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El salvavidas de Iberia y el papelón para Bankia y el ICO en plenas turbulencias
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LA INTRAHISTORIA DE UN PRÉSTAMO VITAL

El salvavidas de Iberia y el papelón para Bankia y el ICO en plenas turbulencias

A las 3 de la madrugada de este viernes, en una notaría de Madrid, Iberia consiguió el combustible suficiente en forma de 1.010 millones de euros

Foto: Un avión de Iberia en pleno vuelo. (Reuters)
Un avión de Iberia en pleno vuelo. (Reuters)

A las 3 de la madrugada de este pasado viernes, en una notaría de Madrid, Iberia consiguió el combustible suficiente en forma de 1.010 millones de euros para seguir volando en medio de las turbulencias provocadas por el coronavirus, un arma letal que le ha obligado a tener casi todos sus aviones en tierra y que amenaza la supervivencia del sector aéreo en el mundo.

International Airlines Group (IAG), la empresa madrileña de propiedad británica, confirmó a las 8 de la mañana del 1 de mayo que Iberia y Vueling habían conseguido dos préstamos por 750 y 260 millones de euros para hacer frente a la pandemia, tal y como había adelantado El Confidencial el pasado 24 de abril. En total, 1.010 millones vitales para que la antigua aerolínea de bandera española y su filial de corto recorrido no tuvieran que entrar en un bucle muy complicado.

Foto: Un avión de Iberia en un aeropuerto vacío. (EFE)

Una situación a vida o muerte que también están viviendo competidoras suyas como Air France-KLM, la alemana Lufthansa, la portuguesa TAP, Alitalia (totalmente nacionalizada), las escandinavas SAS, Finnair y Norwegian, American Airlines, United Airlines o Virgin, y que de momento ya han necesitado ayudas de sus respectivos estados por cerca de 50.000 millones de euros.

La firma del préstamo de Iberia se hizo de madrugada porque el salvavidas que recibió de la banca se encontró con serios problemas de aterrizaje. Aunque la mayoría de los comités de riesgo de las siete entidades que le han dado los citados 1.010 millones habían dado su visto bueno en la tarde del miércoles, una de ellas no lo había hecho, en concreto Bankia. Según algunas fuentes próximas a las negociaciones, el banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri, rescatado en 2012 con 22.422 millones de dinero público, se bajó del avión en pleno vuelo en la tarde del jueves 30 de abril.

El banquero vasco dijo que solo ponía una parte de la que se le pedía, pero no la que presuntamente le tocaba a prorrata, porque Vueling no era cliente suyo. En Bankia lo niegan y aseguran que desde el primer momento avisaron de que no financiarían a la filial de corto y medio radio. Añaden que desde el principio lo habían advertido, por lo que el malentendido del jueves por la tarde era responsabilidad de los dos grandes bancos, Santander y BBVA.

El Gobierno intervino para que la negativa de Goirigolzarri, que en 2012 recibió 22.422 millones, no provocase la primera gran quiebra de Sánchez

Sea como fuere, lo cierto es que faltaban unos 40 millones para asegurar el préstamo —a pesar de que la operación cuenta con un aval del Estado de hasta el 70%—, lo que provocó un terremoto en Iberia y en el Gobierno de Pedro Sánchez. Sin la parte alícuota de Bankia, el préstamo se caía y arrastraba en un futuro a los 15.000 empleados de la aerolínea española, afectados la mayoría por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). El resto de bancos, ya muy cargados, tenían que asumir la cantidad que el banco, cuyo mayor accionista es el Estado, se negaba a conceder. Luis Gallego, presidente de la compañía aérea, activó el SOS y lanzó un 'mayday' (ayúdeme, peligro inminente) al Gobierno de España, que públicamente se había comprometido a apoyarla.

El ejecutivo madrileño, futuro gran jefe de todo IAG (British Airways, incluida), se puso en contacto con José Luis Ábalos, ministro de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana (el Ministerio de Fomento de toda la vida, ahora tuneado) para que, precisamente, moviese toda su agenda y consiguiese que Bankia no se bajase del avión. El Gobierno entró en acción y llamó a Goirigolzarri. Sobre las 23 horas del jueves, el banquero daba un giro a su posición y mantenía su cheque, aunque solo para Iberia, no para Vueling.

Santander y BBVA han aportado 250 millones cada uno, acompañados por CaixaBank, Abanca, Bankia, Bankinter y, sobre todo, el dinero público del ICO

Al no ser suficiente, Ábalos entró en contacto con Nadia Calviño, la ministra de Asuntos Económicos, para que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) arrimase el hombro, dado el carácter estratégico de la aerolínea para las comunicaciones y el transporte en España. Calviño llamó a José Carlos García De Quevedo, presidente del ente público, para que extendiese con urgencia una línea de crédito de 190 millones de todos los españoles, uno de los mayores préstamos concedidos por el ICO a una empresa privada en los últimos años. El anterior de un tamaño algo inferior, 160 millones, fue para Abengoa y de ese dinero se perdió casi todo.

Había que evitar a toda costa la primera gran quiebra del Gobierno de Pedro Sánchez, lo que hubiera sido todo un mazazo para su política de ayuda a las empresas para sobrevivir al covid-19 con los 200.000 millones del Estado.

Con esta mascarilla de oxígeno del ICO, casi en la medianoche del 30 de abril, cuando la tripulación de Iberia ya daba por hecho el accidente, toda la banca accedía a extender los 1.010 millones. Santander y BBVA, con 250 millones por barba, lideran el préstamo, al que CaixaBank aporta 140 millones; Bankia suma 100 millones, Abanca, 50 y Bankinter, 21. Solo faltó el Sabadell, que desde el primer momento declinó participar al haber ya dado dinero a IAG, la matriz.

De momento, Iberia ya se ha salvado. Pero aún queda ver cómo vuela de bajo Air Europa, cuya compra por la primera parece una quimera, y el malentendido con el presidente de Bankia.

A las 3 de la madrugada de este pasado viernes, en una notaría de Madrid, Iberia consiguió el combustible suficiente en forma de 1.010 millones de euros para seguir volando en medio de las turbulencias provocadas por el coronavirus, un arma letal que le ha obligado a tener casi todos sus aviones en tierra y que amenaza la supervivencia del sector aéreo en el mundo.

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