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Morgan Stanley calculó para Bankia el coste de comprar el Popular: 12.000 M
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por un agujero de 15.000 millones

Morgan Stanley calculó para Bankia el coste de comprar el Popular: 12.000 M

La entidad que preside Goirigolzarri encargó un informe a Morgan Stanley sobre el estado financiero de Banco Popular para valorar su potencial adquisición

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

El déficit de capital de Banco Popular ya ha quedado claro, lo que sostiene la tesis de que murió por falta de solvencia, aunque la ausencia de liquidez fuera la clave del diagnóstico final de “inviable”. La entidad que presidía Emilio Saracho tenía un déficit de capital de 15.000 millones de euros para tener una ratio de solvencia del 11,5%, en línea con CaixaBank, que marcaba la parte baja de la horquilla en la que se movían los bancos medianos. El coste de la integración para Bankia, suponiendo una compra por 0 euros, habría sido de 12.000 millones. El banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri acabó desechando la idea.

Bankia encargó un informe sobre el estado financiero del Popular a Morgan Stanley para analizar la potencial adquisición con el asesoramiento de la consultora EY. El documento, al que ha tenido acceso este medio, se ha incorporado este mes a la causa en la Audiencia Nacional que instruye el juez Fernando Andreu. El agujero estimado es un argumento en favor de los demandantes, ya que las cuentas de la entidad o la información liberada para captar capital en la ampliación de 2016 no reflejaron la información financiera real, como han sostenido algunos jueces de primera instancia.

El informe analiza la situación financiera de Banco Popular y la capacidad de Bankia para absorber la entidad. En el mejor de los casos, el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri habría necesitado captar 12.194 millones de euros con el supuesto de que la compra hubiera sido a 0 euros. Morgan Stanley incluso incluyó un calendario propuesto desde el 8 de mayo hasta el 24 de julio en caso de que los análisis condujeran a un acuerdo de adquisición.

Foto: Montaje: E. Villarino.

Esto se debe a que la necesidad de capital que Morgan Stanley calculó para el Popular a partir de datos públicos, estimaciones de EY y cifras solicitadas a la directiva fue incluso mayor que las estimaciones de Banco Santander. La entidad cántabra, tras quedarse Banco Popular por un euro, ejecutó un saneamiento acelerado que derivó en pérdidas de más de 12.000 millones. Los números rojos alcanzaron finalmente los 13.595 millones en 2017.

Balance deteriorado

Pese a que Banco Popular publicó una ratio de capital CET 1 FL del 10% en el primer trimestre de 2017, en los últimos resultados trimestrales como entidad independiente, Morgan Stanley estimó un 7,3%, lejos de los parámetros en los que estaban los otros tres bancos españoles comparables por dimensión: Bankia en el 13,4%, Sabadell en el 11,9% y CaixaBank en el 11,5%.

Este 11,5% es el que usa el banco norteamericano como referencia para sus cálculos. Banco Popular tenía un déficit de capital de 14.730 millones de euros para alcanzar esta ratio. Por otro lado, la cobertura de los activos improductivos en los cálculos de Morgan Stanley era del 45,2% en el balance del Popular, frente al 48,4% en Banco Sabadell, el 49,2% en Bankia y el 54,2% en CaixaBank.

De esta forma, Bankia debía inyectar cerca de 15.000 millones en el Popular si quería integrarlo, y sin tener en cuenta un eventual precio de compra, aunque no necesitaba pedir al mercado en forma de ampliación todo este dinero si se hubiera decidido a quedárselo. En concreto, Bankia tenía un exceso de capital de 1.600 millones respecto a CaixaBank, mientras que Morgan Stanley apuntó también a un beneficio de 713 millones por renuncias.

Con estos dos ‘descuentos’, la necesidad de capital ascendía a 15.194 millones. Pero Morgan Stanley contabilizó la posibilidad de venta de las participaciones del Popular en varias ‘joint venture’ para aligerar el coste. Así, la firma norteamericana contempló ingresos por 1.122 millones por la venta del 49% de WiZink, de 611 millones por el 40% de la gestora Allianz Popular, de 180 millones por el 49% de Aliseda, de 58 millones por el 20% de Servicer Portugal y de 40 millones por el 50% de los cajeros con Crédit Mutuel.

Activos tóxicos en balance

Los 12.194 millones restantes para inyectar en el Popular hubieran corrido a cargo de Bankia para evitar que su posición de solvencia se deteriorara, con la reducción en el coste que hubiera podido sacar por la venta de carteras de ladrillo tóxico. La entidad que presidieron Ángel Ron y Emilio Saracho antes de que el BCE la declarara inviable la noche del 6 al 7 de junio del año pasado tenía 19.100 millones en créditos dudosos y un total de 36.800 millones de activos improductivos, cita Morgan Stanley.

Foto: Imagen de Banco Popular. (Reuters)

La parte positiva de la operación hubieran sido las sinergias en costes, con un ahorro del 40% equivalente a más de 400 millones de euros anuales. Esta estimación se deriva de la media histórica de otras fusiones en España como el propio Popular con Pastor, Sabadell con CAM o BBVA con Unnim y CXC. Asimismo, ambos bancos se hubieran solapado en Madrid, Comunidad Valenciana y Cataluña, mientras que Popular habría aportado presencia relevante a Bankia en Andalucía, Castilla y León y Galicia. Para 2019 Morgan Stanley estimó un beneficio proforma de 799 millones en Bankia con Popular incorporado.

Morgan Stanley también incluye en el informe la posibilidad de que hubiera en el Popular una declaración de quiebra previa al traspaso a Bankia mediante el mecanismo ‘bail in’, lo que permitiría al banco parcialmente nacionalizado acogerse al esquema de protección de activos (EPA). Por esta vía Bankia habría reducido la necesidad de capital hasta 7.478 millones. Pero pese a ello, el banco rechazó finalmente la idea de quedarse con el Popular, tanto porque los números no encajaron como por evitar riesgos judiciales.

El déficit de capital de Banco Popular ya ha quedado claro, lo que sostiene la tesis de que murió por falta de solvencia, aunque la ausencia de liquidez fuera la clave del diagnóstico final de “inviable”. La entidad que presidía Emilio Saracho tenía un déficit de capital de 15.000 millones de euros para tener una ratio de solvencia del 11,5%, en línea con CaixaBank, que marcaba la parte baja de la horquilla en la que se movían los bancos medianos. El coste de la integración para Bankia, suponiendo una compra por 0 euros, habría sido de 12.000 millones. El banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri acabó desechando la idea.

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