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El giro inesperado de Alcoa levanta sospechas sobre sus verdaderas intenciones
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El lunes reunión entre las partes

El giro inesperado de Alcoa levanta sospechas sobre sus verdaderas intenciones

Tensión desatada en la reunión del pasado viernes, que finalizó a las cinco de la mañana, después de que la empresa estadounidense rompiera la baraja justo cuando se esperaba la fumata blanca

Foto: Manifestación de Alcoa en Madrid. (EFE)
Manifestación de Alcoa en Madrid. (EFE)

El desenlace de la venta de las plantas de Alcoa ha dado un giro inesperado de última hora que amenaza con reventar cualquier acuerdo y dejar a cerca de 700 trabajadores de A Coruña y Avilés en el paro. Cuando todo estaba previsto para que la aluminera estadounidense sellara este viernes el acuerdo de venta al fondo suizo Parter Capital, que había mostrado sus intenciones de continuar con la actividad, los responsables de la multinacional con sede en Pittsburgh rompían la baraja: pedían que Parter realizara un depósito bancario de 30 millones de euros en cash (15 millones por cada planta) este mismo lunes como garantía financiera para completar el proceso. Un extremo al que Parter, que sí puede avalar con otros activos más ilíquidos, no ha podido comprometerse dado el plazo tan estrecho que le pide Alcoa ahora.

La ruptura del preacuerdo al que llegaron hace pocos días generó una situación de altísima tensión este viernes en el Hotel Meliá ubicado cerca del aeropuerto de Barajas en Madrid. Algunos de los presentes calificaron el encuentro de "surrealista". Todo estaba previsto para las cuatro de la tarde. Sin embargo, se aplazó para las siete. Con la negativa de Parter, la situación se puso al rojo vivo. Los sindicatos, que llegaban predispuestos a poder alcanzar un acuerdo -aunque aún no han ratificado el acuerdo de venta-, dijeron sentirse engañados.

Foto: Fábrica de Alcoa. (Reuters)

En la negociación rota tuvo que irrumpir el secretario de Estado de Industria en funciones, Raül Blanco, que trató de calmar los ánimos. El actual Gobierno se alineó con los representantes de los trabajadores: pidiendo explicaciones a la empresa en busca de una solución. Nadie entendía el viraje de Alcoa. Los responsables de la empresa cruzaban llamadas con su central en Pittsburgh. Los abogados de Garrigues, encargado de llevar el ERE, tampoco acababan de encajar el puzzle. En un clima de máxima hostilidad, se logró retrasar el ERE, previsto para el día 1 de julio, una semana más y resolver la cuestión definitivamente en los próximos días. Corrían ya la una y media de la mañana para cuando lograron que la empresa se comprometiera a alargar la negociación siete días más. Las deliberaciones continuaron bajo el absoluto enfrentamiento hasta las cinco de la mañana. Si finalmente no hay acuerdo, todos los empleos se perderán.

Las sospechas se centran en Alcoa

Los que siguen más de cerca este proceso empiezan a sospechar de las intenciones de Alcoa. La firma estadounidense dejó fuera de la negociación a Quantum Capital, la otra interesada en esta adquisición, por no cumplir con las garantías financieras suficientes. Por esa razón, hace ya dos semanas firmó un preacuerdo con Parter. Lo que muchos se preguntan es qué ha cambiado para que a dos días del plazo establecido, la situación haya cambiado. Los detalles del acuerdo son confidenciales y sólo Alcoa y Parter los conocen. A todo esto, el Gobierno, en funciones, no tiene capacidad para garantizar a corto plazo un precio competitivo de la electricidad, uno de los requisitos que reclaman las partes para mantener la actividad. Este punto está siendo un lastre en el proceso, es una de las exigencias de Parter para garantizar el empleo más allá de dos años.

Las compañías y los trabajadores afectados, incluidas las distintas administraciones, se reunirán este lunes para poner sobre la mesa cuáles son las cartas de cada uno. Ahí se podrá saber más de qué intenciones tienen los distintos actores. Llegados a este punto, los nervios son máximos, dada la repercusión que tiene el caso tanto a nivel económico y social como político. El Ministerio de Industria, la Xunta de Galicia y el Principado de Asturias se han involucrado directamente en toda la negociación.

Existen algunas cuestiones que empiezan a tomar carta de naturaleza. Llama la atención que este mismo jueves, Quantum hiciera pública una nueva oferta de adquisición para las plantas de Avilés y A Coruña cuando ya fue descartada por la propia Alcoa del proceso. Fuentes próximas al fondo alemán señalan haber vivido muchos procesos similares y prefieren mantenerse a la expectativa por lo que pudiera pasar. De hecho, el interés de Quantum por las plantas salió a relucir en la reunión de este viernes.

Foto: Protestas de los trabajadores de Alcoa (Efe)

Fuentes del proceso aseguran que hay terceros que pretenden sacar tajada de la crisis. "A río revuelto ganancia de pescadores", temen. A nadie se le escapa que si finalmente se ejecuta el ERE, también surgirán potenciales ganadores. En primer lugar, un hipotético interesado en las fábricas lograría evitar todos los costes laborales. Así, podría contratar a trabajadores de Alcoa que se hayan quedado en el paro tras cobrar las indemnizaciones por despido, algo con lo que podrían verse beneficiados también algunos empleados. El potencial comprador podrían optar a las dos plantas o sólo en una de ellas, como era el interés de Quantum en un primer momento, dado el peor estado de A Coruña que de Avilés.

En la misma línea, una vez concluido el plan social de despidos, las plantas quedan para cualquier actividad, sin que necesariamente sea la producción de aluminio. Expertos que siguen la problemática aseguran que si el comprador final lleva a cabo una actividad distinta de la producción de este metal, la planta de Alcoa en San Ciprián, la más grande y valorada de todas, quedaría como única productora de aluminio sin competencia en el mismo entorno.

Las incógnitas son muchas y la situación cada vez más comprometida. Queda una semana para que trabajadores, administraciones púbicas y empresas consigan una solución. El cierre de las plantas de A Coruña, la que se encuentra en estado más crítico, y Avilés, es hoy una realidad más factible de lo que lo era este viernes. 700 empleos siguen en el aire.

El desenlace de la venta de las plantas de Alcoa ha dado un giro inesperado de última hora que amenaza con reventar cualquier acuerdo y dejar a cerca de 700 trabajadores de A Coruña y Avilés en el paro. Cuando todo estaba previsto para que la aluminera estadounidense sellara este viernes el acuerdo de venta al fondo suizo Parter Capital, que había mostrado sus intenciones de continuar con la actividad, los responsables de la multinacional con sede en Pittsburgh rompían la baraja: pedían que Parter realizara un depósito bancario de 30 millones de euros en cash (15 millones por cada planta) este mismo lunes como garantía financiera para completar el proceso. Un extremo al que Parter, que sí puede avalar con otros activos más ilíquidos, no ha podido comprometerse dado el plazo tan estrecho que le pide Alcoa ahora.

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