Deoleo sondea la compra de olivares para salvar la pinza entre súper y productores

El descenso de los precios del aceite y la perspectiva en el sector de que su cotización seguirá a la baja en los próximos tres o cuatro años han enfriado enormemente el interés de los grandes envasadores ibéricos (Deoleo, Sovena, Migasa o Borges) por adquirir o alquilar a largo plazo importantes extensiones de olivar en España y/o Portugal. El virgen extra, que se pagaba hace 13 meses a 4,1 euros el kilo, se vende hoy a 2,8 euros, un 32% menos. Esto hace menos urgente la necesidad de controlar parte de la producción que envasan para paliar las fluctuaciones (en especial al alza) de la materia prima.

De hecho, el envasador que más sufrió entre 2014 y 2016 fue Deoleo, con sus enseñas Carbonell o las italianas Carapelli o Bertolli. El grupo examinó seriamente hacerse con unas 10.000 hectáreas, o bien buscar un tercero que las adquiriera y firmara un acuerdo de suministro a largo plazo con la empresa, lo que le garantizaría entre un 8% y un 10% de sus necesidades de aceite de oliva anuales. Ofrecía, según varias fuentes del sector, en torno a 25.000 euros por hectárea, un precio que en esos años se quedaba corto y que ahora sí resultaría atractivo. Los propietarios de fincas grandes y con producción estabilizada, antes reticentes, están ahora más abiertos a vender. Pero los compradores ahora se lo piensan más.

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Fuentes de Deoleo señalan que actualmente están focalizados en lo que saben: 'marketing', exportación yenvasado de aceites de calidad."Zapatero a tus zapatos, nosotros a lo nuestro y buscando alianzas estables con productores que nos proporcionen las calidades y variedades de aceite que nos interesan para nuestras mezclas, como el firmado con la cooperativa extremeña Viñaoliva", apuntan. La empresa ultima además la ampliación de capital por 25 millones —más otros 25 millones de financiación bancaria— para invertir en 'marketing' y en mercados internacionales. El fondo CVC, socio de control de Deoleo, apoya la ampliación y cubrirá eventualmente la parte que no se logre de nuevos inversores.

La antigua firma agroalimentaria SOS, origen de la actual aceitera Deoleo, ya desarrolló el proyecto de olivares Tierra, que vendió a la portuguesa Sovena y el fondo Atitlan. Estos dos socios ampliaron enormemente ese proyecto, hoy denominado Elaia, y controlan hoy 14.000 hectáreas en España, Portugal y Marruecos. Con ello se garantizan igualmente en torno al 10% de las necesidades de aceite del envasador luso, el primero del mundo.

Compra de almazaras como alternativa

Otro relevante industrial que también está acercándose cada vez más a la producción, en un movimiento de integración vertical, es la sevillana Migasa. Recientemente dio otro paso adelante en Portugal con la inversión de 10 millones en una almazara y un secadero de alperujo (residuo que queda tras exprimir la aceituna en la almazara). La compañía de la familia Gallego ya adquirió el pasado año otra almazara en Jaén, que se suma a las que posee en Algaidas (Málaga) y Morón de la Frontera (Sevilla). En lugar de adquirir olivar, se hace con las instalaciones a las que en primer lugar llega el fruto para extraer su zumo.

Este menor interés de grandes envasadores, producto de la coyuntura de precios a la baja del aceite, contrasta con el atractivo inalterable que sigue teniendo el olivar entre grandes patrimonios españoles. El último grupo en entrar en la explotación de fincas de olivar, en este caso en Portugal, ha sido la familia Moya Yoldi, como avanzó El Confidencial. Han adquirido un millar de hectáreas, distribuidas en dos fincas, en el país vecino por unos 25 millones de euros.