Los banqueros miran hacia otro lado con el escándalo de BBVA y Villarejo

Los bancos llevan años culpando a las cajas de la mala reputación del sector. También a los medios de comunicación, a los políticos y, en ocasiones, a los jueces. Esta ausencia de autocrítica se ha puesto de manifiesto una vez más con el último escándalo que ha sacudido al sector: el de las presuntas escuchas ilegales de Villarejo para BBVA.

Los primeros espadas del sector han pasado de puntillas por este asunto, a pesar de las decenas de preguntas que ha habido sobre ello en las presentaciones de resultados de los últimos días. El único mensaje unánime es el de apoyar a BBVA y reconocer que es algo que empeora la reputación del sector.

Este corporativismo, hasta cierto punto lógico, pierde el sentido cuando los mismos banqueros que evitan pronunciarse critican duramente a Francisco González fuera de micrófono y recomiendan a su sucesor, Carlos Torres, que marque las distancias quitándole la presidencia de honor.

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J. Zuloaga

Otro contrasentido es que los bancos repitan una y otra vez que su principal reto es mejorar su reputación y cuando se topan con un escándalo como este lo esquiven sin despeinarse. Esta preocupación ha hecho incluso que las patronales AEB y Ceca hayan puesto en marcha la contratación de una agencia de comunicación para mejorar su imagen. Pero en lugar de adelantarse a este mandato, los banqueros han preferido no denunciar los presuntos miles de pinchazos telefónicos, al Gobierno y a la CNMV incluidas, por parte de una empresa contratada por el segundo mayor banco español.

Cierto es que todavía hay una investigación en marcha y que no se debe prejuzgar, como defendió el presidente de BBVA este viernes. Pero algunos banqueros reconocen que hubiera ayudado una mínima crítica, aunque fuera condicionada a la investigación, para que la opinión pública perciba que estas prácticas no son habituales ni bien recibidas por el sector.

La que más filas cerró con FG fue María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, que dijo que "González ha sido un banquero modélico" y aseguró que no le criticaría ni "aunque le hubieran condenado".

En el mismo sentido, Ana Botín, presidenta de Santander, ensalzó a BBVA como "un gran banco y competidor" y remitió a un tuit que escribió cuando se anunció la salida de González: "Buena suerte en esta nueva etapa. Dejas un gran legado y a BBVA en buenas manos". Su homólogo de CaixaBank, Jordi Gual, no quiso decir ni una palabra sobre el asunto: "No entraremos en circunstancias de otras entidades".

Las únicas críticas veladas llegaron de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, quien mostró su sorpresa por todo lo que está pasando y no dijo ni una palabra, ni buena ni mala, sobre su exjefe durante ocho años en BBVA; y Josep Oliu, de Sabadell, que reconoció que "cuando hay cosas inciertas, esto afecta a los demás, porque aquí todo el mundo piensa que los bancos somos todos iguales, pero yo creo y espero que muy pronto se resuelva esta cuestión".

Curiosamente, el que más crítico se mostró que estas presuntas prácticas irregulares fue el propio Torres: "De ser ciertas estas noticias, me parece deplorable, muy grave, lo contrario de lo que representamos". El presidente de BBVA supo lidiar con el problema, encarando gran parte de las preguntas, menos las que pueden afectar a la investigación en marcha. Denunciando las irregularidades en caso de ser ciertas, pero pidiendo prudencia hasta entonces. Un ejemplo para sus competidores.