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La moda española entra en barrena en medio de una sensación de agotamiento
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La inversión internacional retrocede

La moda española entra en barrena en medio de una sensación de agotamiento

Eurazeo sale de Desigual con pérdidas de más de 100 millones, Mango sigue en números rojos y Permira renuncia a la compra de Bimba y Lola. Muchas luces rojas en el sector

Foto: Fachada de una tienda de la firma Mango en Madrid. (EFE)
Fachada de una tienda de la firma Mango en Madrid. (EFE)

Este verano se puede dar por acabado el periodo de gracia de la moda española, el sector económico que mejor aguantó la crisis de 2007. A finales del pasado mes de julio, la familia Domínguez –las hermanas Uxía y María– seguían pidiendo más de 400 millones por Bimba y Lola. Pero al contrario de lo que pasaba en otros tiempos –TousPermira se retiró y la transacción se vino abajo. Era el primer día de un periodo aciago. Los inversores internacionales ya no estaban dispuestos a pagar sobreprecios en un sector cuyo modelo de negocio por primera vez en una década muestra señales de agotamiento.

Poco más de una semana después, el grupo francés Eurazeo, el inversor extranjero que más había apostado por la moda en España salía de su inversión en el país dejándose algo más que algunas plumas. Había vendido sus 10% de Desigual a su fundador Thomas Meyer por 141,9 millones. Tras cuatro años en el capital, los franceses han perdido un total de 143 millones de euros y quedaba claro que Desigual no había cumplido las expectativas de sus socios internacionales.

Foto: Flora Pérez (i), al fondo. Pablo Isla (d), en primer plano. (EFE)

Una semana después el grupo Mango, el segundo grupo de moda español después de Inditex, anunciaba que seguía en pérdidas. En concreto, 33 millones en 2017, lo que se suma a los 61 millones de números rojos de 2016. En total, el grupo propiedad de Isak Andic ha perdido 94 millones en sus dos últimos ejercicios.

Esos tres momentos no han sido los únicos. De manera menos dramática, Tous veía cómo su rentabilidad se hundía en 2017. Y también lo anunciaba a finales de julio. Los beneficios caían un 52,7% y ganaba solo 12,5 millones. Hacía tres años el fondo suizo Capital Partners había pagado 150 millones por el 25% del grupo de joyería y complementos catalán.

La moda española, el sector que mejor aguantó el tirón de la crisis iniciada en 2007, parece haber perdido su toque

La moda española, por tanto, parece haber perdido su toque. Cortefiel ha salido de pérdidas –ganó 98 millones en 2017– pero CVC, el fondo que controla el grupo, ha tenido que volver a aplazar su salida a bolsa. Ahora la fija para mediados de 2019. Pero no está claro que para entonces pueda ser posible. Y los 514 millones de deuda pesan como una losa. Los resultados del primer trimestre del año no apuntan bien: el resultado bruto ha caído un 19%. Hay que tener en cuenta de que Cortefiel, con 2.000 tiendas en todo el mundo, es el tercer grupo de moda española tras Inditex y Mango.

El primer aviso de este verano negro para la moda española lo había dado Pepe Jeans. El grupo había entrado en pérdidas, con números rojos de 13 millones. La constante del sector es la misma en Pepe Jeans: ventas estancadas en 2017, en este caso en 561 millones. Aquí Juan Abelló y los March se adelantaron y vendieron a un grupo libanés en 2015, en medio de la gran fiebre inversora de hace tres años.

Razones del mal paso

La situación se debe a la dificultad en la gestión de 'stock'. Mango e Inditex están renovando las colecciones cada 15 días y esa presión sobre el conjunto del sector está incrementando los costes logísticos, en un mercado en el que la presión de competidores internacionales como H&M o Primark sigue tirando de los precios hacia abajo. En general, la estrategia de todos los grupos está pasando por cerrar tiendas y apostar por 'megastores' –tiendas de más de 2.000 m2– y por el comercio 'online', que también dispara la operativa de distribución.

La expansión internacional había sido en los últimos años la baza del sector de la moda pero ahora ha dejado de garantizar el éxito empresarial

La expansión internacional está resultando más cara y más incierta que hace unos años. Y las ventas en España ya no tiran como antes. Según la patronal Acotex, en 2017 el comercio de moda movió un volumen de negocio en España de 18.097 millones de euros, lo que supuso un estancamiento al crecer solo el 0,47% respecto al año anterior. La cifra se encuentra 4.865 millones de euros por debajo de la de 2005, cuando el sector tocó máximos con 22.460 millones de euros en ventas conjuntas.

Hace unos años los inversores tenían la sensación de que debían estar en la moda española. Así entró L Catterton en El Ganso, comprando el 49% de la firma en 2015. La operación rondó los 100 millones, si bien el precio nunca se hizo público. Ahora, en la actual situación, se muestran mucho más prudentes.

Las excepciones

En este nuevo entorno deprimido, hay dos excepciones. Una es Inditex. El líder sigue creciendo y continúa teniendo en caja 4.931 millones, lo que supone que Amancio Ortega guarda en metálico en su empresa casi la mitad del valor de un grupo como Burberry’s en bolsa. El otro es Puig. Los perfumeros catalanes controlan grupos de moda como Carolina Herrera. También con caja positiva. Se da la circunstancia de que los que van bien ni han vendido a fondos ni han recurrido al endeudamiento. Y Mango en su nota de resultados pone el énfasis en su esfuerzo en reducir la deuda que al cierre del año bajó a 415 millones, lo que supuso un recorte del 33%.

Este verano se puede dar por acabado el periodo de gracia de la moda española, el sector económico que mejor aguantó la crisis de 2007. A finales del pasado mes de julio, la familia Domínguez –las hermanas Uxía y María– seguían pidiendo más de 400 millones por Bimba y Lola. Pero al contrario de lo que pasaba en otros tiempos –TousPermira se retiró y la transacción se vino abajo. Era el primer día de un periodo aciago. Los inversores internacionales ya no estaban dispuestos a pagar sobreprecios en un sector cuyo modelo de negocio por primera vez en una década muestra señales de agotamiento.

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