La traición de los naranjas y el disputado voto del Ibex

Hace tiempo que Albert Rivera e Inés Arrimadas no despiertan interés en los gabinetes presidenciales del Ibex 35. Más aún desde que unieron sus destinos en lo político y la dama de Ciudadanos abandonó sus responsabilidades en Cataluña. Los líderes del proyecto de centro liberal —que fueron arropados para convertirse en palanca regeneradora tras el alarmante deterioro de PP y PSOE durante los peores años de la crisis— han dilapidado todo su crédito político ante las élites empresariales del país en poco más de seis meses.

Desde que Josep Oliu (Banco Sabadell) deslizara de manera coloquial que se necesitaba un Podemos a la derecha, pocos jefes del Ibex se resistieron a conceder un voto de confianza al joven Rivera. Eran la némesis dentro del sistema a la irrupción de Podemos y la alternativa a un PP agotado por el desgaste de la crisis y la corrupción. Y para esa empresa no faltaron apoyos para que Ciudadanos trascendiera su mercado catalán y diera un salto cualitativo en su cuadro de mandos, con Luis Garicano y Toni Roldán al frente.

La ambición de Rivera por desplazar al debutante Casado como referente del centro derecha ha conducido a Cs a una carrera política inexplicable

Hasta los más conspicuos 'lobistas' habían desatendido sus visitas a los predios de Génova, a la sombra del poder gubernamental de Soraya y los Nadales, tras apostar a la ola naranja como el referente del nuevo tablero político nacional. Sin embargo, nada de lo esperado ha cristalizado. La ambición de Rivera por desplazar al debutante Pablo Casado al mando del PP como referente del centro derecha ha conducido a Ciudadanos a una carrera política inexplicable para muchos de sus valedores prestados dentro del Ibex.

Por raro que parezca, alguno de los patronos del capitalismo local no ha conseguido sentarse aún con el líder naranja. Hace tiempo que el grueso de esa interlocución la canaliza José Manuel Villegas, identificado como la única puerta de entrada con garantías al torreón donde vive Rivera, pues pocos ven todavía al agitador Marcos de Quinto como un referente dentro de la formación. A ojos del gran poder económico, Ciudadanos ha renunciado a ser aquello que prometió a sus ‘inversores’, además de haberse descapitalizado.

Incluso el renovado Errejón genera más expectación entre las cotizadas que el menguante Rivera

En el actual contexto, hasta el posibilista Pedro Sánchez es percibido ya como el menor de los males. Su disposición para decir una cosa y/o la contraria según convenga es percibida como una disposición para negociar llegado el momento. Puede ser duro, blando o tibio con Cataluña, puede prometer más pensiones igual que mañana congelarlas... En definitiva, como concluyen quienes lo han tratado dentro del Ibex, todo un superviviente dispuesto a aferrarse a cualquier salvavidas con tal de mantener su poder en la Moncloa.

Incluso el renovado Íñigo Errejón genera más expectación entre las cotizadas, por su posible peso en los pactos para la gobernabilidad, que el menguante Rivera. Aunque el líder de Más País haya evitado (por tacticismo) citas con el mundo del dinero, su discurso asusta menos que el de su excamarada y rival de Podemos. Dicho todo esto, el gran voto de confianza lo tiene ahora Casado, aunque sea por descarte, al menos siempre que se rodee con más Guindos y menos Lacalles. Todo para volver al orden bipartidista de siempre.

El salto de Osuna

Vuelta a la casilla de salida. Año y medio después de dejar OHL, cuyo finiquito de 18 millones aún se recuerda, Juan Osuna vuelve a hacer la maleta. Su etapa al frente de Aleática, el negocio de concesiones que vendió al fondo IFM, ha sido tan efímera casi como su etapa de primer ejecutivo en la constructora de los Villar Mir, aunque entonces fuera suficiente para ejecutar la desinversión de 2.200 millones y garantizarse tan suculento bonus, no más controvertido que su fichaje por el fondo australiano al que vendió las autopistas y peajes de México y resto de Latam, el negocio del que fue responsable durante años.

El testigo de 'Caste'

Fiel a su espíritu docente (catedrático de Economía Aplicada), el que fuera consejero delegado de Inditex José María Castellano sigue tutelando la formación de su hijo Pablo Castellano Vázquez como heredero de la oficina familiar (Nakadama). Aunque lleva años preparando la sucesión, cada vez es más habitual verle acompañado por su hijo. La fortuna amasada durante la exitosa etapa en el gigante textil es la base del patrimonio financiero que, como Amancio Ortega, cuenta con una importante base inmobiliaria dentro y fuera de España, además del sector renovable, biotecnológico y hotelero.

El futuro del 'Insti'

Ahora que el negocio de la educación privada vuelve a captar el interés de los inversores, todas las marcas educativas son moneda de cambio menos una. El Instituto de Empresa (IE) levantado por Diego de Alcázar es el referente que aúna rentabilidades de doble dígito y marca de prestigio internacional. Pese a ese buen cartel, el control familiar parece garantizado en la figura de Diego de Alcázar Benjumea. El 'hereu' ejerce ya de vicepresidente, pero antes de implicarse en el día a día del IE se inició profesionalmente en el mundo de la banca de negocios y fue emprendedor de éxito de su propio proyecto.