El Corte Inglés amplía su nuevo ERTE a 26.000 personas, el 40% de la plantilla

El Corte Inglés ha comunicado internamente que esta semana prolongará el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que aplicó la primera quincena de confinamiento forzoso a sus empleados por el impacto del coronavirus. La compañía de distribución anunciará esta semana un segundo plan de ajuste hasta que dure el actual estado de alarma, que afectará en este caso a cerca de 26.000 personas, 4.000 trabajadores más que en su primer ERTE.

Así lo aseguran fuentes próximas a las conversaciones entre El Corte Inglés y los sindicatos, que están en total sintonía para compartir los sacrificios derivados del cierre de los centros comerciales decretado por el Gobierno. La compañía y los representantes de los trabajadores están de acuerdo en que en esta prolongación de la reducción de la jornada se firme en las mismas condiciones que el primer ERTE, de tal forma que los afectados puedan cobrar el 100% de la nómina.

No obstante, y dada la evolución de la coyuntura, El Corte Inglés ha decidido ampliar el ajuste de empleo a una horquilla que oscilará entre los 25.000 y los 26.000 trabajadores, frente a los 21.000 de la primera tanda. A esta cantidad habrá que añadir los 2.000 de Viajes El Corte Inglés, que ha solicitado al Ministerio de Trabajo la ampliación del ERTE, y los 1.900 empleados de Sfera, que igualmente sigue con sus tiendas cerradas. En total, unos 30.000 afectados.

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En un principio, El Corte Inglés había calculado que el ajuste de empleo podría incluir hasta un máximo de 33.000 empleados, tal y como adelantó El Confidencial el pasado lunes. Esta es la cifra que, según documentos internos, fue negociada con los sindicatos para el primer ERTE, que finalmente se ajustó a 22.000 personas. Teniendo en cuenta que la plantilla total de la cadena —sin contar las filiales— es de 65.000 empleados, el nuevo ajuste afecta al 40% de los empleados.

El ERTE de Viajes ya ha sido aprobado por Trabajo, igual que el de Sfera, por lo que el grupo pedirá esta misma semana la ampliación del que incluye a grandes almacenes. Una solicitud necesaria para hacer frente al brusco descenso de las ventas derivado del cierre obligado del resto de todos los departamentos de ventas, con la excepción de las áreas de supermercados, parafarmacia y tecnología.

Justo a esta medida para ahorrar costes, El Corte Inglés ya ha logrado una línea de crédito de 1.310 millones de euros para hacer frente a las tensiones de liquidez provocadas por la caída de la facturación. El 'holding' firmó la semana pasada este nuevo préstamo con más de una docena de bancos nacionales y extranjeros con vencimiento a un año y por el que paga un tipo de interés que es el euríbor más el 1,25%.

Bajo vigilancia

Con esta línea de crédito, la compañía considera que puede afrontar sin problemas los escenarios más drásticos de esta crisis. No obstante, las agencias de calificación financiera han puesto en revisión su solvencia. Tanto Moody's como Standard & Poor's y Fitch han puesto en vigilancia negativa el 'rating' de El Corte Inglés por los efectos que puede tener el coronavirus en sus cuentas de 2020.

El pasado viernes, Moody's alertó de que el sector del comercio minorista es de los más afectados por la crisis pandémica, en tanto que solo los establecimientos de alimentación se mantienen abiertos. Por ello, señala que la situación de la compañía es "vulnerable". "El Corte Inglés enfrenta unas condiciones operativas desafiantes en España, con interrupciones en la cadena de suministro, una disminución de la demanda, un confinamiento obligatorio y un cierre de sus tiendas", expuso la agencia de calificación.

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La firma indicó que un 35% de la oferta de El Corte Inglés se mantiene en funcionamiento, así como parte de sus tiendas, pero cree que se enfrentará a "interrupciones operativas" en las próximas semanas si el brote continúa. "Con el tiempo, esto podría afectar a los beneficios de la compañía y a sus márgenes, y en última instancia, a sus flujos de efectivo y las ratios de deuda", sentenció. Para evitar una rebaja de su nivel de solvencia, el grupo ha puesto en marcha un plan de ahorro de costes y de reducción de la inversión para proteger la caja y evitar que finalmente tanto Moody's como Standard & Poor's le rebajan su 'rating'.