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Moody's cuestiona la calidad del capital de la banca: el 25% no absorbe pérdidas
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POR LOS ACTIVOS FISCALES

Moody's cuestiona la calidad del capital de la banca: el 25% no absorbe pérdidas

Los activos fiscales no podrán usarse en su totalidad para absorber pérdidas, según la agencia de 'rating'. También avisa de que el BCE ha endurecido los modelos internos

Foto: Sede de Moody's. (Reuters)
Sede de Moody's. (Reuters)

La banca española tiene menos capital que competidores de otros países, como siempre recuerda el Banco de España (BdE), y, además, no todo el colchón de solvencia sirve para absorber pérdidas, que debería ser su finalidad. Así lo advierte Moody’s en su último informe sobre el sector, en el que empeora su perspectiva de positiva a estable.

Aunque la agencia de ‘rating’ aplaude el descenso de los activos no productivos del balance (NPL), cree que la reducción será más lenta a partir de ahora. Así, proyecta una mejora en el perfil de riesgo de los activos, mientras que espera que las principales variables de solvencia, eficiencia o rentabilidad permanezcan estables, con los ingresos por comisiones al alza para compensar las caídas de los márgenes de intereses.

Foto: José Manuel Campa. (EFE)

En el caso de la solvencia, considera que el capital “seguirá débil”, con una “gran cantidad de activos por impuestos diferidos (DTA) que persistirá en el tiempo”. Según los cálculos de Moody’s, en 2018 los DTA, con 42.000 millones de euros, representaban el 42% del colchón de capital de máxima calidad (CET1). De hecho, los bancos acaparan el 59% de estos activos fiscales en España.

El problema para Moody’s es que no es realista considerar que el 100% de estos activos serviría para absorber pérdidas, que a la postre es el objetivo de los colchones de capital. “Hemos mantenido una postura conservadora hacia los DTA a pesar de la garantía del Gobierno español que permite su conversión en circunstancias en las que su uso estaría restringido, aumentando su valor”, asegura la calificadora de riesgos.

Moody’s aplica de esta forma un recorte a la proporción de activos fiscales disponibles para absorber pérdidas antes de un escenario de resolución, y también ajusta el peso y riesgo de la cartera de deuda (al 50%). El resultado es que el capital común tangible (TCE, por sus siglas en inglés), metodología que usa Moody’s, es del 8,5%. Un colchón que contrastaría con el 11,5% que tienen de media en CET1 los bancos españoles significativos. Es decir, más del 25% de este capital no sirve en un caso extremo.

placeholder TCE, capital calculado por Moody's
TCE, capital calculado por Moody's

No obstante, el informe recoge una proyección al alza para este indicador. Teniendo en cuenta la generación orgánica e inorgánica prevista de capital, Moody’s anticipa un TCE en el 9,8% para 2020, mientras que si se excluyen a Santander y BBVA, la proyección apunta al 10,1%.

Los activos fiscales proceden de la reestructuración financiera en plena crisis. Los ministerios de Economía y Hacienda, comandados entonces por Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, acordaron que los bancos pudieran deducirse pérdidas de ejercicios anteriores, aportaciones a planes de pensiones y, lo que fue clave, las provisiones. Las provisiones fueron ingentes con los decretos Guindos de 2012, con los que el actual vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) buscaba que los bancos afloraran sus activos problemáticos. En 2013 se concretó el derecho a la conversión de los DTA en un crédito exigible frente a Hacienda, para que pudieran ayudar a sanear los balances.

En los últimos años, algunas formaciones políticas han puesto el foco en estos activos, hasta el punto de ponerlos en entredicho. De hecho, es una opción que se barajó cuando el Gobierno estudió la posibilidad de imponer una penalización fiscal a la banca, tal y como prometió Pedro Sánchez aún desde la oposición y ha venido pidiendo Podemos.

El capital, en el foco

Los supervisores insisten habitualmente en la conveniencia de que los bancos españoles incrementen su capital. A pesar de que están por encima de los mínimos regulatorios, cada vez están más lejos de la media europea, y piden a los banqueros avanzar hacia el 12%. Los cálculos de Moody’s muestran que la banca española tiene un margen de 260 puntos básicos sobre los requerimientos regulatorios, mientras que en Europa el promedio es de 470 puntos.

placeholder Ratios de capital y margen frente a los requerimientos. Cálculos de Moody's a partir de datos de la EBA.
Ratios de capital y margen frente a los requerimientos. Cálculos de Moody's a partir de datos de la EBA.

Pese a ello, la agencia recuerda que el perfil de riesgo de las entidades españolas permite que el proceso de revisión de supervisión y evaluación (SREP) hace que las exigencias de capital con el pilar 2, elegido a discreción, sean menores que en otros pares europeos. Lo mismo ocurre con las exigencias de emisión de deuda anticrisis (MREL). No obstante, hay diferencias entre las entidades, con mayores requisitos en conjunto para Cajamar o Liberbank.

La presión regulatoria es a todos los niveles, y por cada guiño hay muchas más exigencias. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) está preparando una guía para que el 'software' se tenga en cuenta en el cálculo de las ratios de capital, lo que mejorará los indicadores de solvencia. Un viento de cola permitido por el BCE que supone una excepción, ya que el propio entramado supervisor del banco central ha finalizado la revisión de los modelos internos (TRIM) de las entidades, y la conclusión de Moody’s es que “limitará la capacidad de los bancos para reforzar sus niveles de capital”.

La banca española tiene menos capital que competidores de otros países, como siempre recuerda el Banco de España (BdE), y, además, no todo el colchón de solvencia sirve para absorber pérdidas, que debería ser su finalidad. Así lo advierte Moody’s en su último informe sobre el sector, en el que empeora su perspectiva de positiva a estable.

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