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El agujero del satélite espía Paz que lleva de cabeza a Defensa y a Hispasat
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las pérdidas del proyecto estrella de defensa

El agujero del satélite espía Paz que lleva de cabeza a Defensa y a Hispasat

En poco más de una semana, el Gobierno pondrá en órbita uno de sus proyectos estrella para la seguridad del país que ha supuesto graves pérdidas a varias empresas privadas

Foto: El satélite Paz.
El satélite Paz.

Si no hay cambio de planes, el próximo 30 de enero, España pondrá en órbita Paz, un satélite de observación que dará al país autonomía estratégica en asuntos militares y seguridad. Hisdesat, empresa participada por Hispasat y el Ministerio de Defensa, lanzará con más de cinco años de retraso un proyecto que ha sufrido pérdidas de más de 50 millones de euros, un tercio del presupuesto del proyecto. Un roto que ha golpeado los beneficios de la compañía participada por Abertis y que el Gobierno quiere recomprar a través de Red Eléctrica.

Paz fue concedido por José Antonio Alonso y Joan Clos, ministros de Defensa e Industria, respectivamente, en la primera legislatura de José Luís Rodríguez Zapatero. En julio 2007, ambos ministerios aprobaron una inversión conjunta de 320 millones de euros para mejorar la seguridad de España desde el espacio. El plan era lanzar dos satélites, uno de ellos de observación o espía, al que se le puso nombre de mujer por aquello de la igualdad de género, según declaró la secretaria de Estado de Defensa, Soledad López. El objetivo era que estuviese operativo antes de finalizar el segundo mandato del líder socialista, antes de 2012.

¿A qué se deben los sobrecostes? Según Hispasat, a los incumplimientos de Kosmotras, una compañía rusa que fue contratada para su puesta en marcha

Pero, lejos de estar en órbita para la fecha prevista, el proyecto sufrió numerosos retrasos. Tantos, que primero se pospuso a 2015, después a 2016, posteriormente a 2017, hasta la nueva fecha definitiva. Una demora que ha llevado a Hisdesat, de la que Hispasat controla el 43% y Defensa, el 30%, a reconocer un deterioro en sus cuentas consolidadas. Unas pérdidas de más de 50 millones de euros derivado de "una serie de sobrecostes asociados al lanzamiento y a contratos de puesta en disposición". El coste inicial del proyecto, financiado con un crédito del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, se estimó en 135 millones, que después pasaron a 160 y ahora ya no se sabe bien.

¿A qué se deben estos sobrecostes? Según Hispasat, a los incumplimientos de Kosmotras, una compañía rusa que fue contratada para la puesta en marcha de Paz. Pero el Kremlin se negó a facilitar el uso del cohete Dniéper cuando estalló la guerra entre Rusia y Ucrania que acabó con la anexión de Crimea. Tras varios intentos fallidos de negociación, Defensa rompió con Moscú e incluso presentó una demanda a finales de 2016 para intentar recuperar los 15,30 millones de euros que había pagado como anticipo a la compañía rusa. Pero en el Ministerio que dirige ahora María Dolores de Cospedal son poco optimistas con ganar el pleito porque reconocen que la "probabilidad de éxito del proceso es inferior al 90%".

placeholder La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. (EFE)
La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. (EFE)

Después del choque con la administración de Vladimir Putin, Hisdesat seleccionó a la compañía estadounidense Space X para lanzar por fin Paz al espacio desde la base aérea de Vandenberg (California, Estados Unidos). Su puesta en órbita obligará, no obstante, a cuantificar las pérdidas de un proyecto estratégico para España cuyo coste se ha ido incrementando año tras año y que ha erosionado las cuentas de esta filial de Hispasat, de la matriz, de Airbus (dueña del 15%), Indra (7%) y Sener (5%). Estas tres últimas han participado en su fabricación.

De hecho, Hisdesat ya reconoció en 2016 unas pérdidas de 55,3 millones de euros, frente a un beneficio de 22,4 millones en 2015. Estos números rojos obligaron a Hispasat, presidida por Elena Pisonero, a apuntarse un deterioro de 41,9 millones, que redujo su resultado en un 58,53%, hasta los 26,76 millones, frente a los 62,63 millones del año precedente. La consecuencia es que Hispasat, controlada por Abertis y bajo el radar de compra de Red Eléctrica, cuyo principal accionista es el Estado español, acabó 2016 con un fondo de maniobra negativo de 64,31 millones.

Derrumbe bursátil

No es el único dolor de cabeza para Hispasat derivado de Hisdesat. Porque, además, esta compañía es el principal accionista de otra canadiense que cotiza en bolsa y cuyo valor se ha derrumbado. Se trata de exactEarth, dedicada al control del tráfico marítimo a través de satélites y de la que la española es propietaria del 27%. Desde que empezó a cambiarse en la Bolsa de Toronto hace ahora dos años, exactEarth ha perdido dos tercios de su capitalización. Esta fuerte caída ha obligado a hacer un reconocimiento en cadena de las minusvalías e incluso a aportar capital a través de una ampliación.

Paz fue concedido por José Antonio Alonso y Joan Clos, ministros de Defensa e Industria, en la primera legislatura de José Luís Rodríguez Zapatero

Para rematar el dibujo, Hisdesat tiene abierta una inspección fiscal por la que el Ministerio de Hacienda le reclama 4,67 millones de euros por el Impuesto de Sociedades para los ejercicios 2013 y 2014 por las deducciones de I+D del famoso satélite. Una reclamación que ha obligado a la compañía a regularizar su situación con una provisión de 3,36 millones y a dar de baja un crédito fiscal de 5,88 millones.

Por tanto, Paz, el proyecto estrella para la seguridad española, se irá al espacio en poco más de una semana habiendo dejado en la Tierra muchos dolores de cabeza.

Si no hay cambio de planes, el próximo 30 de enero, España pondrá en órbita Paz, un satélite de observación que dará al país autonomía estratégica en asuntos militares y seguridad. Hisdesat, empresa participada por Hispasat y el Ministerio de Defensa, lanzará con más de cinco años de retraso un proyecto que ha sufrido pérdidas de más de 50 millones de euros, un tercio del presupuesto del proyecto. Un roto que ha golpeado los beneficios de la compañía participada por Abertis y que el Gobierno quiere recomprar a través de Red Eléctrica.

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