Diez firmas acusadas por EEUU de cooperar con el Ejército chino operan en España
Al menos la mitad de las empresas chinas señaladas por el Pentágono han establecido algún tipo de relación comercial con España o compañías españolas durante los últimos años
La creciente tensión entre EEUU y China no escapa a España. La mayor disputa geopolítica desde la Guerra Fría, que ahora libran Washington y Pekín, está perturbando el tablero inversor y empresarial más allá de sus fronteras.
El conflicto ha llevado al Departamento de Defensa de la superpotencia americana, mundialmente conocido por su sede del Pentágono, a elaborar un listado de 20 multinacionales chinas que, según la Casa Blanca, colaboran con el Ejército chino y suponen una amenaza para la seguridad y la economía de EEUU.
Por ello, la Administración Trump abre la puerta a levantar sanciones contra dichas compañías asiáticas, que operan directa o indirectamente con el país americano. En este contexto, si cabe aún más castigado por la crisis del coronavirus y con aranceles que están trastocando el comercio mundial, los responsables gubernamentales estadounidenses más beligerantes están presionando para que se desinvierta en estas compañías del gigante amarillo.
Toman esta decisión contra las multinacionales asiáticas, muchas de las cuales están presentes en Wall Street, con el pretexto de que el 'know how' que están adquiriendo está siendo transferido al Ejército chino y puesto a disposición de su servicio militar, lo que entienden es un peligro de primer orden. El propio presidente de EEUU, Donald Trump, ordenó hace pocas semanas al principal fondo de pensiones del Gobierno Federal que no invirtiera en compañías chinas.
Este clima hostil, y la fuerte presión diplomática que ejerce EEUU a lo largo del mundo, no es inmune a la inversión y el tejido empresarial español. No en vano, el número dos del Departamento de Estado, Robert L. Strayer, vino a Madrid para pedir de manera pública que España se desmarcara de Huawei, el gigante tecnológico chino, para su desarrollo de 5-G aduciendo que abría la puerta a que Pekín manejara todos los datos, también los secretos y confidenciales.
Pero Huawei es solo una de las empresas señaladas por el Pentágono, según reveló esta misma semana el 'Financial Times', que tiene una fortísima presencia en España. Hay muchas más firmas estatales chinas en sectores estratégicos de la economía nacional. Una de las más sonadas es la estatal China Railway Construction Corporation (CRCC), que compró la constructora Aldesa y por el desembolso realizado, en plena pandemia y sin revisión pese a la crisis que se prevé, da muestras de un interés estratégico más allá de la rentabilidad económica.
A finales de 2019, el consorcio estatal China National Nuclear Corporation (CNNC) adquirió, a través de su filial Neptu, la ingeniería española Nusim, con sede en Sevilla y perteneciente al grupo empresarial Chemtrol.
Otro de los que tiene un fuerte despliegue en España es Hikvision. La estatal china con sede en Hangzhou cuenta con una filial en territorio nacional dedicada a la videovigilancia tanto para fines civiles como militares. De las superpotencias con filial española destaca también China Telecom, que opera bajo la filial China Telecom (Europe) Limited Sucursal En España, constituida en Madrid en 2018, según consta en el registro mercantil.
Al mayor operador de telecomunicaciones chino, ahora acusado por el Departamento de EEUU, hay que añadir China Mobile. La operadora más grande del mundo que está presente en diversos países europeos. Esta firma está ayudando, entre otras cosas, a generar interés por el Real Club Deportivo Espanyol. El club catalán, propiedad del magnate chino Chen Yansheng, está logrando importantes cifras de filiación en la plataforma MIGU, que es el canal audiovisual de China Mobile.
Hay más. Su gigante aeronáutico, AVIC, el homólogo a la europea Airbus o la americana Boeing, compró en 2018 un complejo fotovoltaico en Aragón. 50 MW que hasta entonces era propiedad de unos empresarios alicantinos.
Las empresas acusadas de colaborar con el Ejército chino también tienen relaciones comerciales con empresas españolas. Por ejemplo, Talgo adjudicó en 2018 un contrato de 60 millones de yuanes —más de 7,5 millones de euros al cambio— a CRRC Corp. para suministrar sistemas de información y entretenimiento de trenes y las dos compañías firmaron un acuerdo de cooperación estratégica de 10 años.
Poco antes, en 2016, el grupo de ingeniería y tecnología vasco Sener firmó un contrato con el astillero Dalian Shipbuilding Industry, filial de China Shipbuilding Industry Corporation, otra de las firmas públicas que aparecen en el listado compilado por el Pentágono.
Y las empresas de corte más militar también sondean España desde hace años. Como publicó este medio en 2018, China Aerospace Science and Industry Corporation (CASIC), algo así como una fusión en versión china entre la agencia espacial NASA y Lockheed Martin Corporation, el mayor fabricante de armas y material aeroespacial de Estados Unidos, hizo diversas incursiones diplomáticas para realizar compras en territorio nacional.
¿Cómo puede afectar a España?
Ahora se abren diversas incógnitas en el mercado, sobre todo si EEUU continúa presionando para deshacer lazos inversores con estas firmas chinas. Un movimiento que ya tiene consecuencias en las operaciones de M&A, ya que los servicios jurídicos y legales que asesoran tendrá que añadir este nuevo riesgo en los procesos de compra y venta.
Ahora falta por ver qué presión diplomática va a ejercer la Administración Trump fuera de sus fronteras por esta cuestión. El presidente de EEUU ha caído con fuerza en las encuestas de cara a las elecciones de noviembre de 2020 y la beligerancia con China fue uno de los vectores que aupó al magnate a la Casa Blanca en 2016. Todo en un momento en el que, cuando más sacudía la pandemia en España, la presencia de China y del Gobierno de Xi Jinping tuvo una influencia destacada. Un papel de superpotencia mundial en los momentos más complicados que no ejerció EEUU.
Si se intensifica la presión, el Gobierno de España afronta una peliaguda tarea diplomática entre las dos potencias mundiales. Un Ejecutivo liderado por Pedro Sánchez desbordado por la crisis del coronavirus y con la economía nacional destruida, tal y como recalcó esta misma semana el FMI. Un contexto en el que, la inversión foránea, mucho más controlada por Moncloa desde que se decretó el estado de alarma, se hace vital para salir del hoyo.