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Caso Popular: las confesiones de Saracho, Ron y Guindos con los perros de La Florida
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un año después del incendiario discurso

Caso Popular: las confesiones de Saracho, Ron y Guindos con los perros de La Florida

Los tres tratan de lavarse las manos de la mayor quiebra bancaria de España, mientras otras fuentes indican conocer grabaciones que comprometen la exculpación de responsabilidades

Foto: Ángel Ron, De Guindos y Emilio Saracho. (EC)
Ángel Ron, De Guindos y Emilio Saracho. (EC)

El pasado martes hizo un año que Emilio Saracho pronunció, en su primera y última junta como presidente de Banco Popular, el discurso en el que reconocía que la entidad tenía "tiempo, pero no mucho" para "atacar las dificultades de una vez por todas, sin excusas y sin sentimentalismos". Un diagnóstico de la situación crítica por la que pasaba la institución financiera al admitir sin miramientos que "estamos abocados a aumentar capital para seguir adelante", para seguir vivos.

La homilía de aquel lunes 10 de abril para sus más de 300.000 pequeños accionistas la preparó durante el fin de semana. A la carrera, sin asesor de comunicación con el que sopesar el potencial impacto de su alocución —el anterior director de comunicación había salido y el nuevo había pospuesto su llegada hasta el puente del 15 de mayo—, el banquero solo consultó el domingo por la tarde con un par de conocidos si sus palabras llevaban demasiada dinamita. Saracho, un 'businessman' de vocabulario arrabalero, dada su tendencia incontenible a soltar tacos, apenas retocó el 'speech', salvo para dejar una puerta abierta a la esperanza, como era su obligación.

Ángel Ron y Guindos mantuvieron conversaciones telefónicas antes y después de la caída del Popular, de la que el ministro estaba informado hora a hora

La reacción del mercado fue obvia. La cotización se hundió un 9,6%, un efecto que algunos accionistas de primera filan consideran que fue premeditado y que provocó la intervención del entonces ministro de Economía. Luis de Guindos, ante el maremoto de su colega de banca de inversión, cogió el teléfono y llamó a Ángel Ron, el predecesor de Saracho, para conocer su impresión. La conversión fue larga, cerca de 30 minutos, en las que el hombre que había levantado las alfombras del sector financiero en España, tomó nota de las apreciaciones del anterior presidente. Dicen que este le confesó algunas de las conversaciones privadas que tuvo con Saracho entre el anuncio de su llegada —diciembre de 2016— y la toma efectiva del cargo (febrero de 2017), para concluir que su hoja de ruta era tirar la acción para ponerla barata y vender la entidad al mejor postor.

Curiosamente, el ya exministro se pronunció una semana más tarde sobre lo ocurrido. Listo como el hambre, se cubrió las espaldas al asegurar que "me dicen que el Popular no tiene ni problemas de solvencia ni de liquidez". ¿Quién se lo dijo? ¿Con quién se lavaba las manos por si acaso? Con el Banco de España: "El Gobierno y el Ministerio de Economía no tienen inspectores, los tiene el supervisor y es el que analiza la situación". El mismo patrón que en Bankia, es decir, la culpa fue del empedrado.

Foto:  El ministro de Economía, Luis de Guindos, durante el Pleno del Congreso del pasado 15 de febrero. (EFE)

Un año más tarde, Saracho va confesando que se equivocó en la acidez de sus palabras, que debía haber atemperado el mensaje y que aquello dio lugar a una estampida que ya nadie fue capaz de parar. Dedica su tiempo a preparar su defensa, cuidar su delicada salud con visitas permanentes a Estados Unidos y dejarse ver por los mejores restaurantes de Madrid y campos de golf sin el mayor rubor. Sigue con su sonrisa permanente, pero menos. Ron anda en lo mismo, esperando a que el juez acabe la instrucción, mientras Guindos ha volado a Fráncfort en busca de la gloria que da la vicepresidencia del Banco Central Europeo (BCE).

Sin embargo, pese a la distinta forma de ver el 'caso Popular' de cada uno de ellos, los tres se ven o se divisan más de la cuenta. Especialmente, porque viven al lado, en la lujosa urbanización de La Florida, en la carretera de la Coruña, muy cerquita del Hipódromo de la Zarzuela, un bosque urbanizado, a la espalda del Palacio de la Zarzuela. Son vecinos y a veces coinciden paseando a los perros. Es el caso de Ron, al que de cuando en cuando le aparcan los canes de sus hijos, y del exministro. Y esos paseos informales, ya relajados, han dado para mucho. Cuentan fuentes próximas a los protagonistas que las confidencias son muy elocuentes porque uno y otro quieren limpiar su nombre, en el caso de los dos primeros, y no verse manchado, en el caso del segundo.

Grabaciones que comprometen a De Guindos

Pero otras fuentes aseguran que hay grabaciones que comprometen mucho a De Guindos, que ahora están en el cajón y que el dueño de los audios podría sacar a la luz cuando el juez Andreu llame a declarar a los afectados. Testimonios que contradicen eso de que "el Popular no tiene ningún problema de solvencia y liquidez" mientras numerosas administraciones y empresas públicas retiraban cientos de millones del banco por seguridad. Esa es la gran preocupación del flamante vicepresidente del BCE, que antes de intervenir en el Congreso en octubre para explicar la actuación del Gobierno, volvió a hablar por teléfono con Ron para cambiar impresiones. Su objetivo era dejar claro que la retirada de 7.000 millones de dinero público no tenía nada que ver con él, que eran decisiones autónomas de las instituciones y que no provocaron, por tanto, la quiebra del Popular. Es decir, que no hubo información privilegiada, el mayor delito de los mercados de valores.

Se asegura que hay grabaciones que comprometen al flamante vicepresidente del BCE, preocupado de que le acusen de información privilegiada

Sin embargo, De Guindos estaba perfectamente informado de todo pese a que en sus intervenciones públicas se cubría con eso de "me cuentan". Hasta el punto de que pocos días antes del suceso, el 7 de junio, Saracho le llamó y le dijo que "ministro, tienes un problema. Si esto cae, hay 30.000 millones en depósitos sin cubrir y 36.000 de los que se tiene que hacer cargo el FGD", el fondo del Estado y de la banca que cubre los ahorros de los particulares hasta 100.000 euros. Una bomba de relojería para el Gobierno, incapaz aún de explicar cómo recuperará los 22.400 millones de Bankia y los otros 40.000 de Catalunya Caixa, CAM y Novagalicia, entre otras. El que fuera presidente de Lehman en España y ejecutivo de Pricewaterhouse, el auditor del Popular, escuchó la advertencia/amenaza del ex de JP Morgan y actuó.

"El problema lo vas a tener tú", se dijo para sí mismo antes de pasar el fin de semana en Chantilly, Virginia, Estados Unidos, en compañía de Ana Botín en la reunión anual del elitista Club Bilderberg. La resolución ya es de todos conocida, pero el futuro puede deparar sorpresas si las citadas grabaciones de los vecinos de La Florida salen a la luz. El problema puede ser incluso de todos.

El pasado martes hizo un año que Emilio Saracho pronunció, en su primera y última junta como presidente de Banco Popular, el discurso en el que reconocía que la entidad tenía "tiempo, pero no mucho" para "atacar las dificultades de una vez por todas, sin excusas y sin sentimentalismos". Un diagnóstico de la situación crítica por la que pasaba la institución financiera al admitir sin miramientos que "estamos abocados a aumentar capital para seguir adelante", para seguir vivos.

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