer por teléfono muchas de sus gestiones financieras y a recibir el servicio a través de este canal. Se ha eliminado la necesidad de la presencia física para muchos segmentos y eso cambiará a los bancos”, indicó Alcocer. En este sentido, añadió que, para las entidades financieras, aunque esta crisis es más un reto que una oportunidad, es una buena ocasión para transformarse en las interacciones con el cliente.

En este contexto, las fusiones transfronterizas también recibirán un impulso procedente del teletrabajo: “Esto también romperá barreras mentales. Cuando las entidades necesiten dos servicios centrales (uno en cada país) y vean que, en gran medida, la ubicación física es irrelevante, verán que haciendo números, todo esto les compensará”, concluyó el socio de PwC.

Cada paso en la lucha contra el covid-19 nos adentra en un mar de dudas. No hay precedentes. Las respuestas son inciertas, y lo que hace unos meses podía parecer posible, mañana puede dar un giro de 180 grados. Sin ir más lejos, la semana pasada, el Banco de España dio un paso atrás en sus expectativas sobre la economía española para el próximo año, y de prever un crecimiento del PIB del 9,1% el pasado mes de junio, ahora lo sitúa entre el 4,1% y, en el mejor de los casos, el 7,3%.

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