El primer 'match ball' de Torres: librarse de FG o encarar una junta de alto voltaje

Poco más de un mes después de llegar a la presidencia de BBVA, Carlos Torres afronta este jueves el momento más difícil desde que llegó al banco. Lidera por segunda vez un consejo de administración que tiene que aprobar las cuentas de 2018 y abordar la crisis causada por las escuchas de Villarejo para BBVA.

Fuentes próximas al consejo de la entidad dudan de que Torres vaya a cortar por lo sano quitando la presidencia de honor a Francisco González, algo que han sugerido desde el BCE, el Banco de España, el Gobierno y la propia plantilla. Por dos motivos: por la influencia que FG sigue teniendo en el banco, en especial en el consejo, y porque la investigación encargada a Garrigues, Uría y PwC no ha concluido, señalan dichas fuentes.

Exdirectivos del banco añaden que va a ser complicado, si no imposible, que los dos despachos y la auditora encuentren algo en sus 'forensic' que pruebe directamente que González ordenó que se pincharan teléfonos, ya que el banquero gallego “siempre se ha cubierto bien las espaldas”.

Fuentes próximas a la entidad descartan que el consejo tome una decisión inminente sobre FG

Aun así, accionistas y sindicatos consultados por este medio reclaman que, más allá de las pruebas que se encuentren, Torres debería tomar cartas en el asunto por el daño reputacional que está sufriendo la entidad, aunque sea con una suspensión temporal de la presidencia de honor.

En caso contrario, añaden, esta crisis podría volverse en contra de Torres en la junta de accionistas que el banco celebrará, como otros años, a mediados de marzo. En Bilbao, donde accionistas y exconsejeros de la entidad afilan los cuchillos tras ser expulsados hace más de una década por González.

Opinión

TE PUEDE INTERESAR

En Bilbao, van a por Francisco González

José Antonio Zarzalejos

En medio de este juego de equilibrios, Torres se juega mucho incluso con los reguladores. El BCE está preocupado por los efectos reputacionales que puede tener esta crisis para el banco y todo el sector, como adelantó este medio, a pesar de que todavía no ha generado ningún efecto reseñable en la red comercial. La clave es que el regulador europeo no puede obligar a que FG deje la presidencia de honor, porque es un cargo sin ningún tipo de función ejecutiva. Lo que sí puede hacer es presionar de forma indirecta, en el curso de alguna inspección en marcha.

En el entorno de la entidad también suscita dudas cómo forzar la salida de FG si este se agarra al puesto, ya que la presidencia de honor es un cargo de nueva creación y no hay precedentes como el actual.

Tampoco ayudan los apoyos que González sigue teniendo en el banco. Salvo el nuevo consejero delegado, Onur Genç, todos han sido nombrados por él, con casos destacados como Jaime Caruana, exgobernador del Banco de España que le ayudó a detener el asalto de Sacyr por el que se produjeron las escuchas; y José Maldonado, secretario general de BBVA durante el transcurso de los hechos investigados.

“La situación es muy difícil. Hay sensación de desgobierno en el banco. González sigue teniendo mucho poder tras años de colocar directivos y consejeros”, señalan desde uno de los principales sindicatos de la entidad, dispuesto a dar guerra en la junta de accionistas si no se despejan antes las incertidumbres.

Dentro de la plantilla y entre sus representantes también se perciben dudas hacia la investigación interna encargada por el banco, por el hecho de que dos de los tres que la lideran sean ejecutivos de confianza de FG: Eduardo Arbizu y su ex jefe de Gabinete, Joaquín Gortari. Aun así, según fuentes próximas a la entidad estos dos exdirectivos se han despegado algo del trabajo tras la entrada de PwC y Uría, y es María Jesús Arribas quien lo coordina. El reloj empieza a correr este jueves para Torres en el primer 'match ball' del consejo de administración.