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Cerberus cercena a una cuarta parte el plan de Inmoglaciar, su gran apuesta inmobiliaria
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pasa de 99 a 25 promociones

Cerberus cercena a una cuarta parte el plan de Inmoglaciar, su gran apuesta inmobiliaria

El fondo estadoundiense, que ultima un ERE para cerca del 80% de la plantilla, prácticamente ha paralizado el lanzamiento de nuevas viviendas y está vendiendo suelos para tener liquidez

Foto: Promoción de Inmoglaciar en Bravo Murillo 107 (Madrid).
Promoción de Inmoglaciar en Bravo Murillo 107 (Madrid).

Malos tiempos para Inmoglaciar. La promotora, que hasta hace seis meses era la gran apuesta de Cerberus en el mercado inmobiliario español, está siendo sometida a un acelerado proceso de achatarramiento, que bien puede considerarse todo un aviso a navegantes de lo que espera al sector en los próximos meses.

En mayo, en medio del estado de alarma, la compañía lanzó un expediente de regulación de empleo (ERE) que, según las fuentes consultadas, supondrá la salida de algo menos del 80% de la plantilla, unas 90 personas, sobre el total de 122 profesionales que tiene en la actualidad la compañía.

Estas salidas se sumarán a las que ya había ido aplicando la promotora en el primer trimestre del año y que afectaron a algo más de una docena de profesionales, a quienes no se prorrogó contrato tras el periodo de prueba. Cerberus, que posee casi el 95% de Inmoglaciar, prevé cerrar la negociación del ERE la próxima semana. El resto del capital es propiedad de la familia Moreno, fundadora de la compañía.

Foto: Haya Real Estate.

Detrás de este drástico ajuste de plantilla está la decisión del fondo de poner en hibernación los ambiciosos planes que tenía para Inmoglaciar y recortar a una cuarta parte el plan de negocio. En concreto, sobre un total de 113 proyectos que tenía ya identificados la compañía, los esfuerzos se van a centrar en poco más de una veintena, y, más en detalle, de las 99 promociones que aspiraba a lanzar este ejercicio 2020, ahora se está planteando quedarse en 25, según afirman fuentes conocedoras.

A esto se une la decisión del fondo de cerrar todas las delegaciones salvo, probablemente, Cataluña y Levante, por tener en esa zona una importante bolsa de suelo, y concentrar los efectivos en la central de Madrid. Un drástico movimiento que ya había empezado a vislumbrarse a principios de año, cuando el enfriamiento del negocio promotor puso en evidencia la imposibilidad de cumplir la ambiciosa hoja de ruta que se había marcado, pero que con el estallido de la crisis del covid-19 ha terminado de saltar por los aires.

Compañía en pérdidas

El pasado ejercicio, Inmoglaciar cerró con unos números rojos de cerca de 20 millones de euros, según las mismas fuentes, que hablan también de que está teniendo problemas de tesorería, precisamente por tener unas ventas menores de las previstas y una plantilla fichada, en su mayoría, en el último año y medio para abordar esos ambiciosos planes.

Para combatir esta falta de liquidez, Inmoglaciar también ha puesto en venta algunos suelos, como un terreno hotelero terciario en Madrid y otro destinado a segunda residencia en Málaga, y está abierta a repetir este tipo de operaciones en solares que no respondan al modelo de promoción al que quiere ceñirse: primera residencia y a precio asequible.

placeholder Manuel Lagares, presidente de Inmoglaciar.
Manuel Lagares, presidente de Inmoglaciar.

Todas estas desinversiones se están centrando en terrenos adquiridos por Inmoglaciar antes de recibir, el pasado octubre, la inyección de terrenos procedentes de la cartera Marina, nombre con el que se bautizó la compra de 13.000 millones de euros en ladrillo de BBVA por parte del fondo.

Aunque esta adquisición se completó en octubre de 2018, todavía pasó un año hasta que se ejecutó el traspaso de los suelos a Inmoglaciar. Al tratarse de una compañía no cotizada, la promotora todavía no ha depositado sus cuentas correspondientes al pasado ejercicio, pero las fuentes consultadas aseguran que los recursos inyectados por Cerberus a su filial se pueden estimar en cerca de 300 millones de euros.

De esta cantidad, unos 180 millones han sido en forma de capital, mientras que otros 120 millones son deuda subordinada del accionista, que prestó para adquirir los suelos y activos, con el objetivo de ir recuperando la inversión conforme se desarrollen los proyectos, planes que ahora se han puesto a hibernar.

Foto: Uno de los edificios de Cerberus. (Reuters)

Con unos activos bajo gestión de 42.000 millones de dólares (unos 37.170 millones de euros), Cerberus es una de las mayores firmas de inversión del mundo. Desde que adquirió Inmoglaciar, hace dos año y medio, sus planes siempre han pasado por crear una gran inmobiliaria, con los suelos que adquirió a BBVA más lo que adquirió la promotora, y sacarla a bolsa para empezar a competir en la liga de Neinor, Aedas y Metrovacesa.

Pero, tras el enamoramiento inicial, el fondo se dio cuenta hace año y medio de que esta promotora se quedaba pequeña para sus ambiciosos planes y sondeó la posible compra de firmas como Vía Célere, Inmobiliaria Espacio o la propia Neinor, interés que en ningún caso llegó a buen puerto. El frenazo que ha supuesto la crisis del coronavirus y las dudas que existen respecto al futuro hacen que ahora todos los planes hayan quedado en tiempo muerto.

Es hora de replegarse. Ahora, la duda es si Cerberus lo hace para volver a atacar.

Malos tiempos para Inmoglaciar. La promotora, que hasta hace seis meses era la gran apuesta de Cerberus en el mercado inmobiliario español, está siendo sometida a un acelerado proceso de achatarramiento, que bien puede considerarse todo un aviso a navegantes de lo que espera al sector en los próximos meses.

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