Los últimos de Filipinas: los 3.000 que mantienen 'enchufada' a la banca

Los presidentes de los grandes bancos españoles recibieron el 3 de marzo una carta que parecía de ciencia ficción. En ella, el italiano Andrea Enria, presidente del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), el regulador europeo, les pedía planes de contingencia ante la posibilidad de que el coronavirus siguiera extendiéndose y se decretara una cuarentena. Tres semanas después, los acontecimientos han ido a tal velocidad que los programas de salvamento más previsores han quedado anticuados.

En este tiempo, las entidades han puesto a teletrabajar a cerca de 110.000 empleados, según estimaciones de las entidades consultadas por este medio: aproximadamente el 90% de la plantilla de los servicios centrales, y entre un 50-60% de la red comercial, de media.

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La cifra varía cada día, ya que hay muchos empleados que no pueden 'instalar su oficina en casa' hasta que reciben un portátil con los programas necesarios, y hay escasez de ellos, por que está llevando su tiempo. Y también hay saltos en los números porque la cantidad de sucursales abiertas cambia de un día para otro, ante el escaso tráfico que están recibiendo.

Las grandes sedes de estas entidades, como la Ciudad Financiera de Santander, la Ciudad BBVA —La Vela—, la torre negra de CaixaBank o la Torre KIO de Bankia han quedado en edificios fantasma. Apenas hay unos 3.000 empleados acudiendo a los servicios centrales. Son trabajadores con responsabilidades que les impiden teletrabajar, por cuestiones técnicas y de seguridad.

Entre los 'últimos de Filipinas' están los empleados de la mesa de tesorería, los de algunos puestos tecnológicos —ciberseguridad por ejemplo—, algunas funciones de legal con acceso a documentos que no pueden salir del banco y seguridad. Los primeros, por ejemplo, tienen complicado teletrabajar porque necesitan ordenador con programas sofisticados y sus conversaciones telefónicas tienen que quedar grabadas en el banco por ley. Eso sí, en las entidades hacen tres turnos rotatorios de trabajo para esta parte de la plantilla, para evitar contagios.

Otros empleados han seguido acudiendo durante los últimos días a la oficina porque sus entidades son incapaces de conseguir todos los ordenadores necesarios para poder enviarlos a casa.

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Los porcentajes de teletrabajo varían en función de la entidad. Santander tiene a 78.000 empleados en casa en todo en el mundo, de los que 32.000 son de servicios centrales. En España, estos números incluyen a la mitad de la red comercial y prácticamente todas las grandes sedes. Así, apenas 400 empleados acuden a la Ciudad Financiera y la antigua sede de Popular.

En BBVA, el 99% de los servicios centrales están ya en teletrabajo: unos 10.000 empleados (35.000 a nivel mundial). En CaixaBank, hay más de 15.000 trabajadores en remoto, lo que abarca casi todos los servicios centrales y las direcciones territoriales. Y sean del área que sea, la entidad catalana manda a trabajar a su casa a cualquier mayor de 60 años o con algún tipo de enfermedad que le convierta en colectivo de peligro por el Covid-19.

Bankia está cerca de tener al 60% de la plantilla en remoto, de los que actualmente hay 2.300 de servicios centrales —más de un 90%— y 4.200 la red. Sabadell, por su parte, tiene al 60% de su red lejos ya de las oficinas y más de un 90% de los empleados de centro corporativo. Quedan cerca de 500. Un porcentaje similar a de teletrabajo tiene Ibercaja, que mantiene a 200 empleados acudiendo a los servicios centrales. En el caso de Liberbank, esta cifra baja hasta 60 trabajadores. Unicaja también mantiene a más del 90% de los trabajadores de su sede central en teletrabajo, algo que valora "extender al 100% en función de la criticidad de las funciones y las personas".

El propio Banco de España se ha sumado al teletrabajo por el coronavirus. Áreas como supervisión, comunicación, regulación y el servicio de estudios llevan más de una semana trabajando en remoto. Lo hacen incluso el propio gobernador y subgobernadora.

Los primeros en dar ejemplo del teletrabajo han sido los primeros directivos. Ana Botín y Carlos Torres, han desempeñado su labor desde su domicilio. Algunos de ellos incluso han atendido a los inversores de medio mundo a través de videoconferencia, dentro de las jornadas financieras que Morgan Stanley en Londres. Este año no han podido pasar un rato con ellos en la 'City', pero el mensaje ha llegado igual a 1.200 kilómetros de distancia. "Todo lo que está pasando va a suponer un cambio de cultura. El teletrabajo existía puntualmente, pero no se había probado hasta estos extremos. Y funciona", señalan desde una entidad. En la banca, como en el resto de empresas, va a haber un mundo pre-coronavirus, y otro post.