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El fantasma de Javier de la Rosa se aparece a Hard Rock con su inversión en Tarragona
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Nuevo problema para el proyecto en Tarragona

El fantasma de Javier de la Rosa se aparece a Hard Rock con su inversión en Tarragona

La multinacional estadounidense exige que la Generalitat asuma, como Administración expropiadora, cualquier riesgo legal que pudiese aparecer por futuras reclamaciones

Foto: Imagen de Lynn Greyling en Pixabay.
Imagen de Lynn Greyling en Pixabay.

Hace 30 años, Barcelona y Cataluña eran muy diferentes. Mandaba Jordi Pujol y el rey de las finanzas era el hoy casi olvidado Javier de la Rosa. Pero a veces los fantasmas del pasado vuelven, y no es para bien. Es lo que le ha pasado a Hard Rock Café, que ve una nueva piedra en el camino para paralizar todavía más si cabe su inversión de 2.000 millones para levantar un complejo de hoteles, casinos y centro comercial al sur de Tarragona. Los abogados de los indios semínolas, la tribu de nativos americanos accionista de Hard Rock Café, han detectado un riesgo legal en la expropiación que hace tres décadas llevó a cabo la Generalitat para favorecer que Javier de la Rosa construyera el parque de atracciones más grande de Europa, que entonces se iba a llamar Tibigardens.

Fuentes conocedoras de los contactos entre la Generalitat y Hard Rock Café aseguran que la multinacional estadounidense exige que la Generalitat asuma, como Administración expropiadora, cualquier riesgo legal que pudiese aparecer por futuras reclamaciones de los expropiados, o, a estas alturas, de sus herederos, en la zona de Vila-Seca y Salou.

Estos riesgos legales vendrían por dos vías: la expropiación se llevó a cabo para construir un parque temático, no un casino y un proyecto basado en el juego, con lo que los perjudicados podrían alegar que se ha pervertido el objeto original del acto jurídico y que han de ser compensados económicamente. Luego está el problema de que se ha ampliado la edificabilidad. Hace 30 años, se expropió para construir 800.000 m2 de techo, y ahora el nuevo Plan de Desarrollo Urbano de la Generalitat prevé 830.000 m2 para nuevas actividades —60.000 m2 para casinos, 600.000 m2 para hoteles, 50.000 m2 para zona comercial, 120.000 m2 para congresos y teatros y otros 170.000 m2 para aparcamientos—. Además, habrá otros 100.000 m2 adicionales para un centro de convenciones.

placeholder El empresario Javier de la Rosa. (EFE)
El empresario Javier de la Rosa. (EFE)

En total, la edificabilidad de esta zona pasa de los 800.000 m2 previstos hace 30 años a los 930.000 m2 de ahora, un 16% más, un porcentaje más de dinero que podrían pedir los afectados. El bajo precio al que se expropió para favorecer en su día a Javier de la Rosa, al que Pujol había calificado de empresario modelo, ahora se vuelve contra el proyecto. La empresa promotora quebró —Grand Tibidabo— y De la Rosa dio con sus huesos en la cárcel por su gestión al frente de la compañía. El proyecto de Tarragona fue rescatado por La Caixa en uno de los pocos favores que el entonces director general, Josep Vilarasau, hizo al pujolismo y se redimensionó el parque a algo mucho más pequeño, el actual Port Aventura, con lo que mucho terreno quedó sin uso. Ahí es donde quiere levantar su nuevo casino y complejo de ocio en España Hard Rock Café.

La Generalitat no quiere asumir este riesgo legal y ahí sigue la pugna, con todo el plan inversor paralizado. De hecho, a este gran complejo, que lleva parado tres años, no le hacía falta el fantasma de Javier de la Rosa para embarrancar: las resistencias de ERC y del 'conseller' de Economía, Pere Aragonès; la inestabilidad política del 'procés', y la accidentada salida de Enrique Bañuelos ya habían supuesto numerosas piedras en el camino que impiden que otra, la primera piedra, se ponga después de tantas dilaciones.

Riesgo real

El riesgo legal es real. Un abogado, Javier Huarte, ha solicitado una retasación fruto de la recalificación urbanística y ha reunido en su causa a 70 antiguos propietarios que fueron expropiados en los años ochenta. Este colectivo lleva trabajando desde la época de Bañuelos. El grupo estadounidense espera garantizarse que cualquier reclamación en este sentido la asuma la Generalitat.

En su día, Jordi Pujol dio un trato de favor a Javier de la Rosa y la expropiación se hizo a un precio muy bajo: eso, ahora, se vuelve contra el nuevo proyecto

Mientras. Hard Rock Café enfría su interés por Cataluña, lógico con una Administración que lleva tres años haciéndole perder el tiempo. En junio de este año, el CEO del grupo, Jim Allen, se fue a Atenas, para presentar el Proyecto Hellinikon, donde van a invertir 1.000 millones de euros en un complejo muy parecido al de Tarragona. “Compartimos la visión del Gobierno griego y el concesionario de un proyecto verdaderamente especial que impulsará la economía y promoverá aún más la ciudad. En cuanto al complejo de casino integrado que estamos desarrollando en Barcelona, basta con decir que no es el único, porque estamos en 75 países de todo el mundo, 'ejecutando' docenas de proyectos simultáneamente", agregó Allen, dejando claro que Tarragona ya no era una prioridad para el grupo, y menos si ya cuentan con otro proyecto en el Mediterráneo.

Criteria, a la espera

Un damnificado indirecto de tantos aplazamientos es Criteria, el 'holding' de participadas de la Fundación Bancaria la Caixa. Criteria es la propietaria legal de los terrenos y mientras no se cierre el acuerdo con la Generalitat no podrá cobrar los cerca de 120 millones que espera obtener en esta operación.

Hace 30 años, Barcelona y Cataluña eran muy diferentes. Mandaba Jordi Pujol y el rey de las finanzas era el hoy casi olvidado Javier de la Rosa. Pero a veces los fantasmas del pasado vuelven, y no es para bien. Es lo que le ha pasado a Hard Rock Café, que ve una nueva piedra en el camino para paralizar todavía más si cabe su inversión de 2.000 millones para levantar un complejo de hoteles, casinos y centro comercial al sur de Tarragona. Los abogados de los indios semínolas, la tribu de nativos americanos accionista de Hard Rock Café, han detectado un riesgo legal en la expropiación que hace tres décadas llevó a cabo la Generalitat para favorecer que Javier de la Rosa construyera el parque de atracciones más grande de Europa, que entonces se iba a llamar Tibigardens.

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