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La Generalitat intenta salvar 'in extremis' la inversión de 2.000 millones de Hard Rock
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Prorrogando la licencia de juego

La Generalitat intenta salvar 'in extremis' la inversión de 2.000 millones de Hard Rock

A 5 de diciembre, Hard Rock debería haber ampliado capital en sus dos sociedades en España por un 10% de la inversión para mantener la licencia en vigor, pero eso no pasará

Foto: Hard Rock Cafe en Barcelona.
Hard Rock Cafe en Barcelona.

La inversión de 2.000 millones de Hard Rock Café en Tarragona iba a caer de manera definitiva esta semana. Este 5 de diciembre vence un plazo administrativo marcado en los acuerdos entre la Generalitat y la multinacional del juego y el ocio que hace que el proyecto sea inviable por caducar la licencia de juego, según han avanzado fuentes del sector inmobiliario. Eso ha disparado todas las alarmas y en la Generalitat se trabaja contrarreloj para prorrogar la licencia de juego, según fuentes de la Administración catalana. En caso de no hacerse así, la mayor inversión inmobiliaria de España decaería por desidia administrativa, ya que Hard Rock ha mantenido su interés en el complejo. Hard Rock parece víctima de la maldición que persigue a los grandes proyectos que han tenido en el juego su motor inversor en España: todos fracasan.

Portavoces de la Conselleria de Economía han tirado de argumentario asegurando que "a fecha de hoy, el plazo no ha finalizado, de acuerdo con la normativa de procedimiento administrativo y la resolución de adjudicación de mayo de 2018. La licencia continúa vigente y el proyecto sigue adelante", asegurando además que Incasol comprará a Criteria los terrenos al sur de Tarragona en donde se ha de levantar el complejo y que no se dedicará ni un euro de dinero público. No aclaran si la licencia se prorrogará en el Consell Executiu de mañana y se han negado a que se pueda hablar con la directora general de Juego, Marta Espasa.

Foto: Imagen de Lynn Greyling en Pixabay.

A 5 de diciembre, Hard Rock debería haber ampliado capital en sus dos sociedades en España por un 10% de la inversión, es decir, hasta los 200 millones de euros, según una nota aclaratoria de la propia Generalitat de abril de 2018. Pero la multinacional no está dispuesta a hacerlo, a causa de la situación de bloqueo administrativo que se vive y de las dudas sobre futuras responsabilidades legales sobre las expropiaciones que llevó a cabo la Generalitat hace casi 30 años sobre los terrenos donde se debe construir el complejo, tal y como ya avanzó El Confidencial. La sociedad Hard Rock BCN IR SAU sigue registrada con un capital de 60.000 euros, según consta en el Registro Mercantil. Si solo se contemplasen los 665 millones de la primera fase inicial, la ampliación sería de 65 millones. Pero eso tampoco ha ocurrido y no es previsible que pase en los próximos tres días. La Conselleria de Economía tampoco aclara si a partir de esta teórica prórroga se relajarán los requisitos de capital.

Si el proyecto naufraga, Hard Rock Café podrá reclamar a la Generalitat los 10 millones que puso de aval tras haber recibido una licencia de juego que al final no habría servido para nada. El mayor proyecto inmobiliario de España decae más que se marcha. Y lo hace sin pena ni gloria.

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Hard Rock Café, el grupo inversor de la tribu de los indios semínolas, no se la juega solo en Tarragona. Junto a él lo hacen el resto de inversores que se habían comprometido en el proyecto, en especial Port Aventura, que iba a levantar un grupo de hoteles, y el gigante británico Value Retail, que en España explota los 'outlets' de lujo de La Roca Village (Barcelona) y Las Rozas Village (Madrid), que iba a asumir la promoción de los 50.000 m2 de zona comercial prevista.

A diferencia de otros proyectos similares, Hard Rock Café no se marcha, lo expulsan. La Generalitat lleva tres años siendo incapaz de tramitar un proyecto de estas dimensiones, con una clase política centrada en el enfrentamiento con el Gobierno de España y no en las gestiones del día a día. Su único valedor en el Govern es el 'conseller' de Territori, Damià Calvet, pero ha topado con las plataformas locales, que se oponen al proyecto. En la Cataluña actual, manda más cualquier concejal de la CUP que un 'conseller'.

Un alcalde en evidencia

Otro gran avalista ha sido el alcalde de Salou, Pere Granados (PDeCAT). El Confidencial ha intentado sin éxito recabar su opinión al respecto. Granados siempre actuó como el gran defensor de Hard Rock Café, pero la larga agonía de esta gran inversión ha puesto en evidencia lo poco que pinta el PDeCAT en la actual Generalitat, mucho más pendiente del último gesto de Waterloo que de una inversión multimillonaria.

El proyecto generaría más de 11.500 puestos de trabajo directos e indirectos durante su construcción y el impacto económico en la región se había calculado en unos 1.300 millones de euros. Ahora, todo esto pende de un hilo.

Como siempre en estos casos, no es solo la inversión perdida sino los más de 11.000 puestos de trabajo que ya no se crearían

Otro damnificado es Criteria, que tenía un acuerdo para vender los terrenos por 120 millones de euros al Incasol para que luego este los traspasase a Hard Rock Café. El 'holding' de La Caixa pierde ahora esta oportunidad, si bien por razones ajenas a su voluntad. Ante el cansancio, ya ni se renueva la opción de venta. Solo se confía en la buena voluntad de las partes.

Oposición local

La actual Generalitat se está demostrando incapaz de gestionar cualquier tipo de oposición local. Le pasa con los parques eólicos. Y le ha ocurrido en Tarragona con la plataforma Aturem BCN World, que siempre se opuso al proyecto. Este colectivo, más el grupo ecologista Gepec-EdC, remitió a todos los grupos del Parlament un documento según el cual la licencia de juego había caducado y que por lo tanto debían anular dicha licencia. En los últimos días, se apuntó que la Generalitat quería prorrogarla, pero siguen sin explicarse las bases de esta prolongación de la vida de la licencia.

Hard Rock Café ya ha buscado un sustituto a esta inversión. Un proyecto similar en la otra punta del Mediterráneo. En concreto, en Grecia, en el Proyecto Hellinikon, cerca de Atenas. Buena parte de la base de este tipo de negocio se basa en traer turismo asiático en vuelos de larga distancia para que jueguen y vayan de compras. En estos términos, a Hard Rock le da igual Grecia que Cataluña.

La inversión de 2.000 millones de Hard Rock Café en Tarragona iba a caer de manera definitiva esta semana. Este 5 de diciembre vence un plazo administrativo marcado en los acuerdos entre la Generalitat y la multinacional del juego y el ocio que hace que el proyecto sea inviable por caducar la licencia de juego, según han avanzado fuentes del sector inmobiliario. Eso ha disparado todas las alarmas y en la Generalitat se trabaja contrarreloj para prorrogar la licencia de juego, según fuentes de la Administración catalana. En caso de no hacerse así, la mayor inversión inmobiliaria de España decaería por desidia administrativa, ya que Hard Rock ha mantenido su interés en el complejo. Hard Rock parece víctima de la maldición que persigue a los grandes proyectos que han tenido en el juego su motor inversor en España: todos fracasan.

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