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Abengoa lanza un órdago a sus acreedores para desatascar la segunda refinanciación
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extiende al 31 de enero el periodo de adhesiones

Abengoa lanza un órdago a sus acreedores para desatascar la segunda refinanciación

Hace piña con la mayoría de tenedores de deuda antigua y parte de los bonistas de la nueva, mientras sigue negociando con Zurich y Eximbank. CaixaBank estudia ahora aportar avales

Foto: Gonzalo Urquijo, presidente de Abengoa, en una imagen de archivo. (EFE)
Gonzalo Urquijo, presidente de Abengoa, en una imagen de archivo. (EFE)

Abengoa no logró cerrar su segundo proceso de refinanciación de casi 3.000 millones de deuda (sobre casi 3.500 millones en total) a final del año pasado como preveía. Ello ha provocado el retraso en el abono de la paga extra de Navidad a su plantilla (14.000 empleados) y el anuncio de un ERTE en sus servicios centrales en España (sobre todo en Sevilla y Madrid). Pero la empresa se ha revuelto y ha lanzado un mensaje contundente a quienes no han suscrito aún las condiciones de la nueva reestructuración: ha hecho piña mediante un 'lockup' (compromiso de no venta de la deuda) con la mayoría de los tenedores del pasivo anterior a 2017 (año de la primera refinanciación) para lanzar un mensaje de fuerza al resto, según distintas fuentes financieras.

¿Quiénes son? El 'lockup' anunciado a la CNMV a final de año agrupa, primero, a más de dos tercios del conocido como 'senior old money', uno de los dos tramos (junto al 'junior old money') en que se dividió la deuda pendiente de pago antes de la refinanciación de hace dos años. El 'senior' acumula 1.400 millones de pasivo —el 'junior' agrupa otros 1.200 millones—. Ese 'lockup' incluye además al denominado 'new money 2' (igualmente, uno de los dos tramos en que se dividió la nueva deuda de los rescatadores del grupo), que suma 260 millones. Es decir, Abengoa tiene adhesiones equivalentes a la mayoría necesaria del 66% en varios tramos de deuda que suman más de la mitad (1.660 millones) del pasivo total a refinanciar —2.900 millones—.

Foto: Entrada de la sede central de Abengoa en Sevilla. (Fernando Ruso)

Tras ello, la empresa comunicó a sus acreedores el pasado viernes que va a extender hasta el 31 de enero el plazo de adhesiones de quienes no se han sumado al acuerdo provisional —anunciado el pasado 30 de septiembre—. Ese acuerdo fue una hoja de términos menos detallada que el contrato concreto de refinanciación, que es el que está por firmar. Fundamentalmente, por tanto, se busca atraer a los acreedores del citado 'junior old money'. Y, en segundo lugar, a los denominados bonistas díscolos, a los que el Juzgado Mercantil de Sevilla dio la razón el pasado año dejándoles fuera del proceso de refinanciación y a los que por tanto se les debe el 100%.

Estos últimos son ya solo dos grandes grupos financieros: la aseguradora Zurich y el banco estadounidense de apoyo a la internacionalización Eximbank. Se les deben 140 millones y la compañía les ofrece las nuevas condiciones para los acreedores del 'senior old money' (básicamente, que la deuda será obligatoriamente convertible en acciones de Abengoa yque sus tenedores renuncian a ejecutar en caso de impago). La negociación sigue abierta y este flanco es clave, ya que estos bonistas podrían incluso llevar a la empresa a concurso si decidieran reclamar el abono íntegro. Abengoa no tiene liquidez para pagarles.

Blindaje ante impugnaciones

En definitiva, el acuerdo global pasa por lograr que al menos el 66% de todos los acreedores (es decir, dos tercios de esos 2.900 millones) haga efectiva su adhesión. Las fuentes financieras señalan que el órdago del grupo andaluz busca llegar al 31 de enero con un respaldo muy superior, que rondaría el 90% y blindaría el acuerdo ante posibles futuras impugnaciones.

Los bancos privados aportarían entre todos 70 millones, y Cesce otros 70 millones

Ese nivel del 66% es una condición precedente para poder cerrar la refinanciación. Otra condición del mismo tipo, que es necesario cumplir antes de llegar a la firma final, es la consecución de la línea de avales de 140 millones. Santander, HSBC, Crédit Agricole y Cesce ya han dicho sí, mientras que CaixaBank rechazaba participar. Pero también aquí se ha producido un cambio tras anunciarse el 'lockup': el banco con sede en Valencia se muestra ahora abierto a estudiar su participación, sin que haya aún respuesta definitiva.

Los bancos privados aportarían entre todos 70 millones, y Cesce otros 70 millones. Hay igualmente algunos otros bancos que, tras el 'lockup', están estudiando participar en esa línea de avales. Estos son clave para que Abengoa pueda licitar internacionalmente, y lo cierto es que hasta ahora la compañía ha logrado seguir ganando concursos pese a los problemas con la refinanciación. Pero sin más avales, sin más gasolina financiera, la máquina podría griparse por incapacidad para optar a nuevo negocio.

Abengoa no logró cerrar su segundo proceso de refinanciación de casi 3.000 millones de deuda (sobre casi 3.500 millones en total) a final del año pasado como preveía. Ello ha provocado el retraso en el abono de la paga extra de Navidad a su plantilla (14.000 empleados) y el anuncio de un ERTE en sus servicios centrales en España (sobre todo en Sevilla y Madrid). Pero la empresa se ha revuelto y ha lanzado un mensaje contundente a quienes no han suscrito aún las condiciones de la nueva reestructuración: ha hecho piña mediante un 'lockup' (compromiso de no venta de la deuda) con la mayoría de los tenedores del pasivo anterior a 2017 (año de la primera refinanciación) para lanzar un mensaje de fuerza al resto, según distintas fuentes financieras.

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