Enria (BCE): "Las medidas en marcha en Europa deberían evitar una crisis soberana"
El responsable de la supervisión bancaria en Europa cree que las entidades llegan bien preparadas a la crisis y pide a los inversores que no "estigmaticen" el uso de capital
Andrea Enria (La Spezia, Italia, 1961) tiene en sus manos parte del futuro económico de Europa. Como presidente del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el brazo supervisor del Banco Central Europeo (BCE), es el responsable de vigilar los 115 mayores bancos del continente, que atesoran un 82% de todos los activos del sector. Una decisión de este supervisor italiano puede abrir o cerrar el grifo del crédito de los gigantes de la banca. Enria tiene claro que lo que toca ahora es dar un manguerazo a la economía, y desde el MUS se ha lanzado una batería de medidas para que los bancos consigan que "pequeños negocios y empresas no se hundan", como explica en una entrevista con El Confidencial, la primera que concede a un diario digital a nivel europeo y la primera a un medio escrito español.
Con más de 30 años de experiencia regulatoria, Enria llegó al trono supervisor europeo a comienzos de 2019. La crisis del coronavirus cogió al presidente del MUS en Fráncfort, separado de su mujer, confinada en Italia. Como casi todo el personal del BCE, el italiano atiende la mayor parte de las reuniones de forma telemática, como la entrevista con este medio, que tuvo lugar el pasado jueves.
PREGUNTA. ¿Cómo llegan los bancos españoles a esta crisis? ¿Está preocupado por que tengan la ratio de capital más baja en Europa?
RESPUESTA. En general, los bancos europeos llegan a esta crisis con un balance mucho más sólido, un nivel de capital más elevado, mejor calidad de activos y posiciones de liquidez más robustas, con la rentabilidad como punto débil. Esta es la foto con la que llegan los bancos de la zona euro. No hay grandes excepciones a esto entre los bancos españoles. Es verdad que están ligeramente por debajo en la posición de capital, pero también es cierto que han hecho grandes progresos de limpieza del balance, y por eso en 2019 la tasa de morosidad alcanzó el 3,2% de forma consolidada, desde el 13% de 2013. La mejora ha sido significativa. Los bancos españoles han llegado muy alineados con los europeos a esta crisis. Como ocurre en la mayoría de bancos europeos, el principal problema es la baja rentabilidad, la eficiencia todavía en vía de mejora y cierta necesidad de consolidación.
El capital de los bancos debería aportar suficiente seguridad para que el contribuyente cuente con más protección
P. ¿Será suficiente esta solidez?
R. En este momento, hay mucha incertidumbre sobre cómo de larga e intensa va a ser esta crisis. En el lado positivo, las autoridades han tomado rápidamente decisiones potentes. El BCE puso en marcha medidas muy importantes de política monetaria, también con facilidades de liquidez para los bancos. Nosotros, como supervisores, hemos dado mucho margen a los bancos, siendo flexibles en el tratamiento del capital para que puedan absorber pérdidas y seguir prestando a la economía. Y en el lado de los activos, los gobiernos han lanzado moratorias para las pérdidas crediticias y avales públicos para asegurarse de que los bancos pueden continuar financiando la economía real, para que pequeños negocios y empresas no se hundan. Todo esto debería ayudar, pero por supuesto, si la recesión es profunda y larga, veremos un impacto en la calidad de activos de los bancos. La envergadura de este impacto todavía es muy difícil de calcular.
P. Me consta que el BCE está haciendo un seguimiento cercano de cómo encajan la crisis los bancos. ¿Han encontrado algún problema o están detectando un buen trabajo?
R. En las primeras semanas, hubo grandes peticiones de financiación, sobre todo de pymes y empresas, y uso de la liquidez que tenían en los bancos. Esto puso algo de presión al principio en la liquidez y en las posiciones de capital, ya que los activos han crecido. El otro punto ha sido el impacto del mercado, la significativa corrección en las valoraciones. Esto ocurrió en las primeras semanas, pero desde entonces la situación se ha relajado, con menos presión para los bancos, en parte como fruto de las medidas de política monetaria del BCE.
P. ¿Cómo de posible es que esta crisis acabe en una de deuda soberana y financiera?
R. Todo dependerá principalmente de la profundidad y duración de la crisis. Pero creo que se han anunciado muchas medidas importantes a nivel europeo y otras se están discutiendo ahora. Es necesario que haya una respuesta verdaderamente europea para evitar que este 'shock', que es totalmente exógeno como consecuencia de un virus, se transforme en una crisis más profunda, especialmente en algunos países. Las medidas que se han anunciado deberían aportar suficiente seguridad para evitar exactamente eso.
P. ¿Está más preocupado por los bancos españoles e italianos que por los de otros países europeos?
R. En este momento, no hay evidencias de un impacto diferente en los bancos en esta crisis. Sabemos, por supuesto, que el impacto del Covid-19 ha sido más duro de momento en España e Italia, pero las medidas de distanciamiento, que son las que afectan a la economía, han sido adoptadas de una forma muy parecida en todos los países de la UE. Por eso, es difícil decir si habrá diferencias en la forma en que la crisis impactará a los bancos en los diferentes países.
P. ¿Están haciendo alguna recomendación a los bancos sobre la deuda soberana o están preocupados por ella?
R. No de forma específica. En general, prestamos atención, por supuesto, sobre todo al riesgo de concentración en las carteras soberanas. Miramos con atención el posible impacto que los cambios en los diferenciales pueden tener sobre el capital de los bancos. Esta vigilancia es una parte normal de la tarea supervisora. Lo hemos hecho en el pasado y lo seguimos haciendo ahora.
P. ¿Espera que haya una ronda de fusiones debido a esta crisis?
R. La banca europea ya tenía, y sigue teniendo, necesidad de consolidación. Hay todavía exceso de capacidad instalada heredada desde la anterior crisis que no ha sido completamente eliminada, algo que presiona la rentabilidad y la eficiencia de los bancos, por lo que la consolidación podría ser parte de la solución. La crisis podría acelerar el ajuste de aquellos bancos que están resistiendo en los márgenes del sistema; aquellos que no tenían un modelo de negocio viable en el medio plazo pero que eran capaces de mantenerse a flote gracias a los bajos tipos de interés y la disponibilidad de fuentes baratas de financiación. Esos bancos, los más débiles, podrían tener más presión y la consolidación podría ser parte de la solución.
P. ¿También en el caso español?
R. Prefiero no comentar sobre casos concretos, pero me refiero a la situación en toda Europa.
Estamos abiertos a que cualquier inversor con un buen plan de negocio tome el control de entidades europeas
P. Han pasado más de 10 años desde que arrancó la crisis financiera en España, que impactó en contribuyentes, accionistas y preferentistas. ¿Qué certeza tiene de que esta crisis no va a generar nuevas pérdidas a contribuyentes e inversores?
R. El trabajo que reguladores y supervisores han hecho tras la crisis financiera está dando sus frutos. El hecho de que los bancos hayan llegado a esta crisis con más capital, una mejor posición de liquidez y balances más limpios es una prueba de que los bancos cuentan con importantes recursos privados para absorber las pérdidas antes de que entren en un proceso de resolución. Esto debería aportar suficientes garantías de que el dinero de los contribuyentes puede hoy contar con mucha más protección, ya que los bancos tienen más recursos privados para hacer frente a las dificultades. Pero, como he mencionado, es muy difícil en este momento predecir el volumen de pérdidas y el impacto en el capital de los bancos.
P. El vicepresidente del Gobierno español ha mostrado su intención de nacionalizar compañías durante la crisis del coronavirus, y por otro lado el Gobierno ha reactivado la 'acción de oro' que blinda la entrada de inversores en compañías estratégicas. ¿Qué le parecen al BCE estas medidas?
R. No entro en situaciones específicas de Bankia u otro banco. Sé que hay una serie de países donde se han anunciado medidas para bloquear a inversores privados tomando el control de empresas, lo que de alguna manera es comprensible, ya que hay valoraciones de mercado por los suelos. Pero al mismo tiempo, como supervisores bancarios, si algún inversor, público o privado, quisiera inyectar capital en el sector financiero con un buen plan de negocio, nosotros evaluaríamos la propuesta estrictamente desde un punto de vista técnico. Debemos ser neutrales, evaluar la situación basándonos en criterios técnicos y estar abiertos a inversiones en el sector bancario en este momento. Entiendo que haya preocupaciones, pero deberíamos estar abiertos a inversores de renta variable que quieran invertir en bancos.
P. Es decir, ¿no está a favor de la 'acción de oro' que se ha tomado en España u otros países?
R. Son decisiones políticas y no me corresponde a mí decidir. Lo que yo digo es que desde el punto de vista supervisor, si llegan solicitudes de inversores para poner capital en el sector, lo evaluaremos solo desde el punto de vista de la solidez y la calidad del plan de negocio para la entidad. Esa es nuestra actitud.
P. ¿Cómo ve la exposición de grandes bancos españoles y europeos a países como México, Brasil y Turquía en este momento, como una ventaja o un potencial problema adicional?
R. La diversificación geográfica de riesgos es por supuesto un elemento de fuerza para los bancos. Sin embargo, el FMI señaló hace unos días en sus previsiones que por primera vez vamos a ver una recesión sincronizada en todo el mundo, a diferencia de lo que ocurrió durante la crisis financiera de 2008. Nueve de cada 10 países anticipan una recesión en 2020. Así que, probablemente, estos beneficios de la diversificación no sean tan útiles en esta crisis como lo han sido en el pasado.
P. ¿Cómo valora la flexibilización que se ha hecho de las normas bancarias?
R. Este es un punto delicado. No estamos relajando las normas. Hemos querido siempre mantener intacta la medida de capital, liquidez y calidad de activos, y no bajar el termómetro. Lo que hemos hecho es activar las provisiones que fueron fijadas en la regulación después de la última crisis para asegurarnos de que los bancos que han construido colchones en los buenos tiempos puedan usarlos en los malos. Esta es una de las lecciones de la anterior crisis y estamos viendo ahora en funcionamiento esas nuevas normas. No quiere decir que estemos poniendo el contador a cero y olvidando el rigor del marco regulatorio. Lo que estamos haciendo es aplicar ese marco para que los bancos puedan usar los colchones de capital que se construyeron para situaciones difíciles, lo que elimina los elementos más procíclicos del sistema.
Es la primera vez que estamos aplicando estas normas y es importante que este punto se entienda bien entre los agentes del mercado, desde inversores hasta analistas y agencias de 'rating': los colchones están ahí para usarse. Y no deben estigmatizar a los bancos que los empleen, porque eso sería muy negativo. Queremos que los bancos usen los colchones de liquidez, ya que están ahí para eso. El Comité de Basilea ha sido claro de que en caso de dificultad los 'buffers' de liquidez y capital deberían usarse. Pido enérgicamente a todos los agentes del mercado que entiendan esto, respeten las reglas y permitan que los bancos usen estos colchones como se supone que deben hacerlo.
P. ¿Ha decidido cuándo va a pedir a los bancos volver a los niveles de capital previos a esta crisis?
R. No estamos dando una hoja de ruta muy detallada ahora mismo. Pero el mensaje sí es claro: daremos a los bancos un tiempo amplio para volver a la situación anterior a esta crisis. Tendrán tiempo para el ajuste. Pero habrá un momento, ojalá que pronto, en el que se venza al virus y la economía vuelva a su funcionamiento ordinario, y entonces habrá que decidir banco a banco cuál es el ritmo idóneo para volver a la situación anterior de capital y liquidez.
Los bancos han guardado 30.000 millones de los 35.000 millones que tenían previsto repartir a sus accionistas
P. ¿Es posible que algún banco deje de pagar los cupones de los instrumentos Tier 1 y Tier 2?
R. Está claro que hemos insistido en que se restrinjan los pagos de dividendos, pero no pretendemos poner limitaciones al pago de estos cupones. Por supuesto, si los bancos tienen que usar el colchón de conservación de capital o el colchón combinado —donde hay capital contracícilico—, si tocan ese capital, hay requerimientos legales de que se reduzcan gradualmente los pagos de cupones de Tier 1. Pero los bancos tienen bastante margen de capital antes de llegar a ello.
P. Es decir, ¿no ve ese escenario cercano o real en este momento?
R. No está cerca, no. Hay una gran cantidad de colchones que se pueden usar antes de llegar a esa situación.
P. ¿Ve algún impacto especial en capital por el incremento en activos ponderados por riesgo (APR), por nuevos créditos o morosos?
R. Esta es justamente la razón por la que hemos dado espacio de capital a las entidades, liberando colchones o pidiendo no pagar dividendos. Prevemos que los bancos incrementen los APR, lo que estarán impulsados sobre todo por la necesidad de aumentar la financiación a sus clientes y por el incremento del riesgo en sus carteras. Nos gustaría ver hasta qué punto los avales públicos ayudarán a contener este efecto, ya que podrían ser un factor mitigador.
P. Algunos bancos, españoles y europeos, han mantenido el pago de dividendos a pesar de que el BCE recomendó no hacerlo. ¿Por qué lo ha permitido? ¿Tomarán alguna acción?
R. Fuimos muy claros en nuestra recomendación. Dijimos a todos los bancos que esperamos que no paguen dividendos de 2019 y 2020. Pero sabemos que algunos bancos podrían enfrentarse a problemas legales, especialmente si la junta general de accionistas había aprobado ya el dividendo antes de que hiciéramos pública nuestra recomendación, ya que legalmente esos dividendos serían propiedad de los accionistas. En esos casos, tuvimos que aceptar que los bancos los paguen. Es una pena, pero había una obligación legal que respetar. Pero, en general, estamos satisfechos porque las entidades europeas tenían previsto repartir 35.000 millones de euros en dividendos y, de esos, 30.000 millones no se han pagado y se han retenido en los balances, lo que es un logro importante.
P. ¿Tiene las cifras en el caso español?
R. No desglosamos las cifras por país.
Vamos a controlar cómo usan los avales públicos los bancos europeos
P. ¿Están haciendo seguimiento de los nuevos créditos avalados por el Estado y las moratorias hipotecarias para que los bancos no las usen para refinanciar a clientes con problemas anteriores?
R. Como supervisor, el BCE está en una situación peculiar, ya que, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos o Reino Unido, nosotros tenemos que lidiar con 19 jurisdicciones diferentes y 19 programas de avales y moratorias distintos, por eso es muy difícil para nosotros controlar en detalle cada caso y esto se abordará más desde una perspectiva nacional. Pero por supuesto que vamos a controlar la manera en que cada banco usa estos avales, el número de préstamos que garantizan y el impacto que tienen en su balance.
P. ¿Teme que la crisis del coronavirus impida completar la unión bancaria?
R. Mucha gente argumenta que la unión bancaria está incompleta, lo que es cierto en el sentido de que el Fondo de Garantía de Depósitos Europeo todavía no está implantado o que hay elementos todavía en elaboración. Pero también hay que decir que la unión bancaria está viva y coleando, funcionando bien. En estas circunstancias tan extremas, la supervisión del BCE ha sido capaz de reaccionar muy rápido. Nuestro Consejo, que incluye a todos los responsables de supervisión bancaria de los 19 Estados miembros, ha sido capaz de tomar decisiones muy difíciles en un periodo de tiempo escaso y lo ha hecho con consenso. En algunos casos, hemos reaccionado incluso más rápido que las autoridades de otras jurisdicciones fuera de Europa. Por eso, la primera reflexión es que la unión bancaria está funcionando y dando resultados. Y sobre el Fondo de Garantía de Depósitos, espero y confío en que esta crisis nos ayudará a darnos cuenta de que tenemos que avanzar más rápido de lo que se había contemplado.
P. El coronavirus ha probado que los bancos pueden operar casi con normalidad con menos oficinas físicas. ¿Es esto un incentivo para acelerar el recorte de gastos?
R. Hay algunas lecciones positivas y negativas sobre las que pensar con cuidado. La positiva es que la mayor parte de los clientes de los bancos va a ser más proclive a operar con las herramientas digitales, lo que podría acelerar la transformación de los bancos, que ya estaba avanzada. Los bancos españoles han invertido mucho en esta área. Esta situación podría llevar a la transformación digital que nosotros defendemos. Antes de la crisis decíamos siempre que los bancos que invierten mejor en tecnologías, que usan canales digitales y que reducen costes de las sucursales son los que más aumentan su rentabilidad. Es un elemento importante que sigue como tal y es posible que esta transformación lo acelere.
En el lado negativo, tenemos que pensar en la exposición a ciberataques y en determinados aspectos vinculados a la externalización. Muchos bancos externalizaron servicios, a veces a países emergentes como la India, por ejemplo, donde los sistemas de teletrabajo no han sido tan efectivos como en Europa. En general, creo que habrá más transformación digital, pero también algunos aspectos clave como ciberseguridad y externalización a otros países podrían tener que ser reconsiderados.
P. Los bancos estaban ya cerca de los objetivos de reducción de créditos morosos (NPL, por sus siglas en inglés), y ahora van a recibir nuevos volúmenes, ¿cómo de exigente va a ser el MUS para que vuelvan a reducirlos?
R. Para ser honesto, estamos muy satisfechos con el progreso hecho en los últimos dos o tres años, desde que el BCE fijó su política respecto a créditos dudosos y morosos. Acordamos los objetivos con las entidades y la mayor parte los ha alcanzado, y algunos bancos hasta han superado con creces esos objetivos. El progreso ha sido muy bueno. No tengo las cifras de 2019, que llegarán en unas semanas, pero estoy seguro de que confirmarán esto. Por supuesto que en esta nueva situación de mercado será difícil para los bancos continuar con este progreso al mismo ritmo, ya que será complicado titulizar o vender préstamos cuando los mercados están cerrados a activos de riesgo. Está claro que rediseñaremos con las entidades los objetivos y daremos más tiempo si lo necesitan, pero mantendremos la presión a los bancos a medio plazo para continuar un proceso que ha sido tan exitoso hasta ahora.
Esta crisis nos ayudará a darnos cuenta de que tenemos que avanzar más rápido en la unión bancaria
P. ¿Cómo cree que saldrá la banca de esta crisis a nivel de reputación?
R. Esta no es una crisis que haya sido provocada por malas prácticas de la banca, como había ocurrido en la anterior crisis. De hecho, esta vez puede ser parte de la solución en lugar del problema. Puede reparar su reputación ayudando a sus clientes a cruzar el desierto de las medidas de confinamiento y restricción que se han puesto en muchos países y que impiden que las empresas puedan desarrollar su actividad como siempre. Los bancos pueden usar esta oportunidad para reparar su reputación y ayudar a los clientes y la economía en estos tiempos difíciles.
P. ¿Les recordará a los bancos esta crisis la próxima vez que se quejen de lo duro que es el BCE?
R. Bueno, creo que hemos sido un supervisor duro, lo seguimos siendo y lo seguiremos siendo. Pero somos un supervisor que entiende la difícil situación del sector financiero y usa la flexibilidad que es necesaria en un momento de necesidad.
P. ¿Qué espera de los resultados del primer trimestre?
R. Estamos recopilando información. Hemos visto información de bancos estadounidenses publicada en los últimos días que muestra un incremento significativo del coste de riesgo en Estados Unidos. Esta es un área que miraremos con mucha atención tan pronto como los bancos presenten sus resultados.
P. ¿Cree que los bancos europeos deben seguir este ejemplo?
R. Espero que los bancos europeos no hayan experimentado estas grandes pérdidas. Lo que muestra el ejemplo norteamericano, que espero que también sea el caso de los bancos europeos, es que, incluso con relativamente grandes pérdidas, las entidades tienen un margen de capital significativo para absorberlas. Así que, de momento, ese es el aspecto positivo que estamos viendo.
Andrea Enria (La Spezia, Italia, 1961) tiene en sus manos parte del futuro económico de Europa. Como presidente del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el brazo supervisor del Banco Central Europeo (BCE), es el responsable de vigilar los 115 mayores bancos del continente, que atesoran un 82% de todos los activos del sector. Una decisión de este supervisor italiano puede abrir o cerrar el grifo del crédito de los gigantes de la banca. Enria tiene claro que lo que toca ahora es dar un manguerazo a la economía, y desde el MUS se ha lanzado una batería de medidas para que los bancos consigan que "pequeños negocios y empresas no se hundan", como explica en una entrevista con El Confidencial, la primera que concede a un diario digital a nivel europeo y la primera a un medio escrito español.