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Pimentel: "No votamos a quien amamos, votamos en contra de quien odiamos"
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encuentro 'EL VALOR DE LA EXPERIENCIA'

Pimentel: "No votamos a quien amamos, votamos en contra de quien odiamos"

En una entrevista realizada por José Antonio Zarzalejos el expolítico afirma que en España hay dificultades para pactar porque ceder es perder, y augura que habrá acuerdo entre Sánchez e Iglesias

No es de los que gesticulan con la cara, pero sí con las manos. Durante toda la conversación, bolígrafo en mano (también un bloc de notas sobre la rodilla), las mueve al compás de su voz dando más fuerza al mensaje. Una comunicación no verbal que, junto a su tono tranquilo y pausado y las continuas referencias históricas que va salpicando, construyen un discurso sobre la actualidad política que atrapa a la audiencia.

Manuel Pimentel (Sevilla, 1961), hombre polifacético (ingeniero agrónomo, doctor en derecho, alta dirección de empresa) tuvo un paso fugaz como ministro de Empleo (1999-2000) con José María Aznar, pero no en la política, donde anduvo algo más de una década. Hoy, este reputado mediador de conflictos empresariales y reconocido escritor (novelas, ensayos, relatos, memorias…), fundador de la editorial Almuzara, conversa con el periodista José Antonio Zarzalejos, en el marco del ciclo de encuentros 'El valor de la experiencia' que organiza El Confidencial de la mano de Ibercaja.

“Nunca dije que quería ser político, sino escritor, pero me ponía y no escribía, y pasaban los años”. Cuenta que siempre que un libro caía en sus manos miraba la fecha de la primera obra publicada del autor, “para ver si todavía estaba a tiempo”. Cita a Saramago, que con 25 años escribió su primera novela pero que no volvió a coger la pluma hasta veinte años después, o Cervantes, que escribió Don Quijote de la Mancha casi a los 60. A Pimentel le llegó su inspiración a los 40 con Peña Laja. En su haber, entre otros, cuenta con novelas, ensayos y relatos.

placeholder José Antonio Zarzalejos y Manuel Pimentel en un momento del encuentro.
José Antonio Zarzalejos y Manuel Pimentel en un momento del encuentro.

Como le gusta escribir y le gusta la empresa fundó un negocio de libros, la editorial Almuzara. “Un editor tiene que tener alma de poeta y entraña de mercader de libro”. Y así fue como le llegó el encargo de escribir las memorias de quien fuera durante dos décadas mano derecha del rey Juan Carlos. Manuel Prado y Colón de Carvajal era un hombre con un aire de “caballero hidalgo” que terminó cayendo. “En la vida, lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y hay una atracción fatal hacia el abismo de personas que llegan muy alto”.

Manuel Prado fue un hombre triunfante que acabó en la cárcel por corrupción y de la que salió por razones humanitarias. Acabó sus días enfermo de cáncer, embargado, denostado, aislado. Así describe Pimentel al Manuel que encontró cuando le contactó para escribir sus memorias. “Era la cara del perdedor”, el momento en el que “un personaje tiene la belleza literaria”. Durante 10 años, 'Una lealtad real' estuvo guardada en el cajón hasta que vio la luz por expreso deseo de la familia. Con este escrito, “quería que sus hijos conocieran que su vida y sus motivaciones, no habían sido las que le acusaban en público. Es una lección. Es la cara más palpable de lo cruel que puede llegar a ser quien juega a estar en el poder y no sabe o no puede organizar una salida a tiempo”.

La política, un autorretrato de España

Pimentel también reflexiona sobre si Pedro Sánchez sacará adelante su investidura, y se adentra en las raíces históricas de por qué en España llevamos cuatro años sin un Ejecutivo estable. “Vivimos nuestro autorretrato. Repetimos una y otra vez las mismas pasiones proyectadas, con algunas novedades, pero el cuadro final es el mismo. Cambiamos el estilo, puede ser impresionista, realista, abstracto. Cambian las formas, pero no el motivo”.

De este modo define el expolítico la situación política actual que vivimos como consecuencia de tres factores. De un lado, es un fiel reflejo de cómo éramos hace ya un siglo. “Los pueblos tienen continuidad”, aclara, y rememorando a Antonio Machado y sus dos Españas en el poema 'Españolito que vienes al mundo': izquierda y derecha; por otro, “aquí no votamos a quien amamos, sino que votamos en contra de quien odiamos”; y en último lugar, los nacionalismos e independentismos que también nos acompañan desde tiempos pretéritos.

placeholder José Antonio Zarzalejos, El Confidencial; Manuel Pimentel, exministro de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno de España; y José Morales, Ibercaja.
José Antonio Zarzalejos, El Confidencial; Manuel Pimentel, exministro de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno de España; y José Morales, Ibercaja.

Con la crisis económica, el desencanto llega y el bipartidismo salta por los aires, apareciendo una nueva realidad política con nuevas caras, pero con “viejas políticas”. En España “hay dificultades para pactar porque ceder es perder”, afirma parafraseando una entrevista del responsable de la Fundación Adenauer en la que decía que en nuestro país la política es “a todo o nada”. Según Pimentel, “en tiempo de descuento habrá acuerdo” entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ya sea esta semana, de cara a la sesión de investidura, o en noviembre, fecha para unas hipotéticas nuevas elecciones, “porque el castigo electoral de aquel que rompa el bloque de izquierdas o de derechas y permita que entren los otros sería muy grande”. Eso sí, no cree que el líder de la formación morada acabe encumbrado a la vicepresidencia porque significaría ganarle el pulso al presidente en funciones. “No me parece a mí que Sánchez sea de los que se deja ganar cuando tiene buenas cartas”.

¿Estamos nuevamente ante una legislatura corta? “En política nunca se sabe”, y recuerda que un Gobierno, teniendo unos presupuestos, puede prolongarse sin aprobar leyes. A su juicio, lo que podría desestabilizar sería una nueva crisis económica, un empoderamiento del independentismo pasando a la política de hechos o que Europa interviniese las cuentas públicas del país.

El fallido viaje de Ciudadanos al centro

Para romper con el bipartidismo, Pimentel apela a una fuerza de centro capaz de sentarse con izquierda y derecha, aportando estabilidad sin tener que depender del independentismo. Ciudadanos estaba llamada a ser esa fuerza, pero ha perdido su papel de partido bisagra. Esto se debe, según el expolítico, a que este rol tradicionalmente tiene un espacio electoral modesto, como ocurre en otros países europeos donde forman parte de gobiernos de coalición.

placeholder José Morales, director territorial Madrid y noroeste de Ibercaja Banco.
José Morales, director territorial Madrid y noroeste de Ibercaja Banco.

“De ahí viene el dilema”, asevera. “Ciudadanos pudo, o quizás aún pueda, aunque lo tiene más complicado ahora, ser ese partido bisagra, pero probablemente no quiso resignarse a ser el partido pequeño, sino que quiso ser el gran partido de centro y centro-derecha y dar el sorpasso al PP”, argumenta. Es su opinión este planteamiento estratégico tiene un coste a medio plazo para el país y para el propio partido. “Habría sido la novedad política más importante en España”, remarca, pero el partido liderado por Albert Rivera “ha rechazado ser un partido de centro de verdad”.

De este modo, a su juicio ahora la formación naranja tiene muy difícil superar al Partido Popular y su líder, Pablo Casado, tiene mejores cartas al abandonar Rivera ese hueco no cubierto y competir por un espacio ya ocupado.

Vox, el reactivo

“Toda acción genera una reacción de igual intensidad y sentido opuesto”. Y así nació Vox en respuesta a la situación de Cataluña por lo que “si las causas de reacción disminuyen” la formación “disminuirá”. Y hoy, el independentismo “no es tan fuerte como hace tres años”. Ello, unido a la evolución de la economía, hará, según Pimentel, que la fuerza del partido de Santiago Abascal vaya “menguando”.

A su juicio, le puede pasar lo mismo que a Podemos y si no facilita un gobierno en Madrid sufrirá el castigo de los votantes. "PP, Ciudadanos y Vox son primos en la misma mesa familiar, que se reparten el espacio de la derecha”, comenta al respecto. Los tiras y aflojas de los comensales con menor peso electoral obedecen a un intento por no deslegitimarse y no dar la imagen de invitado.

Por su experiencia como mediador, “siempre hay que hablar y negociar”, pero cuando una fuerza política de manera “anticonstitucional e ilegal declara la independencia no hay nada que negociar”. Considera que el artículo 155 habría que haberlo aplicado antes y que hay que acabar con la política de concesiones que se ha venido practicando con los nacionalismos, donde unos “piden 10 y yo, Gobierno central, para llevarme bien te cedo dos o tres”.

Hay que acabar con la política de concesiones y no hay que negociar ni en el campo de juego ni con las reglas del independentismo

En su opinión, hasta ahora la negociación con Cataluña se ha planteado en términos de cesión y “eso no es negociar”. “Todavía nunca nadie ha negociado con el independentismo. Hemos cedido una y otra vez a sus reivindicaciones, hemos entrado en su juego. Cuando tú negocias, las reglas y el campo de juego son muy importantes y hasta ahora hemos negociado en el suyo, con su lógica y su discurso. Eso yo nunca lo haría. Pactaría unas reglas y un campo de juego y luego negociaría”.

placeholder Un momento durante el encuentro.
Un momento durante el encuentro.

Sobre Carles Puigdemont, Pimentel considera que no está haciendo un gran papel cuando el independentismo no está unido y afirma que el procés fracasó antes, incluso, de la aplicación del 155. “Es como un zombi, sigue andando, pero no sabe que está muerto”.

El martes se escribe un nuevo capítulo de nuestro autorretrato político con la primera votación de investidura de Pedro Sánchez, en la que se da por descontando que no logrará la mayoría absoluta. Veremos cuánto dura este nuevo episodio.

No es de los que gesticulan con la cara, pero sí con las manos. Durante toda la conversación, bolígrafo en mano (también un bloc de notas sobre la rodilla), las mueve al compás de su voz dando más fuerza al mensaje. Una comunicación no verbal que, junto a su tono tranquilo y pausado y las continuas referencias históricas que va salpicando, construyen un discurso sobre la actualidad política que atrapa a la audiencia.

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