La banca confía en Calviño para frenar el impuesto de Pedro Sánchez
El sector espera por su perfil técnico y experiencia en Europa que la ministra disuada al presidente si retoma su propuesta del impuesto a los bancos para sufragar las pensiones
La llegada de Pedro Sánchez a Moncloa no ha tenido impacto en el mercado, pero sí cierta inquietud en el sector financiero. La preocupación se basa en la propuesta que realizó en enero de imponer un impuesto a la banca para sufragar parte de la revalorización de las pensiones. Un tributo finalista sobre el que su nuevo equipo de ministros evita por ahora pronunciarse, ya sea a favor o en contra.
Los bancos esperan que la propuesta que Sánchez realizó en enero cuando estaba en la oposición no llegue al Congreso, ahora que es presidente del Gobierno. Primero porque la propia fragmentación del Parlamento reduce las posibilidades de que una medida como esta salga adelante. Y segundo porque confían en que la ministra de Economía, Nadia Calviño, disuada al líder socialista en caso de que se decida a recuperar esta iniciativa.
Los argumentos que tienen los ejecutivos bancarios para ello, según fuentes del sector, son el perfil técnico de Calviño y su experiencia en Bruselas. Estos dos factores combinados hacen considerar a la banca que la ministra evitará un impuesto finalista que, según reiteran una y otra vez los bancos, se trasladaría al consumidor. Asimismo, esperan que el Gobierno se fije en otros socios importantes de la eurozona para rechazar esta opción.
El tributo finalista que propuso Sánchez consiste en gravar las transacciones financieras y crear un impuesto especial para el sector. Según las estimaciones del equipo que lideraba Manuel Escudero, esta opción permitiría recaudar 1.000 millones de euros en el año que servirían para contribuir a la revalorización de las pensiones con el IPC, en vez de con el 0,25%, que es el mínimo que establece la reforma de 2013, y que sería la subida si no hay decisión discrecional del Gobierno.
Antes de conocerse la sentencia de la Gürtel que llevó a Sánchez a la presentación de la moción de censura que le ha conducido a Moncloa en sustitución de Mariano Rajoy, el PSOE tenía intención de llevar al Congreso la propuesta del impuesto a la banca cuando acabara la tramitación de los Presupuestos, según fuentes parlamentarias. Pero la situación ha cambiado mucho desde entonces. Nadia Calviño se ha convertido en la persona fuerte en economía de Sánchez, lo que genera recelos en Ferraz pero aleja el tributo al sector financiero.
Ambigüedad en el nuevo Gobierno
Por ahora, el Ejecutivo ha sido ambiguo al respecto. El propio Sánchez ha hablado este lunes, en una entrevista en TVE, de la posibilidad de crear nuevos impuestos para sufragar las pensiones, aunque sin especificar si sería a la banca, como dijo en mayo.Magdalena Valerio, ministra de Empleo y Seguridad Social, ha reconocido que si finalmente se crea una tasa finalista para pagar las pensiones, será de forma “excepcional”. Por su parte, Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, se limitó a comentar este pasado jueves que hay que tomar medidas para que el sistema de las pensiones sea sostenible, emplazando al Pacto de Toledo a la búsqueda de soluciones una vez que “parece que hay consenso para que se revaloricen con el IPC”, señaló en el curso ‘La economía ante Blockchain’ que organizan en Santander la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Los primeros espadas de la banca han sido críticos con el impuesto. Especialmente en la temporada de resultados del primer trimestre que tuvo lugar en abril. El último en pronunciarse ha sido Carlos Torres, consejero delegado de BBVA, en la misma jornada. "Hay que evitar los experimentos en materia fiscal", ha advertido, además de considerar que un impuesto a la banca "distorsionaría y encarecería el crédito". Asimismo, asegura que la justificación de hacer a la banca soportar un esfuerzo en favor de los pensionistas a cambio del cuantioso rescate financiero no tiene sentido, ya que "se rescató a las cajas de ahorros y a los depositantes para que no perdieran su dinero, no a los bancos".
Los sindicatos tampoco se han mostrado favorables en Santander a la idea de un impuesto a la banca o, al menos, han evitado apoyarlo. Para Unai Sordo, secretario general de CCOO, lo que se necesita es "un pacto de Estado" sobre el modelo fiscal para asegurar la sostenibilidad del sistema, mientras que Pepe Álvarez, su homólogo en UGT, cree que en caso de buscar un impuesto finalista, tendría más sentido a las tecnológicas, como barajó el Gobierno de Rajoy, por la sustitución de empleos que provocan.
La llegada de Pedro Sánchez a Moncloa no ha tenido impacto en el mercado, pero sí cierta inquietud en el sector financiero. La preocupación se basa en la propuesta que realizó en enero de imponer un impuesto a la banca para sufragar parte de la revalorización de las pensiones. Un tributo finalista sobre el que su nuevo equipo de ministros evita por ahora pronunciarse, ya sea a favor o en contra.