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El empresario español que triunfa con las renovables en Japón gracias a Fukushima
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La firma Univergy ya tiene alcance global

El empresario español que triunfa con las renovables en Japón gracias a Fukushima

Ignacio Blanco decidió vender lo que le quedaba de sus negocios de energía en España tras la moratoria verde y se lanzó a la aventura de las renovables en Japón tras el desastre de Fukushima

Foto: El fundador de Univergy, Ignacio Blanco. (Univergy)
El fundador de Univergy, Ignacio Blanco. (Univergy)

El caso de Ignacio Blanco es un claro paradigma de ese proverbio chino que dice que en toda crisis hay una oportunidad. Le pilló de lleno el parón de las renovables en España, cuando se decretó la moratoria verde que auguraba una travesía del desierto en el sector, con lo que aprovechó otra crisis energética, la que provocó la central nuclear de Fukushima, para lanzarse a la aventura renovable en el país del sol naciente.

Este empresario de 46 años decidió hacer sus primeros pinos en la energía verde cuando apenas tenía 26 años. De origen palentino, comenzó haciendo pequeñas instalaciones solares en bodegas subterráneas que necesitaban iluminación. Esta tarea era secundaria para un licenciado en derecho que trabajó primero en el bufete Garrigues y más tarde en el Banco Zaragozano delos Albertos.

Pero su inquietud, "vengo de una familia de empresarios", hizo que se fuera decantando hacia el mundo emprendedor. De esta manera, montó una empresa de desarrollos renovables con el que entonces era su jefe en el banco. En un momento muy incipiente en el sector, decidieron abrir un modelo de franquiciados por toda España. La experiencia fue buena, en los años previos al estallido de la burbuja inmobiliaria lograron que la inmobiliaria bilbaína Inbisa les comprara su compañía por 22 millones de euros. Eran los años del 'boom' e Ignacio Blanco decidió quedarse con tres franquicias para continuar con el negocio de promoción de parques renovables.

placeholder Foto de archivo de una planta fotovoltaica en Japón. (Reuters)
Foto de archivo de una planta fotovoltaica en Japón. (Reuters)

Sin embargo, llegó la crisis y los dislates regulatorios alrededor de la energía fotovoltaica con sus consiguientes cambios normativos retroactivos y la posterior moratoria verde. Esto hizo que los negocios ya no fueran tan boyantes. Sin embargo, Blanco empezó a explorar las posibilidades de seguir haciendo lo que sabía en otros países. Bulgaria, Francia, Marruecos, Reino Unido..., incluso el desierto de Atacama en Chile. "Lo intentamos, pero el momento no era como el actual".

Fue entonces cuando una enorme catástrofe al otro lado del mundo le haría ver su gran oportunidad. El accidente nuclear de Fukushima en 2011 debido al terremoto y tsunami de Japón oriental coincidió con las horas bajas de las renovables en España. Sin embargo, el desastre provocaría un giro de 180 grados en la política energética del gobierno nipón, que empezó a apostar por las renovables.

placeholder Ignacio Blanco, fundador de Univergy. (Univergy)
Ignacio Blanco, fundador de Univergy. (Univergy)

"Era una gran oportunidad para nosotros ya que el modelo de subastas renovables de Japón de 'feed in tarif' (primas a la producción) era similar al de España que ya conocíamos", explica Blanco, que aprovechó una misión empresarial para plantarse allí en busca de negocio en 2012. Solo contaba con 400.000 euros que entre amigos, familiares y algún conocido del sector le dejaron. En ese primer viaje conoció a Kenta Kagikawa, un empresario local que se dedicaba a la instalación de paneles solares en tejados.

Así, formaron Univergy al 50% y se lanzaron a la búsqueda de terrenos donde desarrollar parques. A 11.000 kilómetros de casa, en un país hostil, poco comprensivo y difícil para los extranjeros, empezó a fraguar su despegue empresarial. Además, contó con ese "algo" que no se puede explicar en una cuenta de resultados y a veces da pista de por qué en ciertas condiciones es más fácil que los negocios salgan bien: "mi pareja es japonesa, era mi abogada al llegar a Japón y poco después comenzamos una relación".

Desde entonces la empresa no ha parado de crecer. Su negocio consiste fundamentalmente en la promoción del parque que después se queda un tercero. "Esto suele acabar en manos de fondos", sostiene y añade que "donde está el negocio es en la promoción", aunque es consciente de que también es donde está el riesgo: "se termina el 50% de los proyectos que se inician". Así han logrado poner en "ready to built" (listo para la obra) 1.000 MW en Japón y en estos años se han expandido en otros países asiáticos como Vietnam o Taiwán. Uno de los compradores de los parques que han desarrollado, por ejemplo, ha sido Sonnedix, el vehículo para invertir en renovables de JP Morgan.

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Para tener oxígeno financiero en las operaciones, van de la mano de diferentes fondos que suelen ser quienes proporcionan la tecnología. En los mismos, subraya, también hay destacada presencia de españoles, pioneros en el sector de las renovables. Han logrado equilibrar ingresos y gastos en 2015. Desde entonces, la facturación y el beneficio no paran de crecer. Ganaron cuatro millones de euros en 2016, seis en 2017 y espera que Univergy cierre este año con un beneficio de entre 10 y 15 millones de euros.

Estas cifras le permiten ampliar sus miras a nivel global y regresar al mercado español que considera "se ha recuperado mucho más rápido de lo esperado". Está entrando en Francia, Holanda, México, Colombia, Argentina, Corea del Sur o Togo, en África, por lo que pese a su origen hispano-japonés ya tiene una presencia global.

Acaba de fichar una responsable de recursos humanos. La plantilla supera los 100 trabajadores en la actualidad. "Es una mezcla muy complementaria contar con ingenieros japoneses y españoles, unos más metódicos y analíticos y otros más capaces de improvisar y atrevidos", sostiene Blanco.

En tres años lograron equilibrar gastos e ingresos y desde entonces tanto la facturación como el beneficio han ido creciendo de manera sostenida

Además de toda la parte de promoción, la compañía está centrada en I+D con proyectos de bombeo solar o una 'jointventure' que han formalizado para el desarrollo de aerogeneradores flotantes. Estos les posicionan en muchos mercados donde no existe plataforma marina. Una gran parte de estos proyectos se llevan a cabo desde Albacete, donde está su centro tecnológico.

No es de extrañar que, con el carácter global de la compañía, Ignacio Blanco viva entre aviones y aeropuertos. La distancia entre Japón y España obliga a tener un fuerte coste en desplazamientos de avión. Una curiosidad: contrata una tarifa plana con su aerolínea que puede utilizar libremente en periodos de seis meses pero que solo le permite ir en sentido este a oeste. "No es un problema porque así aprovechamos para ver los proyectos que tenemos en América".

Ahora su reto es entrar en países más complicados como Estados Unidos y China, así como ir adquiriendo el músculo financiero necesario que les permita quedarse como socios minoritarios en los proyectos que promueven. Desafíos y retos globales para un empresario que empezó iluminando bodegas en su Palencia natal, de la que aún mantiene cierto acento.

El caso de Ignacio Blanco es un claro paradigma de ese proverbio chino que dice que en toda crisis hay una oportunidad. Le pilló de lleno el parón de las renovables en España, cuando se decretó la moratoria verde que auguraba una travesía del desierto en el sector, con lo que aprovechó otra crisis energética, la que provocó la central nuclear de Fukushima, para lanzarse a la aventura renovable en el país del sol naciente.

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