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Fridman, "el gran jefe" ruso de la trama que asalta los súper de DIA
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según el informe de la policÍa nacional

Fridman, "el gran jefe" ruso de la trama que asalta los súper de DIA

Un informe de la Unidad de Delicuencia Especializada y Violenta describe los métodos ilícitos que usa LetterOne, el accionista ruso que intenta tomar el control de la empresa

Foto: Fridman, "el gran jefe" ruso de la "organización criminal" que asalta DIA.
Fridman, "el gran jefe" ruso de la "organización criminal" que asalta DIA.

La Navidad está siendo agónica para los cerca de 40.000 empleados de Distribuidora Internacional de Alimentación (DIA), para sus accionistas, sus bonistas y sus acreedores. El futuro de la compañía está en juego, pendiente de la concesión de liquidez por parte de la banca para llegar a fin de año y del inquietante movimiento de LetterOne, el principal accionista de la cadena. Un grupo inversor controlado por Mikhail Fridman, un magnate de origen ucraniano al que la policía española definió como "El Gran Jefe" de "una organización criminal" que ya intentó comerse una compañía con base en Madrid.

La citada definición está incluida en el informe que la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional que investigó la participación de LetterOne en la quiebra del Grupo ZED. En dicho documento, las fuerzas de seguridad del Estado definen la actuación del 'holding' financiero de Fridman como 'reidershtvo' (en ruso) o 'raiding' (en inglés). Es decir, la absorción ilegal de empresas mediante un asalto o ataque.

Foto: Mikhail Fridman. (Reuters)

¿En que consiste estas maniobras que "desafían el modo clásico de entender la criminalidad organizada"? ¿Qué tiene que ver con DIA? Según el documento, con la finalidad de tomar el control de forma ilícita, la UDEV asegura que los responsable de este "método criminal" utilizan "tácticas convencionales como el fraude, obstrucción a la justicia, coacciones y amenazas en conjunción con resoluciones judiciales y/o corporativas, control de las decisiones de los consejos y juntas de dirección, restricción de flujos de liquidez, congelación de operaciones y otros medios supuestamente legales como tapadera de la actividad delictiva".

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Así actuó, según la Policía Nacional, LetterOne en el intento de toma de control de Grupo ZED, la compañía de tecnología española propiedad de la familia Pérez Dolset, del Grupo Planeta, de Juan Abelló y del Banco Santander, en la que el 'holding' del inversor ruso tomó una participación y de la que quiso apoderarse ahogando la caja de la sociedad, según se describe en el informe tras las denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción de los empresarios fundadores. Pero ¿qué similitudes tiene DIA con ZED? ¿Han ocurrido en DIA "actos diseñados para dar una apariencia legítima a la ilegalidad" de hacerse con la empresa de supermercados por parte del magnate nacido en Ucrania?

La estrategia, al menos, se parece bastante. En el caso de ZED, empresas vinculadas a LetterOne, compraron una participación relevante de la española, parecida al 29% que tiene de DIA. Después le retiró una serie de contratos de sociedades de Fridman que le redujeron sensiblemente los beneficios y el pago de dividendos, con lo que hizo imposible que la compañía española pudiera atender el pago de la deuda de 140 millones que tenía con ING.

Foto: DIA.

Ante esta situación, filiales del magnate de nacionalidad rusa —DHZ Limited y Bambalia Limited— consiguen echar a los Pérez Dolset del consejo de administración por considerar que no eran buenos gestores, la llevan a concurso de acreedores y nombran a un abogado presuntamente independiente —Peter Wakkie— como administrador que resulta estar en nómina de otra sociedad de Fridman.

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Posteriormente, Wakkie es detenido en Madrid y se conoce que ING; que en teoría era asesor de los Dolset, es condenado —reconoce su delito y paga un multa de 775 millones de euros— por lavar dinero negro de oligarcas rusos, entre otros de empresas —VEON— participada mayoritariamente por "El Gran Jefe". Por el camino, el ruso, con la ayuda de Planeta, presenta una oferta por 30 millones para quedarse con un activo que llegó a tasarse en 2.000 millones.

Operación de libro que se topó con la investigación del FBI de Estados Unidos, que tiene a Fridman en su lista negra oficial, y de la Fiscalía Anticorrupción española, que siguió los pasos de sus empresa pero que, en un giro inesperado del proceso, acabó deteniendo y enviando a la cárcel a Javier Pérez Dolset por tener supuestamente 100 millones de euros en Panamá que habría desviado de ZED. El empresario se pasó cuatro semanas a la sombra por una acusación falsa de sus socios de Antena 3 y Onda Cero, según el juez que lleva el caso y que ha descartado que evadiera esa cantidad de dinero.

Ante esta situación extrema, los pasos de LetterOne son asignarse los poderes de la empresa y proponer a la banca un rescate

¿Y en DÍA? La huella tiene trazos comunes. Primero, LetterOne compró un 10% pagando unos 6 euros por acción. Después otro 15%, a unos 3,6 euros por título, momento que coincide más o menos en el tiempo con un hundimiento de hasta el 90% de la cotización de la empresa de la que a partir de finales de enero podría lanzar una OPA por la totalidad a poco más de 0,50 euros. Por el camino, incrusta a tres hombres de su confianza en el consejo de administración de DIA, que despide al consejero delegado y que anuncia una revisión a la baja de sus previsiones de beneficios, lo que le hace imposible poder atender los pagos de su deuda.

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Ante esta situación extrema, los pasos de LetterOne son asignarse los poderes de la empresa y proponer a la banca un rescate. Un plan de salvamento que consiste en lanzar la OPA e inyectar capital, siempre y cuando los acreedores acepten una quita, es decir, le perdonen parte de los 1.800 millones de deuda y, en consecuencia, se hagan parte de parte de las pérdidas. Una hoja de ruta que pretende que bendiga Ana Botín, presidente del principal acreedor (Banco Santander) y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), a la que le solicita que le exima de lanzar una OPA por el 100% del capital al tratarse de una situación de auxilio. Los dos le dan la espalda.

Una solución ante la que el consejo de administración de DIA se rebela porque sospecha que Fridman quiere tomar el control pagando cuatro perras por las acciones restantes que no controla. Por ello, plantea una ampliación de capital de 600 millones, garantizada por Morgan Stanley, para cumplir con sus obligaciones con los acreedores, que apoyan esta fórmula al poder cobrar toda la deuda y a la que se opone LetterOne, que ve como su plan corre grave riesgo de encallar. La reacción de los educados hombres de Fridman, la mayoría de ellos empresarios y abogados de buena formación académica, son dar un portazo, piden la dimisión inmediata de tres los consejeros con más peso en el órgano de gobierno y al, no conseguirlo, son ellos los que salen del consejo.

Fridman tiene la habilidad de nunca aparecer físicamente en ninguna operación, ni firmar ningún papel que le responsabilice de cualquier actuación

Lo curioso de todo ello es que el millonario ruso, que hizo su fortuna en los tiempos en los que Vladimir Putin repartió Rusia a la empresa privada, ha actuado en DIA porque José Grinda, el fiscal anticorrupción que llevó el caso de ZED, ni su jefe, Alejandro Luzón, nunca imputaron a Fridman. Si señalaron a cuatro de sus hombres —Vage Enibaryan, Vladimir Turovetskyi, Sergey Gorbuntsov y Peter Wakkie— de un caso que se ha perdido por los pasillos de los tribunales españoles. Las autoridades no han sido capaces de sancionar a estos señores pese a la presunta contundencia de los informes de la UDEV. Aseveraciones que, por supuesto, niegan rotundamente los portavoces de LetterOne, un holding que gestona activos por 25.000 millones y dispone de más de 7.000 millones de liquidez.

Porque Fridman tiene la habilidad de nunca aparecer físicamente en ninguna operación, ni firmar ningún papel que le responsabilice de cualquier actuación. Sus asesores de comunicación en España siempre le exoneran de cualquier tipo de implicación, asegurando que ni tiene mayoría de las empresas que han sido ya sancionadas en Estados Unidos por 800 millones por pagar sobornos ni participa en la gestión de su entramado de empresas que la UDEV define como "una organización criminal con una clara relación jerárquica entre sus miembros, actuando de forma coordinada y concertada".

La Navidad está siendo agónica para los cerca de 40.000 empleados de Distribuidora Internacional de Alimentación (DIA), para sus accionistas, sus bonistas y sus acreedores. El futuro de la compañía está en juego, pendiente de la concesión de liquidez por parte de la banca para llegar a fin de año y del inquietante movimiento de LetterOne, el principal accionista de la cadena. Un grupo inversor controlado por Mikhail Fridman, un magnate de origen ucraniano al que la policía española definió como "El Gran Jefe" de "una organización criminal" que ya intentó comerse una compañía con base en Madrid.

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