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Por qué Bruselas se resiste a dar luz verde a la compra de Fitbit por parte de Google
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Adquisición por 2.100 millones

Por qué Bruselas se resiste a dar luz verde a la compra de Fitbit por parte de Google

Ambas partes cerraron la operación el 1 de noviembre del año pasado, pero el regulador de Competencia de la UE mantiene el caso congelado mientras investiga al gigante de EEUU

Foto: Un dispositivo de Fitbit, junto al logo de Google. (Reuters)
Un dispositivo de Fitbit, junto al logo de Google. (Reuters)

El pasado 1 de noviembre, hace ya más de nueve meses, Google llegó a un acuerdo con Fitbit para sumar el fabricante de pulseras deportivas a su ingente estructura a cambio de 2.100 millones de dólares. El acuerdo, que tenía que haberse cerrado esta primavera, sigue en el aire porque Bruselas todavía no ha dado su visto bueno.

Las autoridades de Competencia comunitarias, especialmente sensibles con todo lo que tiene que ver con los gigantes de internet estadounidenses, mantienen abierta una investigación para determinar si la operación puede completarse como estaba previsto.

Bruselas está preocupada por el uso que va a dar Google a la inmensa cantidad de datos que tiene Fitbit de sus usuarios. Movimientos y localizaciones visitadas, datos de salud, deporte, características físicas... Lo cierto es que Fitbit lo sabe casi todo de sus usuarios y eso, ahora, pasará a ser propiedad del gigante de Mountain View.

Foto: El Fitbit Versa. (C. Castellón)

Temen en Competencia que Google pueda usar esa montaña de información para mostrar publicidad mucho más segmentada a los usuarios, y así aumentar sus ingresos al vender esos espacios publicitarios digitales a otras empresas. Tanto es así que, según recoge el 'Financial Times', han enviado un cuestionario de 60 páginas a Google y a algunos rivales de Fitbit, preguntándoles como cambiaría el sector si termina por completarse la adquisición.

El departamento que dirige Margrethe Vestager está en el tiempo de descuento. El próximo 20 de julio tendrá que decidir si veta la compra, si da su visto bueno o si utiliza el as que se ha guardado en la manga: prorrogar la investigación durante cuatro meses más para darse el tiempo necesario para reforzar sus argumentos. Todo apunta a que tomarán este último camino.

En Bruselas, no están solos. La Comisión de Competencia y Consumidores de Australia también ha expresado sus reservas con la operación. "La compra de Fitbit podría permitir a Google construir un arsenal de datos todavía más exhaustivo, reforzando su posición y haciendo más elevadas las barreras de entrada para posibles rivales", explicaba su presidente, Rod Sims.

Foto: Un paquete de Amazon. (Reuters)

Por si fuera poco, hasta 20 asociaciones de consumidores de la Unión Europea, EEUU, Brasil o Canadá han mandado una carta a los reguladores en que pedían que pusieran trabas a la adquisición. "Google puede explotar los valiosos datos de Fitbit sobre salud y localizaciones para reforzar su ya dominante posición en el mercado de la publicidad 'online", decía la misiva.

Google no tardó en responder utilizando una carta abierta, en la que aseguraba que esos datos "no van a ser usados para publicidad" y que ha llevado a cabo la operación "por los dispositivos, no por los datos".

Lo cierto es que Bruselas va a tener que armarse con argumentos muy sólidos si quiere embarcarse en una nueva batalla contra Google, después del tríptico de casos que se cerró con multas que en total superaron los 7.000 millones de dólares. Va a ser complicado demostrar que, desde el punto de vista de Competencia, la compra perjudica el ecosistema de los 'wearables', pues Fitbit apenas cuenta con un 5% de cuota de mercado, muy lejos del 32% de Apple. Sus más inmediatos predecesores, Xiaomi y Samsung, utilizan sus propios sistemas operativos y no visten los colores de Google en sus pulseras deportivas.

En cualquier caso, la creciente preocupación de los reguladores por la protección de los datos personales a ambos lados del Atlántico puede provocarle un quebradero de cabeza a Google. Sería una mala noticia que el Departamento de Justicia de EEUU, que está terminando su investigación al buscador por posición dominante en la publicidad 'online', siguiera los pasos de la UE y abriera un nuevo caso contra Google.

El pasado 1 de noviembre, hace ya más de nueve meses, Google llegó a un acuerdo con Fitbit para sumar el fabricante de pulseras deportivas a su ingente estructura a cambio de 2.100 millones de dólares. El acuerdo, que tenía que haberse cerrado esta primavera, sigue en el aire porque Bruselas todavía no ha dado su visto bueno.

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