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FinCEN Files: la lucha fratricida entre el 'compliance' financiero y la banca privada
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EL CASO DE BARCLAYS

FinCEN Files: la lucha fratricida entre el 'compliance' financiero y la banca privada

Los intereses opuestos de los empleados de cumplimiento y los banqueros privados chocan de forma constante en los bancos. Los informes SAR remitidos por Barclays son una prueba de ello

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Ivor Ichikowitz se revuelve en su silla cuando se le menciona que la industria armamentística tiene reputación "de ser muy turbia". "No estamos en el negocio de destruir nada", afirmó el fundador de la empresa de armas Paramount Group en una entrevista a la televisión CNBC hace unos años. "Estamos en el negocio de la protección". Su banqueros de Barclays, el grupo financiero global con sede en Reino Unido, estaban muy felices de gestionar sus negocios, moviendo cientos de millones para Ichikowitz y sus empresas.

Pero en los últimos años, los empleados internos de 'compliance' de Barclays han hecho sonar las alarmas sobre acusaciones de corrupción que involucran a Ichikowitz, planteando cuestiones sobre si participó en el tipo de maniobras secretas que le ponían nervioso en público. Los trabajadores de Barclays reportaron más de 430 millones de dólares en transacciones, que se movieron a través del banco durante más de cinco años a partir de agosto de 2011, según los informes de actividad sospechosa (SAR, por sus siglas en inglés) obtenidos por BuzzFeed News y analizados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

Tras enviar varios avisos a la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, Barclays contrató una empresa privada de inteligencia encabezada por el antiguo espía británico Christopher Steeler para indagar a fondo. El informe final aumentó todavía más las alarmas, citando fuentes que afirmaron que Ichikowitz había convertido donaciones políticas en contratos militares en Sudáfrica, según el informe SAR enviado por Barclays al FinCEN.

Foto: Cuando el mundo del dinero escucha, ve y calla. (Imagen: Pablo López Learte / Irene de Pablo)

Los bancos están obligados a tener mucho cuidado con clientes conectados políticamente, al tener una mayor vulnerabilidad a los sobornos y la corrupción por sus puestos de alta dirección, los países donde viven o sus industrias. En ocasiones, los bancos reportan sus movimientos de dinero, no necesariamente porque se trate de transacciones sospechosas, sino por las preocupaciones generales sobre los clientes y sus negocios.

La oficina de Nueva York de Barclays "sigue preocupada por la fuente de riqueza de Ichikowitz y sus empresas y la posible participación de Ichikowitz en sobornos y corrupción", escribieron los empleados internos de ‘compliance’ en el SAR de diciembre de 2017. Solo dos años antes, en noviembre de 2015, el regulador británico multó a Barclays con 109 millones de dólares por fallos a la hora de evaluar de forma adecuada a algunos de clientes políticamente conectados y de riesgo, al "analizarlos con una duración inaceptable".

Los informes SAR de Barclays figuran en los FinCEN Files, una investigación internacional llevada a cabo por un equipo de más de 400 periodistas de 110 medios en 88 países y en la que ha participado El Confidencial. Los documentos secretos arrojan un rayo de luz sobre los supuestos conflictos dentro de un banco global sobre cómo tratar los grandes patrimonios relacionados con escándalos de corrupción, pero que nunca han sido acusados formalmente de ninguna mala práctica. Las tensiones enfrentan a los empleados de cumplimiento, encargados de alertar a las autoridades sobre indicios de blanqueo de dinero, con los banqueros privados, que buscan las mejores inversiones para sus multimillonarios clientes. Las fricciones incluso pueden resultar en enfoques totalmente opuestos para el mismo cliente dentro de diferentes departamentos de un mismo banco.

Los asesores personales de la riqueza

Los FinCEN Files destapan el velo del discreto mundo de la banca privada, a la que la consultora McKinsey & Co describió en 2019 como "el sector más rentable en la industria bancaria global", atrayendo a algunos de los mayores bancos del mundo, como Barclays, y otros más pequeños, como el suizo Julius Baer.

A diferencia de los bancos de inversión, que se encargan de vender acciones o diseñar acuerdos de fusión empresarial, los banqueros privados tienen la tarea de buscar a clientes adinerados con el objetivo de atraer sus riquezas al banco. Incluso tras la crisis de 2008, la banca privada, que compite por gestionar alrededor de 200 billones de dólares en patrimonio personal de todo el mundo, se ha convertido en más importante para las entidades financieras. En 2018, la banca privada contribuyó "a entre el 5% y el 6% de los beneficios", señaló McKinsey.

Los banqueros privados hacen todo lo posible para complacer a los clientes ricos. Sirven como asesores personales para los grandes patrimonios mundiales, consiguiendo entradas de primera fila para competiciones deportivas y conciertos. Para la superélite, pueden ir un poco más allá. El tratamiento de cinco estrellas proporcionado por un banco ha incluido estancias en una magnífica propiedad vacacional en la ciudad costera de Punta del Este, en Uruguay.

Y más importante aún, la banca privada ofrece a los clientes una multitud de beneficios y servicios financieros, incluyendo el acceso a ofertas públicas iniciales de acciones y préstamos atractivos, como los que Donald Trump consiguió del Deutsche Bank. Esta especial atención a los multimillonarios puede tener sus beneficios, pero también implica sus riesgos.

Nueve multimillonarios que han aparecido en la lista 'Forbes' de las personas más ricas en la última década movieron dinero a través de Barclays entre 2009 y 2017 que posteriormente fue declarado sospechoso, según muestran los FinCEN Files.

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Un desafío para los bancos, ya que intentar seguir el rastro del dinero es lidiar con toda una industria creada para cubrir estas pistas. Los multimillonarios pueden establecer fácilmente sociedades en jurisdicciones opacas donde el secreto es un valor comercial. Para ello, echan mano de un ejército de facilitadores, entre ellos, banqueros privados que conectan a los clientes con empresas que crean compañías ‘offshore’, trust y otro tipo de sociedades pantalla.

"El verdadero crecimiento de la industria global del secreto financiero ha sido impulsado por los principales bancos del primer mundo", asegura James S. Henry, ex economista jefe de McKinsey & Co y ahora investigador de justicia global en la Universidad de Yale. Por supuesto, los gigantes bancarios afirman que tienen herramientas diseñadas para controlar los flujos de dinero ilícitos.

"El delito financiero debilita a las instituciones financieras y tenemos un interés compartido, además de nuestras obligaciones legales, para prevenirlo", señaló Barclays en un comunicado remitido al ICIJ. "El delito financiero es, por su naturaleza, complejo y difícil de detectar". El banco británico rechazó contestar a las preguntas sobre transacciones y clientes específicos, aludiendo a la naturaleza confidencial de los informes SAR.

Banqueros contra 'compliance'

Un desequilibrio de poder funciona a favor de los banqueros, esos asesores de los multimillonarios con recompensas millonarias, y en contra de los empleados internos de cumplimiento peor pagados, a menudo incluso menospreciados dentro de las instituciones financieras, al considerarlos burócratas administrativos.

La diferencia es particularmente extrema en Europa. Antes de la crisis de 2008, el cumplimiento era una profesión atrasada que atraía a personas con calificaciones más bajas, según Andrew Samuels, quien trabajara para Barclays en Londres de 2015 a 2016 como gerente del programa para denuncias e investigaciones. El trabajo de Samuels es habitual en los bancos e implica que los investigadores reciban pistas de otros empleados y evalúen los riesgos que pueden plantear algunos clientes y transacciones.

Para que los bancos se comporten bien, debe haber una aplicación segura y rápida contra los malos actores. Y eso no está sucediendo

Samuels es ahora director ejecutivo de WisIPort, que ayuda a las empresas con proyectos de cumplimiento y de denuncia de irregularidades. Apuntó a la mucha tensión que existe entre "los nuevos 'sheriffs' [los más visibles y profesionales empleados de cumplimiento] y los banqueros privados, interesados en adquirir más clientes e inversiones".

"Los banqueros están conectados para ganar dinero. No quieren decir no", manifestó Paul Pelletier, exfuncionario de alto nivel del Departamento de Justicia de Estados Unidos y fiscal de delitos financieros. "Para que los bancos se comporten bien, debe haber una aplicación segura y rápida contra los malos actores. Y eso no es lo que está sucediendo".

Pelletier apuntó que "si los banqueros pueden anular a los empleados de cumplimiento de cualquier manera, se trata de un gran fallo del sistema". Y sentenció: "Entonces, ¿por qué se tiene a gente de ‘compliance’?".

Ivor Ichikowitz se revuelve en su silla cuando se le menciona que la industria armamentística tiene reputación "de ser muy turbia". "No estamos en el negocio de destruir nada", afirmó el fundador de la empresa de armas Paramount Group en una entrevista a la televisión CNBC hace unos años. "Estamos en el negocio de la protección". Su banqueros de Barclays, el grupo financiero global con sede en Reino Unido, estaban muy felices de gestionar sus negocios, moviendo cientos de millones para Ichikowitz y sus empresas.

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