Personas, espacio... La innovación en la empresa no es solo digital

'Design thinking', metodologías ágiles, teletrabajo… La innovación empresarial ha puesto sobre el mercado laboral una serie de conceptos que las grandes empresas se han visto obligadas a abrazar para mantenerse relevantes en pleno siglo XXI. La implantación de internet y el auge de nuevas compañías tecnológicas han redefinido las reglas de un juego que, hasta hace pocos años, se había jugado de la misma manera.

“Hay que diferenciar entre operar e innovar”, explicaba David del Val, director de ‘core innovation’ de Telefónica, y uno de los asistentes a la mesa redonda organizada por El Confidencial en que se repasó cómo afrontan la innovación algunas de las grandes empresas españolas. “Las empresas dedican muchos recursos a operar su negocio. Saben hacerlo bien y no puede haber fallos. La innovación es muy diferente. No inventas por inventar, sino que creas negocios nuevos que aporten a la cuenta de resultados”, proseguía del Val.

En este sentido, Antonio Fontanini, director de Innovación de Opinno, cree que es importante que la sociedad perciba que las empresas “aportan valor” y destacó la importancia de que los negocios busquen “nuevos horizontes” que permitan resolver problemas futuros y que no suelen verse en el día a día.

España no es, si nos atenemos a los datos, un país en el que la innovación esté plenamente asentada. Según algunas cifras aparecidas el año pasado, nuestro país está fuera de los 25 países más innovadores del planeta, y a la altura de Turquía o Portugal en este aspecto, aunque también es cierto que en 2017 se batió el récord histórico de patentes.

Un elevado número de pymes y la ausencia de una inversión severa en I+D+i son algunas de las causas que explican el retraso de nuestro país en ese aspecto, y todos los presentes en el encuentro estuvieron de acuerdo en algunos puntos básicos, como que es necesario que existan departamentos dedicados a la innovación en las compañías, aunque, en el futuro, el escenario ideal pasa por que la innovación esté presente en todos y cada uno de los departamentos y no como un ente aislado.

“La innovación no es solo pasárselo bien. Es un proceso en el que hay que trabajar duro, que se puede entrenar y con el que se puede crear una cultura de empresa para que sea toda ella la que innove y no solo un departamento”, aseguraba Rafael Fernández, director de Innovación en Ferrovial. Fernández, además, dejó patente que “no existe una receta” mágica para todas las compañías. Cada una “debe buscar su propio modelo y aplicarlo en función del entorno y de la industria en que opera, porque no es lo mismo una teleco que un operador de infraestructuras”.

Uno de esos negocios que han tenido que buscar su propio modelo para adaptarse a los nuevos tiempos ha sido Correos. “Tenemos 300 años de antigüedad y hemos pasado los últimos 280 o 290 innovando en mejora de procesos. Hemos sacado sellos, cambiado la relación entre el emisor y el destinatario... El correo viajaba por tren y ahora lo hace por carretera”, explica Jordi Escruela, su director de Innovación.

Pero el correo electrónico cambió de manera radical el modelo de negocio de la compañía. “Nuestro mercado empezó a hundirse, la carta desapareció”, recuerda Escruela. A Correos no le quedó otra que apostar por la innovación, porque “se nos hundía el mercado”. Así, la desaparición del papel obligó, hace seis años, a replantearse el negocio. Hoy, según Escruela, Correos es líder en servicios de paquetería: “En cinco años, Correos ha pasado de no estar posicionado a ser líder. Antes éramos anecdóticos y ahora somos proveedores preferentes de Amazon o Aliexpress”. Y todo ello sin olvidar que, por sorprendente que parezca, “las comunicaciones certificadas y las notificaciones han crecido en 2018”, como aseguraba el responsable de Innovación de la compañía.

Transformar la cultura de la empresa

Otra de las compañías que han apostado fuerte por introducir procesos innovadores en su día a día ha sido Prosegur. En palabras de Miguel Zancajo, director de Talento y Cultura de Prosegur, los pilares sobre los que se asienta la compañía en la actualidad son tres: “Digitalización, innovación y crecimiento”.

Pero Zancajo también puso especial énfasis durante el coloquio en las transformaciones culturales en las empresas. “Suena muy de manual, pero tiene que liderarse desde arriba, construirse desde abajo y contar con un plan y una hoja de ruta que implique a todos los líderes de la compañía”, aseguraba. Si bien Zancajo cree que el qué y el porqué de la innovación en cada empresa están más o menos claros, la gran pregunta reside en el cómo.

“Nosotros lo trabajamos desde la transformación cultural. Queremos identificar a los líderes que transformen la compañía, que sean líderes naturales que abracen el cambio, pero a los que hay que entrenar y capacitar para que impulsen el cambio en sus equipos”. Esos líderes, en palabras de Zancajo, tienen que venir desde todas las áreas, desde negocio hasta operaciones, y hay que darles las herramientas para que asuman riesgos y tomen iniciativas más allá de “implementar metodologías ágiles”.

Desde Telefónica, Del Val también señaló la importancia de tropezar durante el camino para mejorar y perfeccionar los procesos. “Algún tropiezo hemos tenido”, bromeaba, a la par que recordaba que, desde la fundación de Wayra en 2011, “se ha invertido en más de 600 'startups' en Latinoamérica y España”. Según Del Val, años de innovación trabajando de la mano con 'startups' han permitido a Telefónica “destilar la manera en que esas empresas pueden tener impacto en nuestras operaciones”.

Para el responsable de ‘core innovation’ de la compañía española, es clave que en todos los países en los que operan “haya ejecutivos que entiendan que esas innovaciones les van a ayudar en su día a día”. Pero, más allá de cualquier dato, recordó que no hay nada mejor que “ver a un compañero que hace algo que funciona y que los jefes se lo reconocen”.

Cuatro palancas para el cambio

Personas, espacio, organización y tecnología. Para Fontanini, esas son las cuatro palancas que deberían mover a las empresas. “Hay que fichar el mejor talento, porque sabe lo que tiene que hacer en cada momento. Los espacios de trabajo tienen que estar pensados para que fluya la comunicación, sin despachos, e incluso con las mesas inclinadas para que no puedan apoyarse papeles. La tecnología es esencial para eliminar barreras físicas gracias a herramientas como Slack, mientras que trabajar por proyectos es esencial a la par que se potencia el apartado informal de las empresas: ¿quiénes son esas personas a las que acuden personas cuando hay problemas?”.

Por último, Fontanini también hizo un llamamiento a “fomentar la rebeldía constructiva, y que las personas que lo hagan puedan tomar el mando de las compañías”. Una opinión compartida también por Rafael Fernández: “Cuando tienes llamadas difíciles porque incomodas a alguien en la compañía, es que haces bien tu trabajo. Hay que conseguir que la organización esté razonablemente incómoda”. “Si quieres hacerlo bien, tienes que estar dispuesto a arriesgar en tu puesto de trabajo”, apostilla Zancajo. Porque, como Fernández decía, la innovación no solo significa pasárselo bien. De su buen desempeño depende el desarrollo futuro de las empresas.