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Los mensajes de Orcel, Botín y Renovales: "Me habéis destrozado mi carrera"
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Los mensajes de Orcel, Botín y Renovales: "Me habéis destrozado mi carrera"

La demanda de Andrea Orcel contra el Banco Santander está plagada de mensajes y 'emails' que intercambió con Ana Botín y el secretario general Jaime Pérez Renovales

Foto: Andrea Orcel, en enero de 2013. (EFE)
Andrea Orcel, en enero de 2013. (EFE)

El banquero Andrea Orcel, la presidenta del Banco Santander, Ana Botín y el secretario general de la entidad, Jaime Pérez Renovales, intercambiaron multitud de mensajes durante el proceso de negociación que iba a culminar con el nombramiento del italiano como nuevo consejero delegado de la entidad y que finalmente concluyó en fichaje frustrado. Y según se desprende de la demanda presentada por Orcel ante los tribunales españoles, a la que ha tenido acceso El Confidencial, el intercambio de misivas pasó de un tono amistoso y desenfadado (alternando de forma casual el inglés y el español) a otro mucho más gélido.

Una cena en Nueva York

La demanda se remonta al verano de 2018, cuando Botín inició "de forma directa y personal, una aproximación al Sr. Orcel" a la que sigue, el 20 de julio, una invitación para cenar los dos juntos en el Hotel Loews Regency de Nueva York cinco días después, el 25 de julio. Fue en ese momento cuando Botín ofreció a Orcel el puesto de CEO, justo después de que el italiano le transmitiera sus ideas para "triplicar" el valor de la acción.

Horas después del encuentro, Orcel agradeció a Botín la propuesta: "Ana- Gracias por tu confianza. Haré todo lo posible para merecerla. Un fuerte abrazo. Andrea". A lo que Botín contestó: "Lo que más me importa es la energía y entusiasmo, y que sé que personalmente y para tu familia será bueno!".

A partir de ahí, Botín pone en marcha la maquinaria para formalizar la contratación de Orcel, incluidas las reuniones con los miembros de la Comisión de Nombramientos del Santander. "Andrea. Dame unos 10 días y hablamos. Mientras vale la pena le envíes un email a Bruce [presidente de la comisión] (ya le dije que habíamos estado ayer) y ofrécele flexibilidad para hacer video o FaceTime antes de vacaciones - dime exactamente cuándo vuelves porque a lo mejor organizo semi trabajo semi work a finales de agosto". Días después, la presidenta le envió un nuevo mensaje para comunicarle que su reunión con Bruce Carnegie sería la última semana de agosto.

Foto: De izquierda a derecha, el banquero italiano Andrea Orcel; la presidenta de Santander, Ana Botín; y el CEO del banco, José Antonio Álvarez. (EFE)
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Tras reunirse con Carnegie, Orcel traslada a Botín el éxito del encuentro. "Hemos tenido discusiones honestas y directas. Cuando quieras hablamos", señala. Botín le responde que ella también ha recibido buen 'feedback' de los miembros de la comisión. "Ana-Gracias por la llamada. Cuenta totalmente conmigo profesionalmente y personalmente. Muy agradecido, feliz, lleno de energía y determinado a conseguir los objetivos".

Tras estas primeras comunicaciones de bienvenida, ambos ejecutivos empezaron a intercambiar mensajes relativos a la contratación como la retribución diferida de Orcel, el punto más delicado de toda la negociación. Ambas partes consideraban que UBS debía hacerse cargo de la misma y debatieron sobre la mejor forma de lograr el sí de la entidad suiza.

De hecho, Botín apunta a la posibilidad de diseñar argumentos "elegantes" para convencer a los suizos: "Andrea. Hay una línea que tenía reservada para Axel [presidente de UBS]: si deciden que no te pagan nada porque somos competidores entonces es bueno saberlo y que no pueden ser asesores estratégicos nuestros - eso es irrefutable y una manera "elegante" de decir las cosas claras -. Por lo tanto lo correcto es que te paguen absolutamente todo, bonus hasta el día que trabajes al 100% y el 100% de tu bonus acumulado".

En nuevos mensajes, Botín le confirma a Orcel sus conversaciones con la cúpula de UBS, que transcurren de forma distendida. La presidenta también comenta al banco de inversión que considera al Santander un "cliente" y no un "competidor" suyo para, de nuevo, tratar de que asuma el pago del bonus diferido.

Así las cosas, el 24 de septiembre, poco antes de las 2 de la tarde, Botín envía un mensaje a Orcel en el que le comunica que "en unos minutos" le llegará la carta-oferta definitiva. Este documento le fue remitido con la firma del secretario general Jaime Pérez Renovales. Al día siguiente, firmó la carta en la sede de la capital y ese mismo día se comunicó a la CNMV el nombramiento de Andrea Orcel como consejero del Banco Santander. "Buenos días y Welcome [Bienvenido] !!!!", le escribó Botín al día siguiente.

Además del contrato, ambos ejecutivos también intercambiaron mensajes sobre asuntos más logísticos como la mudanza a Madrid o la búsqueda de un colegio para su hija. "Residencia - no problem at all [ningún problema en absoluto] ajustarse a colegios/hijos, lo que decidáis esta bien, pero entiendo al final sería Madrid?", preguntó Botín. "Tú me dices lo que prefieres. Estaremos todos juntos y lo único es encontrar un colegio inglés/español muy bueno", respondió el financiero.

Finalmente, Orcel y su familia eligieron una vivienda en una zona residencial cerca del aeropuerto de Barajas e incluso llegaron a pagar a un estudio de arquitectura para reformarla. Su hija también había hecho ya las pruebas de su nuevo colegio y Orcel había abonado las tasas, siempre según la demanda. Todo estaba listo para la mudanza a España, donde los Orcel ya tenían una casa que tuvo que ser igualmente adaptada con nuevas medidas de seguridad, siempre según la citada demanda.

El 'divorcio' entre Botín y Orcel

La demanda establece el punto de inflexión el 20 de diciembre de 2018. Ese día, Orcel envía un mensaje a Botín en el que le plantea tres cuestiones: "El tema de la recompra del 'leave behind' a UBS, el perímetro y empowerment [empoderamiento] de my role [mi función] y mi lista de puntos críticos". La respuesta de Botín fue clara: "Andrea. Conviene pararnos a ver dónde estamos y para ello debemos vernos y tener una conversación tranquila y franca, en persona. El martes 8 de enero en Madrid? En tema compensación Axel no se mueve nada. Básicamente 0. Importante sigas empujando de tu lado. Un abrazo. Ana". Finalmente, Botín adelanta un día la reunión prevista y le comunica en persona a Orcel que da por concluido el contrato al tiempo que le manifiesta su voluntad de llegar a un nuevo acuerdo.

Cuatro días después, el despacho de abogados Uría Menéndez contactó con Orcel para ofrecerle algunos borradores de acuerdo que el financiero rechazó. Ese mismo día, escribió un tenso 'email' a Pérez Renovales: “Los borradores no están ni correctamente describiendo la situación en la que nos encontramos ni sus causas ni ofreciendo términos que reparen los daños económicos, de carrera y de reputación (por no entrar en lo psicológico...) que la totalmente inesperada decisión de Santander de no proceder con la oferta de nombrarme Consejero y CEO del Santander me causan”, señala.

Foto: El banquero italiano Andrea Orcel (i); la presidenta del Banco Santander, Ana Botín (c); y su consejero delegado, José Antonio Álvarez. (EFE)

“Como sabes y ha sido admitido plenamente en la comunicación de esta decisión por Ana incluso en tu presencia, Santander no solo conocía la casi totalidad del coste de ficharme (lo que no fue claro o se calculó erróneamente al momento de la oferta si podría ser un daño adicional para mí no es la razón por la cual Santander ya no quiere proceder) sino que también tenía muy clara por haber hablado directamente con UBS-Axel Weber, Sergio Ermotti y Mark Shelton-varias veces la posición absolutamente rígida y de no negociación de UBS sobre los términos de mi 'gardening leave' (periodo de inactividad forzoso), 'non compete' (no competencia) y pérdida de 'differed compensation' (bonus diferido), bonus y otros beneficios antes de proceder con su oferta”.

Y sigue: "Botín me ha asegurado varias veces compensarme completamente y adecuadamente por el daño económico relativo a todo lo que pierdo dejando UBS así como lo que perderé por no asumir mi posición de consejero y CEO de Santander (además, dejando la compensación significativamente mayor de UBS solo por asumir el cargo al Santander) y el impacto tremendamente negativo sobre mi carrera y reputación sin mencionar los otros compromisos contractuales tomados por Santander vis a vis”.

"Sé que es una situación horrible"

Orcel y Pérez Renovales también intercambiaron 'emails' el 14 de enero a cuenta de la nota de prensa que iba a enviar el Santander para comunicar la cancelación del fichaje. El secretario general le envió un borrador y le insistió en que no quería dar por cerrada la negociación que mantienen para seguir colaborando. La respuesta de Orcel fue clara: "Jaime-estoy leyendo el 'press release' de camino a casa. Te mandaré mis comentarios detallados. Dicho esto no estoy de acuerdo con cómo se presentan los hechos". Para Orcel era un comunicado "inaceptable" desde el punto de vista reputacional y señala que es "incorrecto" decir que es una decisión de común acuerdo.

A continuación, Pérez Renovales le responde resaltando el "esfuerzo" realizado para redactar "algo beneficioso" para todos: "No se dice en ningún momento que el Banco no supiese el coste de contratarte. Lo que se dice es que, sabiéndolo, nuestro entendimiento era que iba a reducirse". Para el ejecutivo del Santander, se trataba de un texto que "refleja la realidad" y es "respetuoso".

Pero el tira y afloja sigue: "Jaime-no podemos anunciar públicamente una separación consensual sobre que me haga admitir culpa cuando no la tengo y sin acuerdo de separación por lo menos por principios. Hemos perdido una semana (más si considero el momento desde cuando tomasteis esta decisión sin decírmelo) sin haber mínimamente progresado desde donde estábamos lunes. Hay dos partes y dos intereses aquí, no solo el vuestro. Y la parte dañada que tiene que aceptar vuestra decisión soy yo no vosotros", añade Orcel.

El 15 de enero, cuando Santander comunicó que no contraría a Orcel, el italiano envió dos nuevos 'emails'. El primero, muy extenso, fue dirigido a Pérez Renovales y en él señala que Santander conocía todos los términos de la contratación y manifiesta su desconcierto por el cambio de planes. Y añade: "Me habéis destrozado mi carrera, mi reputación e infligís un daño económico muy elevado".

Foto: Andrea Orcel, en una imagen de 2013. (EFE)
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Posteriormente, dirige un segundo 'email' a Ana Botín en el que reitera su rechazo a los términos del comunicado de prensa pero agradece a la presidenta su disposición a llegar a un acuerdo: "Dado que el daño reputacional, profesional y económico es enorme por lo que cuanto antes lo acordemos mejor para todos. Por ello, creo que debemos marcarnos un plazo máximo de negociación de 15 días para firmar un acuerdo. Espero que lo puedas comprender porque hay muchas cuestiones que tengo que solucionar".

El 18 de febrero, la presidenta escribió un 'email' a Orcel en el que le explicaba cómo Pérez Renovales se había reunido con un intermediario para acercar posturas. "Esa fue la actitud con la que acudió a la cena que mantuvieron, aunque la conversación fue complicada, porque por su parte se insinuaron acciones judiciales contra mi persona y el uso de comunicaciones privadas", explicó la banquera. "Sabes que fueron las circunstancias que se sucedieron las que no permitieron seguir adelante con tu nombramiento y que no pudieras llegar a ser contratado como CEO".

Ese mismo día, tras quedarse sin trabajo, Orcel señala que mantuvo una conversación con Botín en la que la presidenta le dijo "yo sé que esta es una situación horrible, lo sé, vale?". Y días después añadió: "I sympathize [simpatizo] 100% porque yo he estado en casa también después de que un día me dijeron vete a casa, vale? O sea que I know what it is [sé lo que es eso]”. Y posteriormente le comentó: “I’ve been in your shoes and I’ve spent 12 months [He estado en tus zapatos y he pasado 12 meses] porque me dieron mucho menos dinero de lo que te va a dar a ti UBS o de lo que te pueda yo, me dieron una porquería porque I was me [era yo], vale?”.

A este respecto, los abogados de Orcel señalan en la demanda que el financiero "se fio de la palabra de la Sra. Botín, tenía motivos para hacerlo. A pesar de tales motivos, la confianza depositada fue defraudada, quedando el Sr. Orcel sin trabajo, sin carrera y con un lastre reputacional que hará muy difícil, si no imposible, el pleno restablecimiento de su situación profesional y personal, salvo que los juzgados, depositarios de la Justicia, restauren el daño tan injustamente producido".

"Algo muy oscuro debe de haber ocurrido"

Tras estas comunicaciones, Orcel dirigió a Botín y Pérez Renovales un total de cuatro burofaxes en los que pedía explicaciones sin obtener respuesta a ninguno de ellos. "Aun cuando parezca ser práctica habitual, no puede "destrozarse la reputación de una persona", que es lo que ocurre cuando a los tres meses de designar a alguien para un cargo se le "echa" sin invocar razón alguna", señala en el segundo burofax. La comunidad, financiera y no financiera, concluye que algo muy oscuro debe de haber ocurrido [...] Esto no es tolerable".

En el último burofax, Orcel anunció al banco que emprendería acciones legales: "A fecha de hoy, me encuentro sin trabajo, con una reputación muy "tocada" porque es difícilmente explicable que se me haya despedido apenas tres meses después de designarme, y habiendo sufrido un desgaste personal y familiar sobresaliente", señala. "Así las cosas, y siempre desenvolviéndome con la buena fe que me ha guiado en estos difíciles momentos, les participo que acudiré a los tribunales, ante los que ejercitaré las acciones procedentes".

El banquero Andrea Orcel, la presidenta del Banco Santander, Ana Botín y el secretario general de la entidad, Jaime Pérez Renovales, intercambiaron multitud de mensajes durante el proceso de negociación que iba a culminar con el nombramiento del italiano como nuevo consejero delegado de la entidad y que finalmente concluyó en fichaje frustrado. Y según se desprende de la demanda presentada por Orcel ante los tribunales españoles, a la que ha tenido acceso El Confidencial, el intercambio de misivas pasó de un tono amistoso y desenfadado (alternando de forma casual el inglés y el español) a otro mucho más gélido.

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