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¿Cómo afrontan la jubilación los abogados? Del turno de oficio al socio de un bufete
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¿Cómo afrontan la jubilación los abogados? Del turno de oficio al socio de un bufete

La jubilación puede ser el momento más dulce de la carrera profesional de un abogado o el más amargo. Para desgracia de muchos, los despachos suelen poner límites

Foto: ¿Hay una edad límite para ejercer la abogacía? (iStock)
¿Hay una edad límite para ejercer la abogacía? (iStock)

La jubilación, última parada en la vida laboral de cualquier profesional, es una etapa que no genera los mismos sentimientos entre los abogados. Mientras que hay algunos que cuentan las horas para colgar la toga, otros son auténticos 'workaholics' (adictos al trabajo) que no quieren ni oír la temida palabra.

Hace unos días, el Tribunal Supremo ha admitido a trámite un recurso de la asociación Abogados Pro Estado de Derecho (APROED) contra la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) de respaldar el límite de 75 años para pertenecer al Turno de Oficio, tal y como estipula el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM). Según este último tribunal, no es una medida discriminatoria y responde a la necesidad de garantizar unas condiciones físicas mínimas para desarrollar las funciones asignadas.

Manuel Valero, presidente de la Asociación Pro Dignidad de la Abogacía (APRODA), respalda la demanda de APROED y señala que el colegio de Madrid es el único de toda España que tiene esta limitación. "Hay muy pocos abogados, unos 20 o 30, que lleguen a ejercer a esa edad", señala a El Confidencial. "Además, la norma es incoherente porque se da de baja a los abogados en todos los turnos excepto para los recursos de amparo ante el Tribunal Constitucional y el de casación al Supremo".

Foto: La mediación es una vía de resolución de conflictos que no termina de asentarse en España. (iStock)

Valero, que también fue presidente de la Asociación de Letrados por un Turno de Oficio Digno (ALTODO), explica que en las últimas semanas el ICAM ha mantenido reuniones con las diferentes asociaciones para explorar una solución. En este sentido, la mayoría de ellas manifestó su discrepancia con la limitación de 75 años.

La cuestión es: ¿hay una edad límite para ejercer la abogacía? Fuera del turno de oficio, los despachos de abogados suelen tener más o menos definidas las edades a las que sus socios tienen que tomar carretera y manta aunque no quieran. "Cada vez hay más socios que se plantean cambiar de firma por la edad de jubilación", explica Alejandro Kress, socio director de SSQ. "Creo que va a ser una tendencia en los próximos años y es un factor a tener en cuenta".

Este 'headhunter' especializado en el sector legal recuerda que cada despacho tiene sus propias reglas, si bien suelen dividirse en función de su origen geográfico. Los 55-60 años es la edad de referencia para las firmas inglesas, 60-65 para las españolas y 65-70 para las norteamericanas. "Aun así, en Estados Unidos puedes encontrar socios por encima de estas edades", añade.

Para afrontar esta situación, Kress explica que en los últimos años muchas firmas han optado por alargar las edades de jubilación, especialmente las españolas y americanas. "En las británicas te suelen invitar a partir de los 55 años a salir de la sociatura de forma escalonada", apunta. "No es exactamente una jubilación pero sí un cambio de estatus y retribución significativo".

Todo ello lleva a que muchos profesionales sean 'obligados' a jubilarse o, al menos, a dejar sus actuales funciones. "Los despachos pueden reformar los estatutos para mantenerlos, pero en realidad la flexibilidad radica en las figuras de las que se disponga", señala Kress. "Por ejemplo, los consejeros o 'counsels' ofrecen conocimiento pero no exigen mantener unos salarios tan elevados como los socios más sénior".

La jubilación, última parada en la vida laboral de cualquier profesional, es una etapa que no genera los mismos sentimientos entre los abogados. Mientras que hay algunos que cuentan las horas para colgar la toga, otros son auténticos 'workaholics' (adictos al trabajo) que no quieren ni oír la temida palabra.

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