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El coronavirus amenaza el futuro del negocio de la ganadería de lidia en España
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a la espera de la nueva normalidad

El coronavirus amenaza el futuro del negocio de la ganadería de lidia en España

Los criadores no quieren parar el ciclo de producción y, a falta de plazas abiertas, envían animales al matadero y los empresarios taurinos están parados sin poder cerrar carteles

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

La irrupción de la pandemia del covid-19, con el parón de toda clase de actividades, como festejos taurinos o la restauración, ha dejado en el aire y pendiendo de un hilo el futuro de todo el negocio de la lidia, desde los ganaderos de reses, hasta el empresario taurino y el industrial de esta carne.

Los criadores de reses bravas no quieren parar el ciclo de producción y, a falta de plazas abiertas, envían animales al matadero; los empresarios taurinos están parados sin poder cerrar carteles tan potentes como los de San Isidro y muchos industriales cárnicos buscan alternativas para seguir el negocio, según se desprende de las consultas hechas por Efeagro a los diferentes eslabones de esta cadena.

Juan Pedro Domecq está al frente de una finca con 1.800 cabezas de ganado para la lidia en El Castillo de las Guardas (Sevilla) y, según indica, está viviendo con "tristeza y resignación" la situación actual aunque con "algo de esperanza" de que puedan retomarse los festejos taurinos conforme se recobre la normalidad.

En su caso, no ha parado la producción de vacuno bravo porque en lugar de destinarlo a una plaza de toros acaba en el matadero; eso sí, subraya que le compran los animales a unos precios que "al final generan pérdidas". Domecq calcula que esas pérdidas pueden estar entre los 70 y los 90 millones de euros.

Por eso creen que deberían recibir ayudas de la Administración central aunque no espera que les lleguen: "El Gobierno nos trata mal porque nos ha sacado de todas las ayudas destinadas a la cultura. Con el Ejecutivo actual, lo tenemos complicadísimo", remarca.

Foto: El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes.

Este ganadero estima que pueden aguantar en esta situación un año, pero espera que no se prolongue tanto tiempo la situación excepcional porque, de lo contrario, desaparecerá "casi la mitad de la cabaña brava" y "algunas ganaderías, con lo que eso significa de pérdida de riqueza genética".

Juan Carlos Júcar es gerente de una empresa dedicada a cerrar carteles taurinos y apoderado de varios toreros y vio cómo todo su actividad quedó cercenada de la noche a la mañana con la llegada del estado de alarma.

Ahora está pendiente de agosto y septiembre, dos meses "fuertes" de corridas de toros, por si finalmente pueden celebrarse e incluso con la posibilidad de que Madrid posponga a otoño también su Feria taurina de San Isidro. No obstante, avisa que las restricciones de aforo a los ruedos puede hacer inviable la rentabilidad de su negocio.

Foto: Exterior de la Plaza de Las Ventas. (EFE) Opinión
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Juan Carlos Martín es uno de los socios de la empresa Cárnicas Torrecaza, que dedica una parte de su actividad a la carne de toro de lidia, en concreto el 15% del volumen de ventas y el 10% de su facturación. Ahora no reciben carne de esas reses lidiadas en las plazas por lo que sigue el canal tradicional, del campo al matadero.

Una vez conseguida la canal, no pueden venderla a la restauración al estar cerrada y ese es el principal problema, ya que es un tipo de producto con salida prácticamente exclusiva a través del Horeca. Ven "mal" la situación aunque intentan hacerse hueco en otros canales de distribución, propios del vacuno de carne clásico, como puede ser el retail. "Ahora mismo, a los animales que se sacrifican en el matadero se les da un tratamiento como un vacuno normal, aunque sea de raza brava", remarca.

El negocio de la lidia por lo tanto no ha escapado, como muchos otros, al tsunami provocado por la pandemia en multitud de negocios que esperan ya la desescalada y la llegada de la nueva normalidad para ver si retoman su plena actividad.

La irrupción de la pandemia del covid-19, con el parón de toda clase de actividades, como festejos taurinos o la restauración, ha dejado en el aire y pendiendo de un hilo el futuro de todo el negocio de la lidia, desde los ganaderos de reses, hasta el empresario taurino y el industrial de esta carne.

Los criadores de reses bravas no quieren parar el ciclo de producción y, a falta de plazas abiertas, envían animales al matadero; los empresarios taurinos están parados sin poder cerrar carteles tan potentes como los de San Isidro y muchos industriales cárnicos buscan alternativas para seguir el negocio, según se desprende de las consultas hechas por Efeagro a los diferentes eslabones de esta cadena.

Juan Pedro Domecq está al frente de una finca con 1.800 cabezas de ganado para la lidia en El Castillo de las Guardas (Sevilla) y, según indica, está viviendo con "tristeza y resignación" la situación actual aunque con "algo de esperanza" de que puedan retomarse los festejos taurinos conforme se recobre la normalidad.

En su caso, no ha parado la producción de vacuno bravo porque en lugar de destinarlo a una plaza de toros acaba en el matadero; eso sí, subraya que le compran los animales a unos precios que "al final generan pérdidas". Domecq calcula que esas pérdidas pueden estar entre los 70 y los 90 millones de euros.

Por eso creen que deberían recibir ayudas de la Administración central aunque no espera que les lleguen: "El Gobierno nos trata mal porque nos ha sacado de todas las ayudas destinadas a la cultura. Con el Ejecutivo actual, lo tenemos complicadísimo", remarca.