La banca cierra el grifo a Amichi y declara concurso de acreedores con 27,5M de deuda
El idilio de Black Toro con la firma de moda ha durado menos de dos años. La crisis del sector complica los planes del fondo catalán, que no ha conseguido una nueva refinanciación
La agonía del sector ‘retail’ aprieta las tuercas de las decanas del textil nacional. Amichi, con tres décadas de historia a sus espaldas, ha entrado en concurso de acreedores con un pasivo de 27,5 millones de euros.
Black Toro Capital (BTC) compró la firma madrileña hace casi dos años con intención de reflotarla. Pero el idilio se ha visto truncado por el mal momento que atraviesa el sector textil y, en consecuencia, la desconfianza por parte de la banca, que se ha negado a refinanciar la deuda de la compañía.
Aun así, desde el fondo catalán que dirige Ramón Betolaza, no pierden la esperanza de reconducir la situación y salvar lo que consideran “una buena marca y una empresa que funciona”.
“Rescatar una empresa es una lucha continua. Se ha intentado todo, pero no tenemos el apoyo de los bancos, que no han querido refinanciar”, explican fuentes cercanas al fondo catalán a este medio. El problema está, agregan, en que con el cambio de la normativa bancaria, las entidades se ven obligadas a provisionar los créditos de los sectores en crisis, y el 'retail' es ya uno de ellos.
“Han tenido que provisionar los créditos a empresas de este sector y han bloqueado refinanciaciones y nuevas líneas, lo que ha hecho que se comprometa nuestro circulante y lleguemos a este punto de crisis”, sostienen las mismas fuentes.
El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid declaró el concurso voluntario hace menos de un mes, pero en BTC no tiran la toalla: la empresa sigue funcionando y el fondo está en conversaciones con varios grupos extranjeros con la opción de vender sobre la mesa, mientras el administrador concursal prepara su 'fotografía' de la compañía y se decide si se va a liquidación o no.
Sin escala no hay paraíso
Black Toro, especializado en reflotar empresas en crisis, compró Amichi en septiembre de 2017 por 15 millones de euros. Fueron los finalistas en la puja por la firma de moda en un proceso iniciado por los fundadores, la familia Amich, para salir del capital, y desde entonces controla el 100% del capital a través de una sociedad luxemburguesa.
En 2016, la red de tiendas de Amichi sumaba 160 establecimientos y la facturación se situaba en 29,3 millones, según las cuentas depositadas en el Registro Mercantil. La compañía vivía en números rojos, con un beneficio negativo de 5,5 millones y un pasivo que superaba los 8,8 millones. El objetivo de Black Toro era duplicar las ventas y colocar el beneficio en negro a medio plazo.
Tras lograr que los acreedores refinanciaran la deuda de la compañía e inyectar más de cinco millones, Black Toro marcó una ambiciosa hoja de ruta: iniciar una profunda renovación y sacar partido a la marca consolidada en tres décadas con el objetivo de ganar escala en España y dar el salto internacional. Se empezaría por abrir alrededor de 80 tiendas en 24 meses.
En las últimas cuentas depositadas en el registro, que cerraban el ejercicio en febrero de 2018 para ajustar el ejercicio fiscal a un nuevo calendario, el fondo catalán hacía alarde de este ambicioso plan y subrayaba las medidas para controlar el gasto que ya se habían implementado, así como nuevas herramientas para dar seguimiento al negocio de forma eficiente. Sin embargo, la opinión del auditor ya dejaba ver que la compañía no atravesaba un buen momento: el desequilibrio patrimonial generaba “una incertidumbre significativa” sobre la capacidad de Amichi de seguir adelante.
En el último año, entre marzo de 2018 y el momento en que se solicitó el concurso la pasada primavera, el fondo trató de dar forma a un ‘pool’ de marcas “que hicieran rentable tener esta empresa”, sostienen fuentes cercanas al fondo, pero no ha sido posible.
Con el capital que inyectó Black Toro, Amichi compró la marca de moda masculina Forecast. Era otra compañía en apuros que le servía para regresar al segmento de hombre y ganar algo de empaque. El fondo sumó a su cartera otra textil la pasada primavera: Trucco.
El plan era seguir esta estrategia, pero “en el mercado no hay marcas con proyección de crecimiento debido a la crisis que atraviesa. Incluso marcas consolidadas, gigantes del sector, están teniendo severos problemas”, apuntan fuentes cercanas al fondo. “No hemos conseguido suficiente volumen para que sea rentable”.
Black Toro apostó por Amichi al considerar que era una firma líder en el sector de la moda, con un modelo viable, pero que había visto frenado su crecimiento por necesidades financieras. El negocio de la firma madrileña “sigue funcionando”, el problema está en “el desfase que hay entre los gastos y el negocio en un momento en que hay mucha oferta y la venta 'online' está haciendo mucho daño”, opinan fuentes del sector textil. Queda por ver si Amichi capea la tormenta y encuentra un nuevo dueño dispuesto a inyectar aún más dinero o si, después de tres décadas, su destino es el cierre definitivo.
La agonía del sector ‘retail’ aprieta las tuercas de las decanas del textil nacional. Amichi, con tres décadas de historia a sus espaldas, ha entrado en concurso de acreedores con un pasivo de 27,5 millones de euros.
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