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Santander quiere recuperar las tarjetas y los cajeros del Popular antes de vender WiZink
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romperá las alianzas con värde y crédit mutuel

Santander quiere recuperar las tarjetas y los cajeros del Popular antes de vender WiZink

La prioridad del Santander es deshacer las alianzas del Popular para recuperar las tarjetas emitidas por el banco y su red de cajeros. De la solución dependerá la venta de WiZink

Foto: Cajero automático en una oficina del Popular. (Reuters)
Cajero automático en una oficina del Popular. (Reuters)

La integración del Banco Popular por parte del Banco Santander tiene ahora mismo tres frentes abiertos: el ERE de 1.100 trabajadores, que ya está prácticamente cerrado; la negociación con Allianz para romper el acuerdo en seguros sin indemnizar al gigante alemán, y una compleja operación por la que el Santander quiere recuperar las tarjetas emitidas por el Popular, así como su red de cajeros, porque los considera negocios estratégicos. El problema es que las dos cosas son propiedad de sociedades conjuntas con Värde y Crédit Mutuel, respectivamente. Y, además, las tarjetas están dentro de WiZink junto a las provenientes de Citi y Barclays.

Estas alianzas provienen de la era de Ángel Ron al frente del Popular, como una vía de obtener ingresos con la venta del 50% de todos estos negocios, aunque conservaba el otro 50% para mantener esa parte de los ingresos futuros. En concreto, WiZink fue la consecuencia de fusionar el negocio de tarjetas del propio Popular (unos tres millones de unidades) con las que adquirió de Citi, primero, y de Barclays, después. Posteriormente vendió el 51% de la nueva firma a Värde, su socio en Aliseda.

placeholder Entrada del WiZink Center (antiguo Palacio de los Deportes) en Madrid. (EFE)
Entrada del WiZink Center (antiguo Palacio de los Deportes) en Madrid. (EFE)

Emilio Saracho intentó vender esta firma en los últimos meses del banco para reducir el importe de la ampliación de capital que necesitaba si —como ocurrió— no lograba que nadie pujara por el Popular. Pero su estructura hacía que el único comprador viable fuera Värde, y este hizo una oferta muy baja.

Volver a partir WiZink en dos

Ahora, el Santander ha cambiado esta estrategia. En vez de vender WiZink entero, quiere volver a segregar las tarjetas procedentes del Popular y quedarse con ellas, como adelantó El Confidencial. El banco que preside Ana Botín quiere tener un control absoluto sobre esta actividad, que desea fusionar con las tarjetas del propio Santander, puesto que se trata de una de las principales vías de fidelización de los clientes (y de ingresos: las comisiones de las tarjetas son el principal beneficio para la entidad de la Cuenta 1, 2, 3).

Por el contrario, las tarjetas 'revolving' procedentes de Citi y Barclays tienen mucho menos interés para el banco. No se trata de clientes que quiera conservar, a diferencia de los del Popular, y este negocio es mucho menos atractivo: los créditos concedidos a tarjetas con altos tipos de interés son muy minoritarios en España, a diferencia de en los países anglosajones, y tienen unas tasas de morosidad muy elevadas. Ahora bien, fuentes conocedoras de la situación reconocen que todas las salidas son posibles: que Värde se quede con estas tarjetas, que se vendan a un tercero o incluso que se las quede el Santander dentro de su unidad Consumer Finance. Dependerá de la fórmula que se adopte para recuperar las del Popular, que es la prioridad absoluta.

Foto: Sede central de Allianz en Múnich. (Reuters)

Recomprar los cajeros a Crédit Mutuel

Lo mismo ocurre con los cajeros. En este caso, son propiedad de una sociedad conjunta con Crédit Mutuel, el histórico socio francés del Popular cuyo cambio de bando propició (junto al de Allianz) la caída de Ron y que salió del consejo el día antes de la resolución del Popular. Esta estructura ha provocado la curiosa situación actual, en la que los clientes del Popular tienen acceso gratuito a todos los cajeros del Santander, mientras que los de este no pueden utilizar los del Popular sin pagar comisión.

De nuevo, Botín considera indispensable recuperar la propiedad de esta red de unos 2.400 terminales de cara a la integración total de las oficinas del Popular y las del Santander prevista para 2019. Por ello, también está embarcada en una negociación con la entidad francesa. A diferencia de las tarjetas, en este caso no hay una moneda de cambio, pero las fuentes advierten de que la disolución de la alianza no tiene por qué conllevar necesariamente un pago en metálico; ambos bancos pueden encontrar negocios conjuntos que les interesen, como en el caso del acuerdo con Allianz. Algo que nunca consiguió el Popular cuando era independiente.

La integración del Banco Popular por parte del Banco Santander tiene ahora mismo tres frentes abiertos: el ERE de 1.100 trabajadores, que ya está prácticamente cerrado; la negociación con Allianz para romper el acuerdo en seguros sin indemnizar al gigante alemán, y una compleja operación por la que el Santander quiere recuperar las tarjetas emitidas por el Popular, así como su red de cajeros, porque los considera negocios estratégicos. El problema es que las dos cosas son propiedad de sociedades conjuntas con Värde y Crédit Mutuel, respectivamente. Y, además, las tarjetas están dentro de WiZink junto a las provenientes de Citi y Barclays.

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