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Los riesgos con los que debe lidiar la fusión de CaixaBank y Bankia
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Incertidumbres en el horizonte

Los riesgos con los que debe lidiar la fusión de CaixaBank y Bankia

El camino hasta la culminación de la integración de ambos bancos aparece, inevitablemente, jalonado de una serie de riesgos que podrían dificultar mucho el proceso o hasta frustrarlo

Foto: El presidente de Bankia, que será presidente ejecutivo de la nueva entidad, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, que será consejero delegado de la nueva entidad, Gonzalo Gortázar. (EFE)
El presidente de Bankia, que será presidente ejecutivo de la nueva entidad, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado de CaixaBank, que será consejero delegado de la nueva entidad, Gonzalo Gortázar. (EFE)
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La creación del mayor banco de España ya está lanzada. La aprobación por parte de los consejos de CaixaBank y Bankia del proyecto para la unión de ambas entidades ha puesto en marcha un largo proceso de integración que no está previsto que esté culminado hasta, al menos, dentro de cinco años, cuando se hayan concretado todas las sinergias planteadas por el grupo.

Un largo camino por recorrer que, pese a todos los buenos augurios con que ha sido acogida la fusión, estará jalonado, inevitablemente, de peligros que pueden hacer la andadura de la nueva entidad menos apacible o, incluso, dar al traste con la fusión.

Foto: José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, junto a Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank.

Este extremo es, desde luego, una opción que hoy por hoy se contempla como muy improbable. Pero la historia empresarial cuenta con bastantes operaciones que se han venido abajo una vez anunciadas, especialmente en un entorno de crisis como el actual. La reciente ruptura entre LVMH y Tiffany's es un claro ejemplo de este riesgo.

Autorizaciones pendientes

De hecho, la unión de CaixaBank y Bankia aún debe pasar por el trámite de las autorizaciones pertinentes por parte de distintos órganos reguladores y supervisores, como el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el Banco de España y el Banco Central Europeo, entre otros organismos que, deben, al menos, confirmar su no oposición al acuerdo.

Estas autorizaciones suelen darse por hechas, sobre todo en un caso como este, en que la consolidación del sector financiero ha sido instada desde los propios organismos supervisores. Además, y pese a que la nueva entidad alcanzará una posición clara de liderazgo en el mercado financiero español, su cuota, de en torno al 25% en volumen de activos, no parece conferirle una posición dominante que ponga en peligro la competencia del sector. Con todo, el riesgo de que estas autorizaciones vayan acompañadas de requerimientos de deshacerse de activos en algunas áreas de negocio concretas no debe obviarse del todo.

Cuestiones legales

Más evidentes e inminentes resultan, no obstante, los riesgos legales que amenazan a ambas entidades. Por un lado, se espera que en los próximos días se conozca la sentencia del juicio por presunta estafa en la salida a bolsa de Bankia, un proceso en el que el propio banco figura como imputado y del que podrían derivarse diversos daños a la entidad, en forma de sanciones y multas, además de un impacto en su reputación.

Un fallo condenatorio para Bankia podría, además, influir en la resolución pendiente, por parte de los tribunales europeos, de la posible indemnización por parte del banco a los inversores institucionales que acudieron a la salida a bolsa.

Foto: Logotipos de Bankia y Caixabank

A esto se añade la incertidumbre que aún rodea el caso de las hipotecas referenciadas al IRPH, que está a expensas de aclaración por parte del Tribunal Supremo —se espera que el fallo se emita el próximo día 30 de septiembre— tras las dudas en su aplicación que dejó la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del pasado 3 de marzo.

En este caso, que afecta a más de 40.000 millones de euros en créditos hipotecarios de la banca, CaixaBank figura como la entidad más afectada, una condición que se agudizaría en el caso de añadir la cartera hipotecaria de Bankia ligada al IRPH. Un fallo contrario a los intereses de la banca podría suponer un inesperado golpe a las estimaciones financieras del nuevo grupo.

Al margen de las cuestiones legales, el banco tendrá que afrontar los problemas intrínsecos a todo proceso de integración, que abarcan desde la definición de la nueva estructura al encaje de sistemas, culturas y equipos, que no siempre resultan sencillas. Aunque ambas entidades tienen experiencia reciente en la absorción de distintos negocios, la magnitud de ambas entidades hace de este un proceso difícilmente equiparable.

Obtención de las sinergias

Más relevante, en cualquier caso, resulta la obtención de las sinergias planteadas en el proyecto de fusión. El nuevo banco prevé conseguir ahorros de costes por valor de 770 millones de euros al año, a partir de 2023, al tiempo que proyecta un incremento de los ingresos de unos 290 millones de euros, que se concretarían a partir del quinto año.

En torno a estas cifras siempre existen incertidumbres que pueden derivar en un resultado final muy diferente. Especialmente recelosos se han mostrado los analistas con la capacidad de la entidad para hacer efectivo el objetivo de mejora de ingresos, en un entorno de mercado muy complicado para la actividad bancaria en general. "Creemos que el objetivo de sinergias de ingresos netos parece ambicioso, dada la experiencia de transacciones recientes", consideran en Bank of America, mientras que en BBVA observan que las "significativas" sinergias de ingresos planteadas "implican mayores riesgos de ejecución de los que habíamos anticipado originalmente".

placeholder José Ignacio Goirigolzarri, en la tribuna, y Gonzalo Gortázar. (EFE)
José Ignacio Goirigolzarri, en la tribuna, y Gonzalo Gortázar. (EFE)

En este sentido son varias las firmas de análisis que han advertido del riesgo de contracción del volumen de negocio, por la eliminación de sucursales, la desaparición de la marca Bankia, y la diversificación de riesgos a la que se vean obligados algunos clientes que tuvieran cuentas en ambas entidades. JPMorgan ha estimado hasta en un 10% la posible pérdida de ingresos de la entidad conjunta.

En el caso de los ahorros de costes, que deben provenir principalmente de un notable ajuste de sucursales y oficinas, este precisará de una negociación con los representantes de los trabajadores para determinar su magnitud y sus costes. Si este siempre es un proceso difícil, la situación actual amenaza con hacerlo aún más duro. Ambas entidades, que vienen de realizar ajustes severos en sus plantillas en los últimos años, tendrán que recortar miles de puestos de trabajo en un momento especialmente delicado para la economía y el mercado laboral español.

El Estado, en el consejo

Y esta cuestión entronca con otro de los desafíos con los que tendrá que lidiar la nueva entidad, como es la presencia en su consejo de administración de un representante del Estado, propietario de un 16,1% del capital a través del Frob.

El actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, llamado a desempeñar el mismo cargo en la nueva entidad, insistía este viernes en que el Frob, máximo accionista del banco absorbido, ha permitido que la entidad se rigiera exclusivamente por motivaciones profesionales y se mostraba confiado en que mantenga una actitud idéntica en la nueva entidad, con independencia de su entrada en el consejo.

Foto: Sede de Bankia

Sin embargo, en el mercado se observan con cierta cautela los comentarios que desde el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez y, especialmente desde el entorno de Unidas Podemos, se han lanzado en las últimas semanas en favor de un papel más intervencionista en los asuntos de la nueva entidad. Sin ir más lejos, la ministra de Empleo, Yolanda Díaz, manifestaba este mismo viernes su preocupación por los posibles ajustes de empleo que puedan llevar a cabo CaixaBank y Bankia. "No se entendería en un momento de crisis tan grave", ha llegado a afirmar.

Las políticas comerciales del banco, en cuestiones como la concesión de crédito, o el pago de dividendos son otras áreas en las que el Gobierno podría tratar de hacer valer el 16,1% de capitalidad pública para tratar de imponer sus criterios.

La creación del mayor banco de España ya está lanzada. La aprobación por parte de los consejos de CaixaBank y Bankia del proyecto para la unión de ambas entidades ha puesto en marcha un largo proceso de integración que no está previsto que esté culminado hasta, al menos, dentro de cinco años, cuando se hayan concretado todas las sinergias planteadas por el grupo.

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