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Repartidores jugándose la vida con el virus: "Una pizza no son servicios mínimos"
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Repartidores jugándose la vida con el virus: "Una pizza no son servicios mínimos"

Los repartidores ayudan a atender a aquellas personas que no pueden salir de casa y a mantener abiertos algunos de los locales que, sin el 'delivery', habrían cerrado completamente

Foto: Agentes de policía conversan con un repartidor a domicilio frente a la estación de Atocha durante el estado de alarma decretado por el Gobierno
Agentes de policía conversan con un repartidor a domicilio frente a la estación de Atocha durante el estado de alarma decretado por el Gobierno

"No me parece correcto que se siga manteniendo el servicio a domicilio bajo el estado de alarma. El estado de alarma establece servicios mínimos. Que tú pidas una pizza o un sushi en tu casa no son servicios mínimos, no es de estar en estado de alarma", explica un repartidor de Glovo. "Puedo entender que se implante algún tipo de vía para la gente mayor que a lo mejor no puede salir, y yo soy el primero que me ofrezco para ayudar, pero la gente joven, que puede salir… ¿No puedes comprarte la pizza en el supermercado y ya está?". En plena pandemia del coronavirus, el repartidor denuncia que la plataforma no se está asegurando de que no se creen aglomeraciones delante de los restaurantes a la hora de recoger los pedidos y, como está dado de alto en la Seguridad Social como operación de oficio por la Inspección de Trabajo, se ve obligado a seguir trabajando pese a las pocas seguridades que, según explica, le está dando la plataforma estos días.

Los repartidores y mensajeros a domicilio están cubriendo estos días una doble función: por un lado contribuyen a que al ciudadano no le falte de nada mientras dure la cuarentena y, por el otro, permiten mantener activos a algunos locales y tiendas que, de no ser por el 'delivery', tendrían que cerrar completamente (como ha demostrado la reducción del ERTE del Burger King tras el ultimátum del Gobierno). No obstante, este colectivo, comprendido tanto por asalariados de restaurantes como autónomos de plataformas, se sitúa en primera línea de la crisis sanitaria, arriesgando ser contagiados y sufriendo también de primera mano la precariedad económica a la que ya estaba sometido el sector.

Foto: Un Burger King en Bruselas vacío tras las limitaciones por el coronavirus. (Reuters)

Al cerrar muchos de los locales, los pedidos han caído en picado, pero muchos 'riders' se ven obligados a seguir saliendo a la calle. "Llevo tres días trabajando y solo hoy he recibido un pedido, pero tengo que continuar en la calle, cumpliendo con mi horario. En ese sentido sí que es verdad que tampoco es que esté tan expuesto a contagios, porque ni en la calle hay gente", explica un repartidor de Mox Sevilla, subcontrata de Just Eat en la zona, que al menos considera que los repartidores están más seguros que, por ejemplo, los trabajadores de fábricas o centros logísticos. Los autónomos, a su vez, tienen que hacer números según lo cobrado: mientras que Deliveroo paga por hora, Glovo lo hace por pedido.

"Aunque desde un punto de vista sanitario es un riesgo para los repartidores y para los clientes por todos los pomos, puertas, telefonillos que tocamos", explica un repartidor autónomo de Uber Eats. "Desde un punto de vista económico supone evitar un caos para toda esa gente que están como autónomos, la mayoría son extranjeros y tienen cuentas alquiladas con las que no podrán cobrar ni paro, ni una prestación en caso de que enfermen", continúa.

Los pedidos han caído en picado por el cierre de restaurantes, poniendo en jaque los ingresos del repartidor autónomo

En los primeros días, las plataformas de servicio a domicilio y las propias cadenas de restauración enviaron a los repartidores un esbozo de las medidas de higiene a tomar: establecieron un servicio de entrega sin contacto (ni firmas ni efectivo) y mandaron comunicados con las recomendaciones de higiene establecidas por el Ministerio de Sanidad... Aunque según valoran varios repartidores, sin proporcionar el material necesario y sin protocolos que garanticen que se siguen las medidas por todas las partes involucradas (restaurantes y trabajadores). Algunas aplicaciones de reparto, como Deliveroo, Glovo, UberEats, sí que empezaron a establecer una prestación en caso de enfermedad ya desde antes de que se declarase el estado de alarma.

Tras decretarse la cuarentena, estas plataformas ahondaron más en las medidas. UberEats y Deliveroo, por ejemplo, anunciaron esta semana que procederán al reembolso de hasta 25 euros por material de protección sanitaria contra el Covid-19 que compren los 'riders', mientras que Glovo sigue sin ofrecer o cubrir estas herramientas de higiene. En todos los casos, los repartidores tendrán que encontrar este material ellos solos, ya que desde las plataformas se han visto incapaces de conseguir (de momento) grandes cantidades de gel desinfectante o mascarillas.

Foto: Camiones del grupo. (Acotral)

Luego está el sistema de puntuación por horas que utilizan Deliveroo y Glovo para que los repartidores puedan trabajar en las horas que deseen: de forma habitual, los repartidores tienen que trabajar en una franja horaria determinada para así ganarse una puntuación que luego les permitan trabajar cuando lo deseen. Ambas plataformas han congelado este sistema tras decretarse el estado de alarma, aunque varios repartidores denuncian que la asignación de turnos está siendo muy caótica estos días, con los restaurantes y supermercados abarrotados de solicitudes para repartir y grandes aglomeraciones de repartidores a las puertas de los locales sin una coordinación organizada.

Muchos repartidores reconocen que este servicio no es estrictamente de primera necesidad, pero entienden que su trabajo supone un apoyo a nivel económico. "El reparto a domicilio debería ser una opción disponible solo para gente necesitada, que no tuviese posibilidad de ir a comprar y, en todo caso, para productos de supermercado, no de restaurantes", explica el repartidor de Mox Sevilla. "Pero es cierto que el 'delivery' puede ayudar ahora mismo a conservar muchos trabajos de gente que trabaja en la hostelería". El repartidor recalca que, a diferencia de los autónomos, él no cobra por pedido si no una cantidad fija, haya el volumen de pedidos que haya, ya que goza de un convenio de mensajería. Sin embargo, esto también significa que no puede faltar al turno más de tres veces pese a la situación; si lo hace arriesga ser despedido.

El 'delivery' puede ayudar ahora mismo a conservar muchos trabajos de gente que trabaja en la hostelería

Ante la incapacidad de poder garantizar al 100% la sanidad de sus empleados y clientes, muchas cadenas de restauración han decidido echar el cierre. Es el caso de Domino’s Pizza, que tomó esta decisión tras anunciarse el estado de alarma el pasado sábado. "Durante los días en los que todavía estábamos trabajando, las medidas sanitarias en sí fueron insuficientes, ya que simplemente se recomendaba lo mismo que decía Sanidad a nivel general, pero luego estas ya quedaban al hacer de cada tienda, no había ningún protocolo específico a la empresa, ni se ofrecía material de forma consistente (aunque en las tiendas haya guantes o los repartidores puedan valerse del casco a la hora de repartir, por ejemplo)", explica un repartidor de la plataforma. Al final, Domino’s decidió cerrar "porque los trabajadores estaban nerviosos, tanto por su propia seguridad como por la de los clientes", explica el repartidor.

"Fue una cuestión preventiva, aunque es verdad que después de esta decisión viene la segunda parte, que es la de la negociación del ERTE… Al menos nosotros tenemos cierta representación sindical, aquellos repartidores que trabajen de forma autónoma para plataformas de pedido online están ante un caso más sangrante", reconoce.

Foto: Hospital La Paz, en Madrid. (Reuters)

Desde CCOO, la responsable estatal en comida rápida cree que lo grave no está en que el Gobierno haya mantenido el servicio a domicilio en pleno estado de alarma, sino que en la "beligerancia con la que actúan la mayoría de las empresas del sector en estas situaciones, sin tomar medidas preventivas adecuadas que garanticen la seguridad y salud del repartidor". "En momentos complicados, como la crisis sanitaria que estamos viviendo, se puede ver con más claridad cómo aquellos sectores precarizados a los que nadie prestaba atención antes, son los más necesarios y cumplen un papel fundamental a la hora de mantener en pie, como estamos viendo, a todo un país", apunta.

"En ese sentido, el reparto a domicilio, al mismo tiempo que da la opción de suministrar alimentos u otros bienes necesarios a aquellas personas con movilidad reducida en un momento en el que además la movilidad por las calles está limitada, es a su vez un sector sumamente precario y 'olvidado' por la sociedad", zanja desde CCOO. "Esto no es más que un reflejo de lo que venimos denunciando en este sector desde hace mucho tiempo con diferentes campañas: la falta de seguridad (sea cual sea la situación), las condiciones precarias de trabajo y las escasa (o nula) protección legal en la que muchos de estos trabajadores se encuentran, como los 'riders' de plataformas".

placeholder (Reuters)
(Reuters)

El coronavirus no hace más que volver a poner en el foco la vieja disyuntiva de los 'riders' como falsos autónomos. Martino Corregiari, cofundador de Riders X Derechos y socio trabajador de la cooperativa de mensajería Pájara Ciclomensajería, argumenta que "la situación actual solo resalta una situación de precariedad que ya estaba presente antes, no es nada nuevo".

"La labor del repartidor tiene que ser regulada como una profesión más", explica, poniendo en el foco que, por ejemplo, muchos de los repartidores de las plataformas son personas sin papeles que alquilan las cuentas. Por esto, Corregiari prevé que muchos de los repartidores no podrán refugiarse en las medidas decretadas por el gobierno. Además, varios repartidores miran con recelo el requisito de que los ingresos hayan caído un 75%, o bien porque les parece un umbral excesivo o bien porque ven difícil probar ante las autoridades su situación cuando los ingresos del repartidor oscila tanto de mes a mes.

Foto: Planta de ensaladas de Grupo Alimentario Citrus.
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En cambio desde Asoriders, asociación afín a Deliveroo, defienden que esta es una situación de excepción en la que las plataformas están dando facilidades como la flexibilización horaria y dando recomendaciones de higiene. En general, argumentan, los 'riders' se benefician de una libertad que no tendrían si fueran asalariados. Respecto al caso de las cuentas alquiladas, subrayan que suponen una ilegalidad y que, por lo tanto, no tiene sentido extrapolar cómo el decreto del Gobierno les pasa por alto.

En lo que sí coinciden muchos repartidores en su disponibilidad para servir a todo aquel que lo necesite en estos días de crisis sanitaria. "Hoy he ido a hacer una entrega a un señor mayor que no podía casi moverse, además de otro pedido al hospital de la Paz, donde los sanitarios están haciendo un esfuerzo enorme", explica un repartidor de Deliveroo. "En este sentido siento que mi trabajo es valioso".

Mensajería de paquetes

Otro sector en situación similar es el de mensajería de paquetes. Amazon ha subido el salario por hora de sus trabajadores en dos euros, mientras que en Correos se ha reducido el horario de atención al cliente y solo atenderá el servicio postal público. 

Pero sigue habiendo miedo al virus. En los centros logísticos de Amazon empezaron a registrarse casos el fin de semana pasado, disparando los nervios de los trabajadores. En Correos, los afectados superan los 40. Los sindicatos del servicio de mensajería estatal se quejaban el miércoles de que las medidas preventivas adoptadas por la empresa han sido "insuficientes" para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores de Correos frente al contagio. "Ha improvisado e impuesto unilateralmente decisiones preventivas, desoyendo las indicaciones" del propio Gobierno, se quejaban en declaraciones recogidas por Efe. Según denunciaron, Correos mantenía la actividad de distribución y entrega de todo tipo productos y no solo los esenciales del servicio público, es decir, cartas, tarjetas postales de hasta 2 kilos de peso y paquetes postales de hasta 20 kilos.

"Date cuenta de que nosotros tocamos muchos telefonillos, pomos, barandillas, abrimos puertas de ascensores, damos a los botones…", explica, a su vez, una persona de la flota de repartidores de Amazon. "Nosotros mismos hemos tenido que traernos nuestros propios guantes y nuestras propias mascarillas y desinfectantes". Según detalla esta persona, "en Amazon por la mañana se pueden juntar dentro de la nave sesenta o setenta conductores para recoger sus carros con los paquetes y cagarlos en las furgonetas. Entra y sale mucha gente". Entiende que es más fácil recibir sus compras en casa que salir, pero anima a reservar esta vía para las personas que realmente lo necesiten y que aquellos clientes que puedan ir al supermercado así lo hagan, ya que facilitaría a que la propagación del virus fuese menor porque así no se expondría tanto a las personas que acuden cada día a centeneras de domicilios. 

"No me parece correcto que se siga manteniendo el servicio a domicilio bajo el estado de alarma. El estado de alarma establece servicios mínimos. Que tú pidas una pizza o un sushi en tu casa no son servicios mínimos, no es de estar en estado de alarma", explica un repartidor de Glovo. "Puedo entender que se implante algún tipo de vía para la gente mayor que a lo mejor no puede salir, y yo soy el primero que me ofrezco para ayudar, pero la gente joven, que puede salir… ¿No puedes comprarte la pizza en el supermercado y ya está?". En plena pandemia del coronavirus, el repartidor denuncia que la plataforma no se está asegurando de que no se creen aglomeraciones delante de los restaurantes a la hora de recoger los pedidos y, como está dado de alto en la Seguridad Social como operación de oficio por la Inspección de Trabajo, se ve obligado a seguir trabajando pese a las pocas seguridades que, según explica, le está dando la plataforma estos días.

Delivery Deliveroo Glovo
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